martes, 29 de mayo de 2012

TEMA LIBRE SOBRE ARTÍCULOS DE ACTUALIDAD

Tertulia del domingo día 27 de Mayo del 2012

TEMAS:

  1º - Presentado por Teresa sobre un artículo de Quim Monzo en "La Vanguardia".

 Yo, yo y yo


La semana pasada Josep Corbella informaba en este diario de una investigación hecha por psicólogos de la Universidad de Harvard, publicada en Proceedings. Según estos psicólogos queda finalmente demostrado lo que hasta ahora no era más que una hipótesis: que "los humanos están tan dispuestos a revelar información sobre sí mismos porque les resulta intrínsecamente gratificante".
Esta demostración se ha conseguido gracias a una serie de experimentos en los cuales han participado más de dos centenares de personas. "Se ha registrado la actividad cerebral de los voluntarios con resonancia magnética. Se ha comparado qué pasaba en su cerebro cuando pensaban en sus propias creencias, opiniones y tests de personalidad y cuando pensaban en los de otras personas".
El resultado es que cuando pensaban en ellos mismos se les activaban las mismas áreas que se activan cuando comes o cuando te dedicas al sexo, y cuando pensaban en otras personas pues no pasaba nada importante. A estas pruebas siguieron otras en las que los participantes hablaban de ellos mismos. La activación de las zonas que se activan cuando comes o te dedicas al sexo se repitió cuando quien hablaba de él mismo sabía que había quien lo escuchaba.

Eso explica el comportamiento de algunas personas. Hace muchos años tuve una asistenta que era especialista -en un momento u otro de las horas que pasaba en casa- en preguntarme por mi hijo: "Y tu hijo, ¿cómo está?". Yo empezaba a contestar: "Bien, ahora estud...". Sin tiempo de acabar la tercera palabra de mi respuesta, ya me había cortado, para hablarme de su nieta: "Uy, pues mi Alexia está tremenda. Es un diablillo. ¡Fíjate si es traviesa que el otro día, mientras su hermano comía, le cogió el plato y lo tiró al suelo! Es muy inteligente. Hace dos semanas...". Minutos y minutos para hablar de su Alexia, que era el motivo real por el que me había hecho la pregunta-trampa: "Y tu hijo, ¿cómo está?".
Cómo estuviese mi hijo le importaba un pito: lo que de verdad quería era hablar de ella y de su mundo, y su mundo eran las gracias de su nieta amada. Desde entonces he ido viendo que el mundo está lleno de personas que te preguntan cosas sobre ti para, sin que hayas tenido tiempo de pronunciar tres palabras de respuesta, soltarte un monólogo de una hora a lo largo del cual te explican -con pelos y señales- sus últimas visitas al médico, las buenas notas de sus hijos y todos y cada uno de los problemas que tienen con los contratos de los dependientes de la tienda que regentan.
Gracias a Josep Corbella y a los psicólogos de Harvard, ahora sé que lo que les pasa es que activan las mismas áreas que activan cuando se dedican a comer o al sexo, de forma que la próxima vez que me suelten uno de esos monólogos, cuando acaben el rollo sacaré la cajetilla de tabaco y les invitaré: "¿Qué? ¿Ya te has corrido bastante? ¿Quieres un cigarrillo?".


Se debatió sobre, el egoísmo de ciertas personas que cuentan sus historias a los demás sin escuchar al interlocutor.

2º - Presentado por Olga sobre un relato propio

A continuación Olga, leyó un relato propio sobre un hijo que después de abandonar su casa, al cabo de 4 años decide pedir perdón a sus padres y regresar al hogar.
Para ello, manda un pañuelo blanco con una carta, pidiendo que si están dispuestos a perdonarle lo cuelguen en cierto árbol, para que sepa que será bienvenido.
Al acercarse al árbol, ve que esta esta lleno de pañuelos blancos en todas sus ramas.

NOTA: En el momento que disponga del relato, será incorporado al blog en lugar de mi resumen.

Se debatió sobre el perdón, la reconciliación y si es positivo o no el acto del perdón.

Los que lo deseen, pueden dar su opinión respecto a los dos temas en el cajetín inferior.
Todas las opiniones son bienvenidas.



