Salvo que
estemos aquejados de alguna patología fono-auditiva congénita (sordomudez)
todos acabamos hablando.
La voz es
nuestro envoltorio sonoro, fisiológicamente, emerge desde lo más profundo de
nuestro cuerpo, depende de los músculos abdominales, laringe, paladar, lengua,
dientes, labios y fosas nasales.
De una
forma poética Platón la definió “como el impacto del aire que llega por los
oídos al alma”.
La voz es
personal desde la ciencia foniátrica puede ser considerada de tono alto, medio
o baja. Al gravarla, nos resulta difícil reconocerla, porque ha pasado por el
filtro de la técnica.
A los
locutores de radio los reconocemos por la voz, conocerlos físicamente, puede
decepcionarnos.
La voz es
el soporte de las palabras, en ella imprimimos el grado de los efectos, el paso
de las ideas y el color de las emociones.
En la
tristeza y la angustia la voz se rompe, sale entrecortada, en la cólera grita,
y en la alegría, se muestra cantarina.
Nuestro
tono de voz, siempre imparte unos tonos demasiados altos o demasiado bajos,
cansan al oyente los primeros, porque lo excitan demasiado y los segundos por
que tienen que prestar demasiada atención auditiva.
Hemos de
tener en cuenta que la voz, es nuestra música de fondo, tanto en la vida
privada como en la pública.
UN POCO DE
HISTORIA
El arte del
discurso, forma parte de las asignaturas básicas en la pedagogía griega. Tan
importante como las matemáticas o la geometría. La prosa política nombrada por
tribunos y oradores.
De cómo que
muchos de los intelectuales, y filólogos se entretenían en dialécticas
complejas, tanto dentro de las Academias como en la calle, compitiendo con
argumentos diversas sobre política, filosofía u otras cuestiones vitales.
Existían
oradores, que expresaban el discurso en una coherencia de dicción, y forma,
léxico excelente (estético) y fondo (contenido ético) conseguir estas tres
cosas constituía el máximo de la excelencia.
Los
sofistas, fueron derivando hacia la Retórica un falseado podría ser bellamente
dicho.
La hija de
la retórica fue la Demagogia basada en que era necesaria que fuera fácilmente
creída con el arte de la persuasión o la manipulación.
Ya en la
edad media avanzada la iglesia católica como dueña de haciendas y conciencias
introdujo el modo de pronunciar sermones (la homieletica) que fue como una
incipiente ciencia de la comunicación.
En los
contenidos, desde el púlpito se daba un poco de cal y otro de arena, con el fin
de controlar a los feligreses.
Los
sermones, eran una mezcla de promesas celestiales para los buenos y castigos
infernales para los malos, y para los dudosos, Purgatorio.
Parece que
Jesucristo, sin tener preparación académica, gracias a la utilización de
parábolas y micro relatos, practico una oratoria convincente, muy acorde a los
públicos no alfabetizados de su tiempo.
Es el
disimulo político, tanto en el pasado como en el presente influyen los
contextos históricos en los momentos críticos, el líder carismático, enciende a
las masas con promesas para el futuro o aniquilación del adversario, y sin son
crisis económicas, echarle la culpa a alguien y esperanzas de mejoras (tipo
brotes verdes) y la demagogia, es utilizada tanto por los que están en el poder
como los que aspiran a alcanzarlo.
La
demagogia, últimamente está muy desprestigiada, porque los públicos, quieren
encontrar en las palabras, las cosas tal cual son y no su disfraz.
¿Qué es
hablar?
Básicamente
es emitir sonidos articulados, en un idioma codificado culturalmente, lo que
decimos ha de tener un claro significado para el oyente.
Él bebe al
principio no conoce el significado de las palabras las aprende por imitación,
al oírlos poco a poco van adquiriendo una particular competencia lingüística.
La
asignatura de gramática siempre nos ha parecido aburrida, pero es la base, para
que con una buena construcción verbal de frases nuestra mente, se acostumbre a
un pensamiento eficaz.
Pensar bien
y hablar bien, está directamente entrelazado todo ello, ha de crear hábito, sin
perder la espontaneidad.
Mezclando
la discreción con el atrevimiento, que la argumentación no se desborde o se
quede frenada o bloqueada.
Se dice de
una persona que tiene competencia lingüística, si practica una fluidez verbal,
ajustada en tiempo, y adecuada a la situación o circunstancia, tiene capacidad
de síntesis, y lo que es más importante consigue captar la atención del oyente
u oyentes.
Famosa es
la frase de Julio Cesar, Llegue, Vi y Vencí, no utilizo circunloquios verbales
y es fácilmente compresible.
No es lo
mismo, hablar entre 2 personas (dialogo) que entre 3 (deliberando, hablando y
escuchando) o en una tertulia que hemos de esperar el turno de palabra.
En una
conferencia hablar a una cantidad indeterminada de personas, por lo que el
discurso ha de estar muy estructurado en una distribución ordenada de ideas
expresadas en un vocabulario amplio y comprensible.
CONCLUSIÓN
Hablar es
expresar necesidades, afectos, razones y emociones, las palabras son como los
espermatozoides, persiguen el óvulo fecundándolo.
Controlar
la lengua, en sentido metafórico es una disciplina de difícil practica quizás
por ello, hemos de darle tregua a nuestros neurotransmisores, encargados del
habla, y dándoles tiempo para que no le pongan dificultades al pensamiento.
Hemos de
controlar las emociones, el orgullo, las expectativas o el deseo de hacerse
notar.
El querer
pasar siempre desapercibido, exceso de timidez, pánico escénico, pueden
perjudicar nuestras relaciones sociales, si no hablamos nunca, no se nos tendrá
en cuenta.
Nuestra
forma de argumentar puede crear amigos, enemigos e indiferentes.
La
amabilidad acerca y la aspereza separa. Si de algo no sabemos mejor no hablar,
o en último caso plantear preguntas.
Hay que tener en cuenta
que entre el callado y el locuaz hay muchos grados.
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