martes, 4 de febrero de 2014

“LA SEXUALIDAD DEL CEREBRO"


Ponencia presentada por Mª Rosa el pasado sábado día  1 de febrero




Voy a intentar plantear que se sabe de nuestro cerebro. He recurrido a un par de libros que me parecen interesantes, para explicar el tema con desenfado.
Es cierto que reina una gran confusión, ya que en algunos artículos utilizan las diferencias en el cerebro, para hacer prevalecer una supuesta superioridad de un sexo sobre otro.
En cualquier caso consideremos lo que significa ser macho o hembra, hombre o mujer, discutir si el sexo esta determinado por la genética, la anatomía o la conducta.
Más difícil es aún dilucidar lo que determina la atracción o la identidad sexual.
¿Porque nos sentimos atraídos por el sexo opuesto? ¿O por el mismo sexo? ¿Que es lo que determina que nos sintamos hombre o mujer? ¿Esta esto determinado por experiencias de la niñez? ¿Por la influencia de otras personas? ¿O por la estructura cerebral?

Si aceptamos que toda conducta tiene que tener una base neurobiológica cerebral, entonces esta claro que los sexos tienen que diferenciarse, como lo hacen en innumerables especies animales, no solo genéticamente o por los caracteres sexuales primarios y secundarios, sino también por sus conductas, y por tanto, por su estructura cerebral.
Nuestro cerebro es producto de la evolución y no ha cambiado mucho desde que el primer Homo Sapiens moderno pobló la tierra hace unos 50.000 años. Es de suponer que ese cerebro y sus facultades respondían a ciertas demandas del entorno, y que las diferencias en el cerebro por el sexo se debían a la división del trabajo en aquellos tiempos remotos.
Anne Moh, especialista en genética y David Fessel han escrito un libro dedicado  al tema que hoy nos ocupa en el cual hay un párrafo que dice:
“Mantener que el hombre y la mujer son los mismos en aptitudes, habilidades o conductas es construir una sociedad basada la mentira biológica y científica”




Aparte de los genitales internos y externos, la región más importante por lo que respecta a la diferenciación sexual es el cerebro.
Por lo tanto, es evidente que las hormonas, que son diferentes en el hombre y en la mujer, al interaccionar con receptores que existen para ellas en el cerebro, son las causantes de estas diferencias.
Poner orden en toda esta maraña de datos no es tarea fácil, por lo que, empezare por las cuestiones más sencillas.
Hay que aclarar que las palabras sexo y genero que son prácticamente sinónimos en ingles, no lo son en castellano.
El sexo es una categoría biológica y el genero una categoría gramatical. En la Conferencia Mundial de Pekín sobre la mujer, hace algunos años, se aclaró la diferencia entre los dos vocablos diciendo que sexo describía las diferencias biológicas entre hombres y mujeres, mientras que genero se aplicaría para describir el distinto comportamiento de hombres y mujeres en la sociedad, según las condiciones de educación, cultura, familia, etc.

Nuestro cráneo, tiene una capacidad limitada, y las neuronas disponibles deben reciclarse, por decirlo de alguna manera; para atender las misiones y habilidades más urgentes y criticas. Es natural e inevitable que cada actividad o situación vital que se repite a lo largo de cientos de años, introduzca un reacondicionamiento genético, además de educativo.
Todo lo relativo a la igualdad es un tema  que toca solo el costado político de la historia social, lo que se reclama como “iguales”, son los derechos y las oportunidades, no los sexos.
No existe en ningún caso superioridad o inferioridad entre hombres y mujeres, simplemente diferencias en las respuestas, en el tipo de procesamiento y en las áreas del cerebro que se activan ante una determinada actividad.
El cerebro del hombre tiene un 4% más de neuronas y pesa unos 100 g más, pero el de la mujer tiene mayor número de conexiones, es decir, mayor capacidad de pensar desde el punto de vista del otro, que es el enfoque cognitivo, o para experimentar los sentimientos del otro, que es el enfoque emocional.
La pregunta es: ¿Se nace con las diferencias o se hacen?
Nacemos con cerebros distintos, pero el cerebro humano es muy inmaduro al nacer y no termina de madurar hasta años más tarde, de modo que las condiciones ambientales también nos hacen diferentes.