miércoles, 23 de mayo de 2012

MARIA ROSA MARTÍ-LA SEDUCCIÓN


La seducción
 Ponencia de Mª Rosa del Sabado 19 de Mayo de 2012


Tratare de explicar brevemente de que se trata la seducción. Desde un punto de vista biológico; una visión sobre el cortejo animal y humano, sobre los porqués de la seducción entre varones y hembras. 
Por tratarse de comportamientos, será la “Etologia” (de ethos = costumbres) la rama de la biología llamada a tomar cartas en el asunto.
Comunicarse es uno de los más viejos atributos del cortejo y es común a buena parte de los animales. Desde los sapos de los arroyos, o los ciervos de la sierra, cada vez que macho y hembra inician un cortejo, intercambian señales en un código que conocen ambos, y que por lo general, necesito poco o nada de aprendizaje.
Habitualmente son los machos los que inician el cortejo. Las hembras cumplen un papel más discreto pero no menos importante, estudiar y seleccionar cuidadosamente al macho.
La razón ultima de porque esto tiene que ser así, requiere dar unos pasos atrás.
Por más que los machos exhiban los comportamientos más ostentosos, las hembras son las que deciden, tanto en el mundo animal como en el humano.
Aun en las más diversas culturas, desde las primeras fases de aproximación hasta la realización del logro existe un cúmulo de características comunes, propias del homo sapiens y que se irán explicando.
¿Que papel juegan las feromonas en el “sex-appeal”? Las feromonas son sustancias emparejadas con las hormonas segregadas por glándulas particulares, y que al contrario que las hormonas, son liberadas en el medio externo.
En consecuencias, las feromonas no tienen efecto en el mismo individuo, sino en los demás individuos de la misma especie. Es decir juegan el papel de “desencadenantes químicos”.
En el ser humano, tanto los olores naturales, algunos de los cuales podríamos considerarlos feromonas, como los artificiales contribuyen a aumentar la atracción.
Según el sexólogo Gaston Boero: “El vivir en las ciudades hace que se pierdan los olores humanos tan particulares, y sean sustituidos por perfumes”.
Por otra parte las feromonas son las responsables de lo que llamamos “Cuestión de piel”, que hace que sintamos una especial atracción por determinadas personas, independientemente de otros factores.
Seducción, sensualidad y erotismo son los pilares básicos de nuestra sexualidad. Sexualidad que es mucho más que genitalidad. De hecho muchos problemas sexuales aparecen como consecuencia de alguno de estos factores.
La seducción cabe considerarla como el conjunto de expresiones y manifestaciones de una persona, sus aspectos particulares, psicofísicos y de comportamiento, que surgen de su manera de ser y que se relacionan con su historia y trayectoria vital, y que se traducen en su conjunto, o en algunos aspectos, en atracción de algunas personas frente a ellas.
Es un proceso presente en nuestra vida cotidiana, en cada contacto que establecemos con las demás personas, todas las relaciones humanas, amorosas, laborales, circunstanciales, amistosas, familiares, etc.
La seducción actúa cuando tenemos una entrevista para acceder a un puesto de trabajo, haciendo evidente nuestra capacitación para el mismo; en el momento en que rendimos un examen y queremos mostrarnos seguros y preparados; cuando se habla en público, en una reunión y queremos captar la atención de los demás.
Se trata de un proceso complejo que comporta una inmensa variedad de gamas y cualidades, de intenciones y de objetivos, jugando un papel fundamental en las relaciones personales.
La seducción es un arte, un juego lleno de riesgos y contratiempos, de aventuras y desventuras, de encantos y disfraces.
Con la seducción, la sexualidad entra en una dimensión mucho más amplia y que abarca mucho más que la necesidad de saciar el sexo.
Si bien somos un cuerpo llenos de órganos sensoriales, necesitamos aprender a sentir, vista, oído, olfato gusto y tacto están allí para que los desarrollemos y usemos ¿ Como?. Experimentando, activando nuestros sentidos. Es como si fuéramos analfabetos en el arte de amar, sentir y gozar. Todo esto presupone romper con los viejos tabúes y prohibiciones.
Todas las personas somos seductoras desde que nacemos, unas mas que otras, incluso los bebes son tremendamente seductores. Para seducir hacemos gestos, decimos cosas, nos comportamos de tal o cual manera, conversadores, callados, gestos, etc.
Saber escuchar cuando se percibe que el interlocutor se siente interesado por lo que se esta diciendo, esto se ve como alguien cercano, atento.
Pero si es cierto que la seducción carece de reglas estrictas. No hay formulas para el éxito, por lo tanto debemos huir de supuestas tácticas infalibles, y creer en nuestra capacidad de conseguir lo que deseamos. Ante todo hay que confiar en uno mismo, la inseguridad es el enemigo, cuando aparece, perdemos toda la naturalidad.
Una buena cosa seria el factor sorpresa, jugar con lo imprevisible, y ser capaces de convertir un día típico y rutinario en una velada inolvidable. La seducción es cuestión de imaginación, romper esquemas.
La belleza no es todo. Los pilares de una relación, nunca se sostienen sobre el atractivo físico, el maquillaje, la brillantina y las cremas antiarrugas, no poseen la llave de la correspondencia del otro.
Es nuestro bagaje cultural, nuestra actitud en la conversación y nuestro interés en el dialogo, lo que reforzara los vínculos de una pareja. Una mente seductora es un arma muy sutil y efectiva.
El buen seductor, no solo ofrece su persona, sino que se muestra tal como es, junto con todo el universo que le rodea.
Hasta los años cincuenta la palabra seducción tenía connotaciones religiosas. A su significado de “cautivar”, o “encantar”, se le añadía el de hacer caer en el error o en el pecado, y es que la seducción produce fascinación y miedo, entre otras cosas, por su tradicional paralelismo, según la religión, con el mal.
Seducir, no es lo mismo que atraer, la atraccion es natural, en cambio la seduccion es un arte, necesita, como he dicho antes, ritual y ceremonia, igual en los humanos que en los animales, se utiliza una estrategia para conseguir un fin.
En las sociedades humanas primitivas y entre los animales, las estartegias de seduccion tambien necesitan de un ritual, que permita acercarse al otro lentamente, un escenario e el que poder intercambiar señales que orienten sobre la naturaleza del encuentro.
Quien seduce esta al acecho, observa su obgetivo, y va mostrando poco a poco los señuelos que cautivan al otro.
En esta espera laboriosa reside el encanto de la seduccion..
En este juego, no solo actuan factores controlables, sino que tambien actuan y de forma determimante, factores que no podemos controlar del todo.
Cada uno de nosotros (eso como cosa curiosa), producimos 500 sustancias quimicas distintas, que el resto de los seres humanos perciben gracias al sentido del olfato. Cada uno de nosotros, tiene una huella aromática única, que nos identifica y diferencia del resto.
Otros elementos de la seducción:

Los ojos: La mirada es una forma de comunicación básica. Mantener el contacto visual es una manera de expresar el interés por otra persona.

