TEMAS:
1º - Presentado por Teresa sobre un artículo de Quim Monzo en "La Vanguardia".
Yo, yo y yo
La semana pasada Josep Corbella informaba en este diario de
una investigación hecha por psicólogos de la Universidad de Harvard, publicada
en Proceedings.
Según estos psicólogos queda finalmente demostrado lo que hasta ahora no era
más que una hipótesis: que "los humanos están tan dispuestos a revelar
información sobre sí mismos porque les resulta intrínsecamente
gratificante".
Esta demostración se ha conseguido gracias a una serie de
experimentos en los cuales han participado más de dos centenares de personas.
"Se ha registrado la actividad cerebral de los voluntarios con resonancia
magnética. Se ha comparado qué pasaba en su cerebro cuando pensaban en sus
propias creencias, opiniones y tests de personalidad y cuando pensaban en los
de otras personas".
El resultado es que cuando pensaban en ellos mismos se les
activaban las mismas áreas que se activan cuando comes o cuando te dedicas al
sexo, y cuando pensaban en otras personas pues no pasaba nada importante. A
estas pruebas siguieron otras en las que los participantes hablaban de ellos
mismos. La activación de las zonas que se activan cuando comes o te dedicas al
sexo se repitió cuando quien hablaba de él mismo sabía que había quien lo
escuchaba.
Eso explica el comportamiento de algunas personas. Hace muchos años tuve una asistenta que era especialista -en un momento u otro de las horas que pasaba en casa- en preguntarme por mi hijo: "Y tu hijo, ¿cómo está?". Yo empezaba a contestar: "Bien, ahora estud...". Sin tiempo de acabar la tercera palabra de mi respuesta, ya me había cortado, para hablarme de su nieta: "Uy, pues mi Alexia está tremenda. Es un diablillo. ¡Fíjate si es traviesa que el otro día, mientras su hermano comía, le cogió el plato y lo tiró al suelo! Es muy inteligente. Hace dos semanas...". Minutos y minutos para hablar de su Alexia, que era el motivo real por el que me había hecho la pregunta-trampa: "Y tu hijo, ¿cómo está?".
Eso explica el comportamiento de algunas personas. Hace muchos años tuve una asistenta que era especialista -en un momento u otro de las horas que pasaba en casa- en preguntarme por mi hijo: "Y tu hijo, ¿cómo está?". Yo empezaba a contestar: "Bien, ahora estud...". Sin tiempo de acabar la tercera palabra de mi respuesta, ya me había cortado, para hablarme de su nieta: "Uy, pues mi Alexia está tremenda. Es un diablillo. ¡Fíjate si es traviesa que el otro día, mientras su hermano comía, le cogió el plato y lo tiró al suelo! Es muy inteligente. Hace dos semanas...". Minutos y minutos para hablar de su Alexia, que era el motivo real por el que me había hecho la pregunta-trampa: "Y tu hijo, ¿cómo está?".
Cómo estuviese mi hijo le importaba un pito: lo que de
verdad quería era hablar de ella y de su mundo, y su mundo eran las gracias de
su nieta amada. Desde entonces he ido viendo que el mundo está lleno de
personas que te preguntan cosas sobre ti para, sin que hayas tenido tiempo de
pronunciar tres palabras de respuesta, soltarte un monólogo de una hora a lo
largo del cual te explican -con pelos y señales- sus últimas visitas al médico,
las buenas notas de sus hijos y todos y cada uno de los problemas que tienen
con los contratos de los dependientes de la tienda que regentan.
Gracias a Josep Corbella y a los psicólogos de Harvard,
ahora sé que lo que les pasa es que activan las mismas áreas que activan cuando
se dedican a comer o al sexo, de forma que la próxima vez que me suelten uno de
esos monólogos, cuando acaben el rollo sacaré la cajetilla de tabaco y les
invitaré: "¿Qué? ¿Ya te has corrido bastante? ¿Quieres un
cigarrillo?".
Se debatió
sobre, el egoísmo de ciertas personas que cuentan sus historias a los demás sin
escuchar al interlocutor.
2º - Presentado por Olga sobre un relato propio
A continuación
Olga, leyó un relato propio sobre un hijo que después de abandonar su casa, al
cabo de 4 años decide pedir perdón a sus padres y regresar al hogar.
Para
ello, manda un pañuelo blanco con una carta, pidiendo que si están dispuestos a
perdonarle lo cuelguen en cierto árbol, para que sepa que será bienvenido.
Al
acercarse al árbol, ve que esta esta lleno de pañuelos blancos en todas sus
ramas.
NOTA: En el momento que disponga
del relato, será incorporado al blog en lugar de mi resumen.
Se debatió
sobre el perdón, la reconciliación y si es positivo o no el acto del perdón.
Los que lo deseen, pueden dar su
opinión respecto a los dos temas en el cajetín inferior.
Todas las opiniones
son bienvenidas.
Con respecto al primer tema, dicen que la comunicación consiste en un intercambio de impresiones entre dos o más personas, pero la realidad nos demuestra que siempre hay uno que se toma la palabra como arma, para descargarse de sus sentimientos, mientras los demás no tienen más remedio que escuchar. Quizá es un acto egoísta, pero si tenemos en cuenta que en general somos todos bastante egocéntricos, comprenderíamos un poco más en qué consiste la comunicación. Comprendo que es cargante para la persona que escucha, pero así van los tiros, porque entrar en el discurso con la persona que lo hace, en que se está pasando es entrar en un bucle en el que no hay salida. Lo normal, es que los dos vayan intercalando impresiones, aunque el uno no escuche al otro, y así las dos partes quedan compensadas. Es decir, que cada uno vaya a su bola, aunque digo normal por llamarlo de alguna forma, porque tampoco es normal que no se presten atención los comunicantes.
ResponderEliminarSobre el tema del perdón, decir, que no siempre está en nuestra mano el perdonar, porque hay situaciones en que se hace imposible perdonar aunque sea a un hijo. No hace mucho salió en TV un caso de una familia de cuatro hijos, el mayor de los cuales estaba estaba el Tailandia con una condena de 20 años por asuntos de drogas, y la madre creía en la inocencia del hijo, y quería vender el piso en común para poder tener dinero para conseguir sacar a su hijo de la cárcel. El padre, en cambio, no creía en la inocencia, y no estaba dispuesto a dejar a sus otros tres hijos sin nada para salvar a uno.
ResponderEliminarEs un situación cruel y difícil, pero en la que se hace imprescindible tomar una decisión.
¡Salud!