Diferencias genéticas, hormonales y ambientales  son igual de importantes.
Tenemos dos cerebros, es decir, dos hemisferios, uno izquierdo, para sumar y restar, elaborar estrategias, aprender calculo diferencial, y otro derecho para entender una pintura, disfrutar de una música, para percibir el espacio y el mensaje que nos da un recinto.
Ambos están unidos por un gran conjunto de células nerviosas conocido como cuerpo calloso.
La conexión entre ambos garantiza que sea posible realizar funciones simultáneamente con ambos lados.

Si bien somos genéticamente diferentes, las mujeres tienen los cromosomas XX y los hombres el XY, todos tenemos desde la concepción y hasta las ocho semanas de vida fetal circuitos cerebrales del tipo femenino.
Después de la octava semana los diminutos testículos del feto masculino empiezan a liberar enormes cantidades de testosterona con la que se impregna el tejido cerebral, trasformando así los circuitos de femeninos a masculinos.
 De esta manera, por ejemplo, el centro cerebral, que es como se denomina la zona del impulso sexual, dobla su tamaño en el cerebro masculino.

Al nacer, los cerebros femeninos y masculinos ya tienen zonas de diferente tamaño, debido a que el cerebro femenino no ha sido expuesto a la tostesterona.
Funcionamos a distintas velocidades de procesamiento de la información en el cerebro.
Hay muchas teorías en cuanto a que sexo es más inteligente. En el estudio de Vanderblif, los investigadores no pudieron identificar diferencias importantes en la inteligencia general entre hombres y mujeres, en ningún grupo de edad.
Lo que estos estudios nos demuestran es que las diferencias entre sexos, no son simplemente la diferencia en los cromosomas.
Elo dimorfismo o diferencia que caracteriza nuestra especie va mucho más lejos de la concepción que tenemos acerca de la sexualidad humana.



Frente al estrés, hombres y mujeres reaccionan de forma diferente, mientras que ellos salen a correr o airearse por su cuenta, las mujeres prefieren dar un paseo en compañía.
Según el investigador Lany Cahill, catedrático de la Universidad de California, la respuesta está en la “amígdala”, la parte del cerebro asociada a las reacciones ante la tensión y el nerviosismo.
Tras años de investigación Cahill llegó a la conclusión de que en situaciones de estrés en los hombres, se activa más el lado derecho, vinculado a la furia, y en las mujeres el izquierdo, donde se controlan las emociones y la conciencia de uno mismo.
También la percepción del dolor y la reacción ante el, varían del hombre a la mujer, aunque popularmente en el imaginario femenino, siempre se ha tendido a pensar, que las mujeres son más duras frente al dolor.



No en vano, la mayor parte de los enfermos afectados de dolor crónico, son mujeres, además de ser el doble que los hombres que sufren migrañas.
Hemos evolucionado para complementarnos y “encajar. Por tanto creo que esas diferencias cerebrales deberían unir más que separar a ambos sexos y no diferenciarnos con machismos y feminismos trasnochados, rancios y absurdos, ya que somos piezas del mismo puzzle, con cientos de miles de años d existencia y constante perfeccionamiento, aunque en ocasiones nos empeñemos en que parezca lo contrario.

Mª Rosa


2 comentarios:

  1. No entiendo el enlace.
    ¿ que tiene que ver con el tema?
    Aparte de que...., como historieta me parece muy bien, pero me gustaría tener más opiniones.
    Pienso que mucha gente va "solamente" para ayudar y cooperar, no en busca de "mangueras"
    En fin la opinión es libre , pero eso me suena un poco a la novela "Delicias Turcas", pero con otro final, novela al fin ...

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    1. Creo que quien escribió el comentario , se equivocó de blog , porqué no encuentro nada que pueda aportar una opinión sobre el cerebro.Pero vale , agracedida igual por entrar siempre se agradace.
      .MªRosa

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