La sonrisa: Es un gesto de aprobación y una manera sutil de interés. Además la sonrisa marca los rasgos más importantes de la cara, la boca y  los ojos, aparecen ante el otro.

Los gestos: La postura y los gestos son un medio básico de comunicación no verbal que muestran la disposición o no, de establecer una aproximación.

La seguridad y autoconfianza, son básicos para mostrarse interesante, ante la otra persona, ya que indican madurez, sensibilidad y saber estar.
Una actitud positiva y la capacidad de sacar la sonrisa a los demás son aspectos valorados para seducir.
No es posible seducir a todo el mundo, no se puede gustar a todos, al padre, a la madre, a los hijos, a los amigos, al compañero, etc., en todos nuestros comportamientos y puntos de vista.
Tampoco es posible que gustemos a nuestra pareja, amigos, etc., en todas nuestras facetas, en todos nuestros actos, en todas nuestras opiniones.
No se trata de crear un personaje, ni de imitar a alguien exitoso, sino de rescatar lo mejor de nuestra persona, y construir por medio de la reflexión, elaboración y autocrítica positiva una imagen y personalidad en la cual se integren armónicamente diferentes aspectos de uno mismo. Esto seria una buena seducción.
Entre los seductores famosos de la historia figuran, Cleopatra, Giacomo Casanova y el ficticio D. Juan. También grandes personajes en la política, el arte y en la literatura, el cine y los negocios, han sido grandes seductores.
Pablo Picasso, Lord Byron Bernard Shaw, Rodolfo Valentino, el rey Francisco I de Francia, y Carlos II y Enrique VII de Inglaterra.
Mas tarde ya en siglo XX, surgieron los “Play Boys” cuyo estilo de vida fue sumamente atractivo para las mujeres. Fueron verdaderos iconos de seducción, algunos de ellos: Olo Kahn, Porfidio Rubirosa, Francisco Piguatari, etc.
Erick Frohm, en su libro “El arte de amar” da testimonio de es todo un arte, que requiere conocimiento y esfuerzo.
El gran seductor de todos los tiempos, fue Casanova, tuvo una vida llena de aventuras, muchas de ellas amorosas, fue cortesano, soldado, intrigante, financiero, diplomático y masón...
Viajo por toda Europa y a su regreso fue encarcelado en Venecia, acusado de magia e impiedad.
También fue un escritor prolífico, escribió gran parte de su obra en Frances, el idioma culto e internacional de la época. ¿Cuantas fueron las mujeres de todas las condiciones que sedujo?
No se sabe, pero hoy queda su nombre como arquetipo de seductor, por antonomasia.
Mujeres seductoras ha habido muchas, desde María Calas, Ava Gadner, Jakie Kennedy, Mara Hari, Gina Lollobrigida, Coco Chanel, etc., etc.
Tenían el lema de que se consiguen mas cosas seduciendo que imponiendo, todas ellas tenían el denominador común de ser de “rompe y rasga”, como se suele decir.
Mujeres que consiguieron muchas cosas en su vida a través de sus armas de seducción, pero no solamente entendido desde el punto de vista sexual.
Todas ellas fueron mujeres apasionadas por la vida, muy vitales, mujeres que quisieron dejar su huella en el mundo, las que han seducido en la pantalla, otras por su intelecto, en la política, en el arte, o las que han sabido enamorar a hombres de sangre azul.

Conclusión:

La seducción implica la manifestación de nuestra intimidad, ya que representa un conjunto de manifestaciones y expresiones del yo, una serie de actos expresivos, comunicativos y relacionales, cuya intencionalidad es interactuar con los otros.
Se trata pues de una comunicación autoreveladora, en la que se exterioriza aspectos de uno mismo, como pensamientos, sentimientos, emociones y deseos., poniendo en evidencia del otro la disposición activa de los mismos.
Por ello el proceso de seducción puede darse en cualquier ámbito de la vida, entre los miembros de una pareja, entre terapeuta y paciente, entre docente y alumno, en reuniones sociales, etc., sin que su manifestación conlleve obligatoriamente, una connotación sexual.
A la hora de seducir es necesario conocerse, como ya he dicho antes, uno mismo, con las aptitudes y limitaciones del propio yo, reflexionando sobre la propia seducción, sin frenarla, sino encauzándola como un hecho más de ser persona.

domingo, 13 de mayo de 2012

ANA CASTRO-LARGOS AÑOS A LA VIDA ¿CUANTOS? ¿CÓMO?



Ponencia del sábado día 12/5/2012, presentada por Ana.

Pregunta inicial:  Según tú, ¿qué es lo más importante de conservar en la vejez (excluyendo el tema SALUD? (pensar sólo una)

Una pregunta  dá título al tema. La intentaremos responder entre todos.
Yo me voy a centrar en algunas reflexiones que nos puedan ayudar a encontrar las posibles respuestas.


    ¿POR QUÉ ENVEJECEMOS?

    SUBDIVISIÓN DE LA VEJEZ

    ACTITUDES A LA HORA DE VIVIRLA.


La mayoría de las teorías sobre el envejecimiento biológico se engloban en dos categorías : teorías de programación genética y teorías de tasa variable.

TEORIAS DE PROGRAMACIÓN GENÉTICA:
Sostienen que envejecemos según una secuencia normal del desarrollo incorporada en los genes. Existe un límite biológico al ciclo de las células humanas, un límite que Hayflick estimó en 110 años. También el reloj biológico puede actuar a través de genes que controlan cambios hormonales o causan problemas en el sistema inmunológico, dejando al cuerpo vulnerable a enfermedades infecciosas, también a pérdida de fuerza muscular, acumulación de grasa y atrofia de los órganos.
No obstante no olvidemos que los factores ambientales y  las experiencias interactúan con los genéticos.
TEORÍAS DE TASA VARIABLE:
Estas teorías consideran el envejecimiento como resultado de procesos que varían de una persona a otra y son influidos por factores internos y externos.

La teoría del desgaste o del envejecimiento celular  sostiene que el cuerpo envejece como resultado del daño acumulado por el sistema más allá de la capacidad del cuerpo para regenerarlo. A medida que las células envejecen son menos capaces de regenerar los elementos dañados.

La teoría del radical libre se centra en los efectos nocivos de los radicales libres: átomos o moléculas de oxígeno sumamente inestables que se forman durante el metabolismo  y que pueden dañar las membranas celulares, las proteínas celulares, las grasas e incluso el ADN. El daño producido por estos radicales libres se acumula con la edad.

La teoría de la tasa de vida sugiere que el cuerpo sólo trabaja a su ritmo; así mientras más rápido trabaje más rápido se desgasta. La velocidad del metabolismo determina la duración de la vida.

La teoría autoinmune o del debilitamiento del sistema inmunológico sostiene que el sistema inmunológico al envejecer puede “confundirse” y liberar anticuerpos que atacan las propias células del cuerpo.
Todas estas teorías tiene consecuencias prácticas: si los seres humanos estamos programados para envejecer a cierto ritmo, en realidad poco podemos hacer para retardar el proceso, pero si consideramos que el envejecimiento es variable entonces es que puede ser influido por el estilo de vida y prácticas de salud.
Parece probable que cada una de estas teorías ofrezca una parte de la verdad. La conclusión es que los factores de estilo de vida y ambientales controlables interactúan con los factores genéticos para determinar cuanto tiempo vive una persona y sobretodo en qué condiciones.

SUBDIVISIÓN DE LA VEJEZ:

Muchos han señalado que la vejez es una realidad a la cual estamos condenados si queremos vivir una larga vida. Pero no podemos hablar de vejez como si fuese una entidad singular, una enfermedad, un estado terminal o una mera espera del final, y mucho menos de una etapa única.
Los estudiosos de la vejez tienden a hacer una subdivisión de esta que consiste en distinguir entre: ancianos jóvenes (de los 65 a los 75 años), ancianos medios (de los 75 a los 85 ó 90 años) y ancianos viejos (de los 85 en adelante); reconociendo que cada uno de estos grupo tiene problemas, necesidades y capacidades diferentes.
Si bien la buena salud,  los buenos amigos, la buena suerte y unos buenos ingresos hacen la vejez más soportable, lo que determina la calidad de nuestra vejez es la actitud con la que nos enfrentamos a nuestras pérdidas y la propia naturaleza de esas pérdidas.

ACTITUDES A LA HORA DE VIVIRLA:

Hay ancianos y ancianas que ven en  cada dolor, en cada signo de decadencia o limitación física, un atropello, un asalto, una humillación y una pérdida intolerable. Pero también hay quien logra adoptar un punto de vista más positivo sobre el asunto. La diferencia entre estas dos actitudes es la que existe entre “la preocupación por el cuerpo” y “la trascendencia del cuerpo”; la que existe entre enfrentarse al envejecimiento físico como un enemigo o bien como una fuerza dominante con la cual debemos llegar a algún tipo de entendimiento.
Ante un mismo mal físico, un tipo de persona (un pesimista) se verá a sí misma como medio muerta e incapaz de nada, otro tipo de persona (optimista) se verá como en envidiables condiciones y capaz de todo,  y un tercer tipo (un realista) se verá consciente de la pérdida de ciertas capacidades y sabrá lo que es capaz de lograr con las que le quedan.

“Hay que aprender a tratar razonablemente con la vejez, a reconocer y atender todos aquellos síntomas tan aburridos de nuestra desintegración postrera; pero lo que realmente importa es que nuestra desapasionada aceptación de este desgaste se compense con una utilización plena de lo ocurrido en los largos, maravillosos y otros no tan maravillosos años de nuestra vida, para que nuestra mente se pueda liberar del cuerpo y utilizar la experiencia para superar las molestias con una apreciación lúcida y alegre de lo que es la vida” M.K.Fisher

Una espléndida mujer, actriz, escritora y psicóloga Florida Scout Maxwell, nos habla así desde sus 80 años: “Nosotros que somos viejos, sabemos que la vejez es algo más que una incapacidad. Es una experiencia intensa y variada, a veces algo que está por encima de nosotros, pero que debemos vivir con orgullo. Si bien es una larga derrota, también es una victoria.
Luego agrega: “Cada vez que sufro de un nuevo impedimento físico, miro a mi alrededor para ver si ha venido la muerte, y llamo suavemente: “Muerte, eres tú? ¿Estas ahí? Y hasta ahora es siempre el impedimento el que me contesta: “No seas ridícula. Soy yo”

A pesar de que la vejez no es una enfermedad, existe una disminución de las funciones fisiológicas y un aumento de la vulnerabilidad, lo cual puede hacer que una persona llena de chispa y vida a los 65  pueda encontrarse por los suelos al cumplir los 80. Hay impedimentos físicos que pueden convertirnos, contra nuestra voluntad, en seres dependientes. Hay enfermedades del cerebro, orgánicas e irreversibles, contra las que  ni la valentía ni la fuerza de carácter nada pueden. Pero existe algo más contra lo que debemos luchar: es la visión que la sociedad tiene de la vejez.
La visión moderna de la vejez nos dice que los ancianos constituyen una carga; que se trata de gente que sólo recibe sin tener nada que darnos, que su sabiduría no es especialmente sabia y que hoy en día no nos serviría para vivir; que sus conversaciones son repetitivas, banales y aburridas, que huelen mal y actúan lentos.
Sin que se les ame, y sufriendo la condescendencia de los demás, sin que se les escuche, considerados como una especie aparte, los ancianos son marginados y, a menudo, ignorados. Vivimos en una sociedad en la que se rinde culto a la juventud, esto es una evidencia.
Sin el optimismo ni la energía suficiente para rechazar esta visión de la sociedad también nosotros pensaremos quizás a los 65 años que estamos acabados, que llegados a este punto lo mejor quedó a nuestras espaldas y que lo peor aún ha de venir.
Pero también sabemos que no existe una única manera de vivir la vejez, como tampoco existe una forma “correcta” y exclusiva de vivirla. Existen caminos divergentes en la vida para conducir a lo que los sociólogos llaman “una manera satisfactoria de vivir la ancianidad:
    Tipos reorganizadores: Personas de vida sumamente activa que reemplazan con nuevas relaciones y nuevos proyectos aquello que la llegada de la vejez les ha quitado.
    Tipos centrados: Que llevan una actividad de mediana intensidad, al reemplazar un amplio espectro de compromisos y ocupaciones por uno o dos intereses concretos, como la jardinería, el ocuparse de los nietos o trabajar en casa.
    Y una buena vejez también se conserva entre los llamados “no comprometidos”, que encuentran una gran satisfacción en una vida retirada, contemplativa y de escasa actividad.

Así pues la vejez puede ser activa o no comprometida, festiva o serena, puede ser una consolidación de lo que sabemos y de lo que hicimos en el pasado, o puede ser una exploración nueva, incluso fuera de lo convencional. Pero es más fácil envejecer si no estamos ni somos aburridos, si tenemos amigos y proyectos en los que ocuparnos, si somos abiertos y flexibles para someternos a las pérdidas que no podemos evitar.
Como decía al principio, es importante que aprendamos en esta etapa a trascender de nosotros mismos, de nuestro ego; esto nos permitirá relacionarnos con el futuro a través de las personas y las ideas, y superar nuestras limitaciones personales dejando una herencia para la próxima generación.



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Preguntas para el debate:

    Vivir largos años, ¿es eso lo que nos interesa? ¿Nos lo hemos preguntado alguna vez?

    ¿Podemos intervenir ,hacer algo, para conseguir vivir más o vivir menos?

    ¿Cúales son los problemas que genera, al propio individuo y a su entorno (familia, sociedad), una vida muy larga? Cuales son los aspectos positivos?

ANA  CASTRO

domingo, 6 de mayo de 2012

TERESA CAMPOS-LA CASA, EL HOGAR DE AYER A HOY


Ponencia de Teresa Campos-Sábado 5-Mayo-2012

En la forma y evolución de las habitaciones  que conforman hoy en día el hogar se puede trazar la historia de la civilización occidental.
Tumbarse en el sofá para ver una buena película, darse una buena ducha  o gozar de una noche de sueño reparador. Estamos acostumbrados a una serie de comodidades cotidianas a las que apenas prestamos atención y de las que solo nos acordamos cuando carecemos de ellas. El bienestar del que gozamos en nuestras casas es muy reciente –en muchos casos de mediados del pasado siglo- y, en realidad, supone la culminación de un larguísimo camino de siglos. La evolución de la casa es, por tanto, una parte fundamental y reveladora de nuestra historia como civilización.
“Las habitaciones de la casa, así como los muebles, cuentan una historia y encierran muchos secretos de los seres humanos”.
El hecho de que hoy dispongamos, por ejemplo, de un baño dentro de casa o un dormitorio separado del resto del hogar en el que tener intimidad, tiene que ver con los hábitos de limpieza pero también con las epidemias de sífilis y de peste; con la evolución de la tecnología y de la medicina; con el sexo, con la muerte.
Los orígenes de la casa se pierden, no obstante, en tiempos muy anteriores, cuando nuestros antepasados comenzaron a buscar lugares para resguardarse de las inclemencias. El descubrimiento del fuego fue, seguramente, el empujón definitivo que los llevó a vivir de forma regular dentro de las cuevas. Desde esas hogueras hasta la moderna vitrocerámica transcurre, ni más ni menos, la historia misma de la humanidad.

Tipos de casas romanas
La “insula” -Las clases populares urbanas viven en edificios de varios pisos, denominados insulae. Estos edificios se dividen en pequeños apartamentos a los que se accede por una escalera y un estrecho corredor. Las viviendas se abren con ventanas y balcones a la calle o a un patio central, carecen por lo general de agua corriente y cocina y los servicios higiénicos, si existen, son comunitarios y están situados en la planta baja. Son casas incómodas y ruidosas, frías en invierno y sofocantes en verano. Los pisos más bajos, con mayor espacio, los ocupan inquilinos acaudalados, en los pisos altos, en habitaciones pequeñas y míseras, viven los más pobres. La planta baja del edificio está destinada a tiendas y tabernas y a espacios de uso comunal. El empleo de materiales baratos, de escasa calidad, la mala construcción, y el frecuente uso de braseros y hornillos para calentarse y cocinar, provocan frecuentes incendios y hundimientos.

La “domus”- La domus es una vivienda de una sola planta, propia de los ciudadanos adinerados. El exterior de la domus es sobrio, con altos muros estucados y escasas ventanas. La entrada se realiza a través de un reducido vestíbulo seguido de una puerta, alta y robusta, y un estrecho corredor que da directamente al atrio o patio.
El atrio es un amplio patio con una abertura rectangular en el techo  por la que penetran el aire, la luz y el agua de lluvia, que cae a un pequeño estanque central comunicado con una cisterna subterránea, cuya abertura se protege con un brocal de pozo. Originariamente el atrio era el corazón de la casa romana, donde se desarrollaba la vida familiar en torno al fuego del hogar, en él se trabajaba, se comía y se recibía. Su nombre deriva de ater (negro) por el humo de la hoguera que ennegrecía las paredes. Más tarde, cuando por influencia helenística, la domus se amplia con otras estancias, el atrio se convierte en una zona de paso donde se reciben las visitas y en la que se exponen los objetos de valor como testimonio de la riqueza y posición del dueño.

Imaginar ahora que mostramos el nuevo piso al que nos acabamos de mudar. Pensar, que como haría un anfitrión en este caso, mostramos una por una las habitaciones de nuestra casa, cuyas raíces se pierden en el tiempo.

El dormitorio- El santuario de la intimidad. Pero, ¿siempre ha sido así? Pues no, porque ese concepto de la intimidad es reciente: aparece, en el mejor de los casos, en el siglo XVIII, y sin embargo “es la clave y la consecuencia que dará como resultado los dormitorios modernos”. Antes, durante siglos, ni las clases humildes ni las pudientes gozaban de un espacio propio por motivos bien distintos.
En la edad media, el dormitorio de las clases acomodadas urbanas, eran a menudo una habitación situada dentro de otra en la que se recibían visitas e incluso en el caso de los gobernantes, se trataban asuntos de estado. Por ello, no es de extrañar que la habitación fuera tan ostentosa que en realidad algunos tuvieran dos tipos de cama: la de día, ornamentada y pensada para ser vista, y la de noche.
En el campo y las granjas, las familias con posibles podían dormir con sus sirvientes a los pies del lecho, pero no para que atendieran sus necesidades más urgentes sino como una medida..!antirrobo! Y por lo que respecta a las capas mas modestas de la población, se compartía un único espacio, oscuro y mal ventilado, cerca de la lumbre y junto a su ganado, en el que dormían juntas familias enteras, incluidas las visitas, y sin ni siquiera desvestirse. A lo sumo, la diferencia de estatus entre, por ejemplo, los padres y sus hijos o el dueño de la casa y un sirviente, se expresaba en que los primeros dormían en una cama precaria y los segundos, en el suelo.
Obviamente el concepto de habitación para invitados hubiese parecido un chiste, y el de comodidad, una ilusión en una sociedad que básicamente luchaba por la supervivencia. Dormir en una cama –para quien la tuviera- era una buena idea, y hacerlo en el suelo, era toda una experiencia, nefasta, pero experiencia al fin y al cabo. Incluso en las mejores casas el suelo estaba cubierto de cañas, “encubriendo escupitajos, vómitos y orina de animales y hombres, cerveza derramada, sobras de comida y otras porquerías”.Un par de veces al año se echaba una nueva capa de caña sobre la anterior y ¡listos!
El suelo era la incubadora perfecta de toda clase de insectos, roedores y enfermedades. Y un último detalle sobre todos aquellos encantadores y confortables años: hospedarse en una posada podía suponer compartir lecho con algún desconocido o incluso tener que ceder tu jergón a un desconocido si éste tenía mas alcurnia.
El renacimiento pasó a ser una mejora radical y el dormitorio pasó a ser el centro de la vida ya que casi todo se trataba en ella: las visitas, los negocios…Se dice que el Cardenal Richelieu (1585-1642) que vio la eclosión del Barroco, llego a tener mas de 48 camas, que con el tiempo se fueron sustituyendo por sofás y divanes. Es en el siglo XVIII cuando el dormitorio empieza a dejar de ser menos un lugar de reunión y más una estancia discreta en la que se duerme.
La Revolución Industrial y las innovaciones tecnológicas de finales del siglo XVIII y del XIX tuvieron también mucho que ver en que nuestras habitaciones sean como són. Hasta ese momento las camas eran grandes armazones artesanales de madera. A partir de entonces se empiezan a fabricar camas de metal –mucho mas económicas- y tejerse ropa de cama de algodón, hasta entonces inexistente. Estas primeras sábanas se hervían para matar las chinches. “lo que fue clave para mejorar la higiene en el dormitorio”.
La cama- En la edad media, la cama se hacía literalmente: se extendía un jergón de tela sobre paja. Otra opción era dormir sobre plumas, crines de caballo o la lana (hasta bien entrado el siglo XX se utilizó esta última). El problema era su olor fuerte y que la lana tendía a infectarse de polillas y pulgas, incluso de ratas y ratones. Las familias pobres, colgaban excremento de vaca en los postes de la cama para ahuyentar a las polillas. Y un dato para quien piensa en la cama como un mueble no solo para dormir, en la época victoriana se aconsejaba a los matrimonios las camas separadas, “no solo para evitar la vergonzosa emoción de un contacto accidental, sino también para reducir la mezcolanza de impurezas personales.
El baño- Hace un siglo, darse una ducha de agua caliente casi entroncaba con la ciencia ficción. De hecho, hasta bien entrado el siglo XX, la mayoría de hogares en Occidente carecía de baño en casa. Palanganas, jofainas y gracias. Y de lavado diario, nada de nada. La historia del baño esta ligada a la higiene, claro, pero también a las epidemias y a los valores morales de cada época.
Tal era la falta de higiene de los europeos que cuando comenzaron a llegar en masa a América, los indios no dejaban de sorprenderse por el hedor que desprendían. La higiene como la cultura, quedó encerrada en los monasterios. Se creía que con exponer el cuerpo al sol y el aire bastaba o que, con llevar una camisa de lino, la suciedad se desprendía de la piel. El mal olor y la roña, se combatían con productos cosméticos, pero el hedor persistía.
Un monje mediaval tenía mas medios para ser limpio que un europeo del siglo XIX y un indígena caribeño era mas pulcro que cualquiera de los dos. A los griegos les entusiasmaba bañarse, como a los romanos. En cambio a ojos de los cristianos era algo moralmente sucio. La caída del Imperio romano supuso el cierre de los baños y la higiene en Europa sufrió un retroceso que duraría mil años hasta que la revolución científica e higienista del siglo XIX, dio sus frutos. Las jofainas que estaban en los patios o en el exterior de las casas comenzaron a entrar en los dormitorios, y en las ciudades comenzaron a proliferar lavaderos y duchas públicas.
Los baños primitivos más perfeccionados de la antigüedad fueron los de las familias reales minoicas en el palacio de Cnossos, en Creta. En el año 2000 a.C., la nobleza minoica disponía de bañeras que se llenaban y vaciaban mediante tuberías verticales de piedra con junturas cementadas. Con el tiempo, fueron sustituidas por tuberías de cerámica esmaltada que se unían entre sí de modo muy parecido a las actuales. Por estas tuberías circulaba agua caliente y fría, y sus conexiones arrastraban los desechos lejos del palacio real, el cual disponía también de un retrete con un depósito encima, lo que permite clasificarlo como el primer water con cisterna en la historia. El depósito estaba destinado a. recoger agua de lluvia o, en ausencia de ésta, a ser llenado manualmente con cubos de agua sacada de una cisterna cercana.
A mediados del siglo XIX comienzan a entrar las tuberías a los edificios y a llevar agua corriente. El paso definitivo fue poder calentarla. Aunque a finales del siglo XIX la mayoría de hogares seguían sin baño. No será hasta 1930 gracias a la producción en forma industrial, de bañeras, inodoros y lavabos, que los precios se abarataron y se empezaron a instalar baños de forma masiva en los hogares. Pero aunque hoy sea difícil de creer, en España, que todas las casas tuvieran su ducha correspondiente no era todavía una realidad al empezar la década de los setenta. Mirar atrás y pensar en ello supone todo un baño de memoria histórica.
El escusado- Para los griegos, la limpieza y la higiene eran preocupaciones importantes y reflejaban su nivel de vida y civilización.
Los romanos del siglo II a.C. empezaron a instalar una red de canalización que cruzaba toda la ciudad de Roma. A ella se conectaban las mansiones de los patricios romanos, y el agua de los acueductos arrastraba fuera de la ciudad prácticamente todos los excrementos.
Pero lo que hoy nos puede sorprender es el hecho de que para los antiguos romanos la acción de evacuar no era un hecho tan vergonzoso, puesto que lo convirtieron en un acto social. Los evacuatorios fueron enormes recintos que se fueron transformando en lugar de encuentro de la alta sociedad romana. Hombres y mujeres se reunían sentados en asientos cómodos y decorados lujosamente que invitaban al relajo y a la tertulia. Los reunidos conversaban de los últimos acontecimientos ciudadanos mientras corría bajo ellos el agua que arrastraba todo lo que, a su entender, “pertenecía a los dioses” (mejor dicho, a la diosa Venus Cloacina, patrona de las cloacas, canales de desagüe y letrinas).
La historia nos has dejado un testimonio de cómo el emperador Vespasiano fue especialmente sensible a este tema. Su talento como hombre de negocios –como así también de estadista- lo llevó a comercializar la orina y venderla a las lavanderías como materia prima de productos de limpieza. Hoy no podemos imaginar –a no ser por los elementos amoniacales de la orina- como la podrían emplear a modo de detergente o quitamanchas. Bien fuera broma de maliciosos o verdad histórica, lo cierto es que se dice que el hijo de Vespasiano recriminó este comercio a su augusto padre, y éste le contestó con el célebre “non olet” –no huele- “pecunia non olet” –el dinero nunca huele mal- , una frase que muchos han seguido al pie de la letra hasta nuestros días.
En la edad media, los monasterios contaban con letrinas que tenían asientos de madera. Estaban separadas las unas de las otras mediante un tabique para ganar intimidad, y detrás contaban con una pequeña ventana para ventilar e iluminar. En los castillos se aprovechaban los contrafuertes de los muros para disponer espacios destinados a las letrinas. Incluso en ocasiones se situaban junto a la sala de banquetes. En el siglo XV, era costumbre aliviarse delante de ciertas personas distinguidas. Se consideraba un honor. Y, mas tarde, Carlos III despachó asuntos de Estado con sus ministros. En el siglo XVIII nacen los primeros retretes, abastecidos por agua corriente. Los primeros inodoros de agua corriente estaban tallados o fundidos en plomo y echaban agua a través de un mecanismo de embolo.

La cocina- A la cocina le pasa como al baño, hasta el siglo XX, no tuvo un lugar propio y era un pozo de problemas y accidentes domésticos. El problema de jugar con el fuego. En la antigua Roma, las familias mas adineradas –una minoría- disponían de un horno para preparar los alimentos fuera de la casa. No obstante la mayoría de los ciudadanos residía en edificios  de varios pisos llamados  “insulae”, en los que tenían una habitación dedicada a la cocción de los alimentos sin demasiada seguridad. Los incendios eran tan frecuentes que había cubos de agua repartidos por las calles para sofocarlos. Y así hasta que el emperador Augusto, en el año 6, decidió acabar ese precario sistema antiincendios y creó el primer cuerpo de bomberos profesionales de la historia.
El humo además hacía que la atmósfera en la casa fuera insoportable. Agujerear el techo fue abrir la puerta al mal tiempo. Luego llegó la chimenea que probaron los grandes monasterios y abadías. Un dato interesante: gracias a las chimeneas, las casas se volvieron mas espaciosas y, lo mas importante empezaron a crecer un piso hacia arriba. Un avance fundamental para separar la cocina del resto de la casa fue la aparición del horno doméstico en 1830. En 1854 se produjo un acontecimiento que cambiaría el devenir de los fogones: la aparición del gas. El humo ya no era molestia y el fuego se apagaba cuando era innecesario. Seis años mas tarde aparecieron las primeras neveras, lo que supuso un avance fundamental para conservar los alimentos.
Es cierto que durante 20 siglos la cocina había sido relegada al olvido, pero a partir de 1950 los arquitectos han tratado de conectarla con el resto del hogar y los diseñadores, de convertirla en un espacio cómodo, práctico y de buen gusto.

Comedor- Hoy en día es frecuente que comamos en la cocina, o tal vez en el comedor. Pero a lo largo de la historia, se hacía donde se podía. De hecho hasta el siglo XVIII no existió un lugar definido para ello. Por no haber, no había ni mesas. La gente ponía tablas de madera sobre caballetes. E incluso en las casas mas humildes, se las colocaban encima de las rodillas y cuando no se usaban se apoyaban en la pared. Que se empezara a servir las viandas en una habitación pensada para ello tuvo que ver en buena medida, con la decoración. A partir del XVIII se puso de moda tapizar sillas y sillones algo que era sumamente caro y las señoras estaban hartas de encontrar manchas de grasa en sus muebles. En ausencia de servilletas, los comensales tenían la costumbre de limpiarse los dedos en ellos. El hecho de que apareciera el comedor, marcó cuando se comía y cómo. Incluso se cambió la manera de servir la comida. La comida comenzó a servirse por orden: entrantes , primeros, segundos. Un problema: si alguien comía muy lento había que esperarlo. Así las cenas pasaron a durar horas…

La ponencia de hoy se podría alargar muchísimo, ya que hay tema para rato, pero he procurado abreviar lo máximo exponiendo algunos datos significativos de lo que ha sido la casa o el hogar, de nuestros antepasados o antecesores en la historia de la humanidad. La idea sobre el tema de esta ponencia, ha sido sobre todo hecha, pensando en la diferencia que va del ayer a hoy, en lo que respecta a las costumbres y las formas de vida. Ello creo, que puede dar paso a muchas opiniones, que espero que haya suscitado muchas e interesantes ideas para debatir entre todos nosotros. Gracias

NOTA: Texto basado en su mayor parte, en un artículo titulado “Todo queda en cada” de Cristina Sáez