martes, 26 de enero de 2016

VER, MIRAR, Y OBSERVAR

Texto de la ponencia que Mª Carmen presento el pasado sábado día 23 de Enero.



Ver es básicamente una respuesta a la luz. En la total oscuridad no vemos nada.
Para algunos evolucionistas, el proceso de ver se inició en los más remotos mares, en el mundo acuático.


Los seres vivos desarrollaron un trozo d piel sensible a la luz. La apertura se fue haciendo más grande, hasta que estos seres pudieron percibir y captar el movimiento, y por evolución progresiva (muchos millones de años), ver el fondo, la forma y un deslumbrante mundo de colores.
El homo sapiens, al conseguir la postura erecta, consiguió otear el horizonte, ver a cierta distancia.



El que el Humor vítreo y nuestras lágrimas sean salados, puede servir de argumento científico, no probado de nuestros orígenes anfibios.
La visión s nuestro órgano dominante. En una fracción de segundo, el ojo percibe, manda la información al cerebro, mediante el sistema nervioso, el cerebro la codifica y la devuelve al ojo.

En realidad vemos con el cerebro. Los ojos distinguen, salvo patología ocular, lo cercano de lo distante, lo claro de lo oscuro y lo diferente de lo semejante.
Cada ojo visualiza lo exterior, desde un ángulo diferente, el encéfalo, combina estos ángulos y forma una imagen tridimensional.

La mayoría de los humanos somos “Tricrometros”, distinguimos los matices cromáticos, los “daltónicos” tienen dificultades.



En la anatomía del ojo cada parte tiene su función:
La pupila, permite el paso de la luz, y la pupila controla la apertura. El campo visual es todo lo que alcanza nuestra vista, que se proyecta en nuestra retina, cornea y cristalino.
La miopía, hipermetropía, astigmatismo, cataratas, son causa de problemas de enfoque.



Las cataratas es el precio que tenemos que pagar por vivir muchos años, el ojo no da para más y se tiene que solucionar quirúrgicamente.
Las gafas fueron un invento práctico para la humanidad. En el siglo XVIII, Benjamín Franklin, invento los cristales bifocales. Las lentes de contacto se empezaron a usar en el siglo XX. A los que tenían muchas dioptrías les evita los antiestéticos cristales gruesos, aunque al ser un cuerpo extraño en el ojo, pueden crear incomodidad.



Algunas anécdotas:
Se dice que las gafas son los visillos de los ojos y que las gafas de sol son las persianas.
Los microscopios y los telescopios, nos permiten ver lo diminuto y lo exterior a la Tierra.
El color de los ojos tiene diversas tonalidades. En las zonas anglo-nórdicas es frecuente el azul y en la mediterránea el marrón.
Los ojos verdes son minoritarios, por eso se consideran bonitos. Los ojos negros, no existen, el que así los tuviere padecería de “ANIRIDIA”, (Falta de iris). y lo que se ve es el negro de la retina.




Los ojos negros, como metáfora poética, tiene su lirismo.
Los ojos claros, lo son por falta de Melatonina, que es una composición bioquímica que colorea el iris.
Los ojos orientales, nos dan la impresión de mirada oblicua. Esto es debido a un pliegue que se extiende por el parpado superior, que se llama “EPICANTO”.
Es una adaptación filogenética a las temperaturas  de frio extremas.
Algunas mujeres orientales, se someten  a  cirugía del epicanto, para que sus ojos parezcan más grandes y redondos.
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En todas las latitudes, los ojos grandes, parecen más bellos y expresivos, sin embargo lo importante es su armonía y encaje en el rostro.
El maquillaje exterior, realza la mirada, y solo se permite a las féminas, en el hombre se considera una excentricidad.


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Mirar es más que ver, la mirada tiene connotaciones psicosociológicas y culturales, estando sujeto, a los  convencionalismos.
Los japoneses eluden la mirada directa, los árabes, no la rechazan y a los europeos, se nos aconseja, una mirada discreta con los desconocidos y atenta con los próximos, que no nos digan: ¿Que miras? ¿Tengo monos en la cara?
¿Los ojos tienen emociones? Según los socio-biólogos, no. Es el sistema nervioso el que nos ale por la cara. Si nos sentimos conmovidos, se estimulan las glándulas lacrimales, y empañan todo el ojo, que brilla o llora.



Los ojos, en cierta forma, son los obligados responsables de incorporar al mundo interior, las luces y sombras del mundo externo.

El mirar en la vida, nos da pistas para formularnos impresiones sobre los demás, además de atribuir carga energética y simbolismo, a lo que vemos.
Atribuimos dulzura, frialdad, sumisión, modestia, atrevimiento, mentira o verdad, como si a través de los ojos se pudieran ver los pensamientos.
Según la dogmática religiosa, Dios todo lo ve (significado de vigilancia). Las religiones orientales dan al ojo izquierdo, simbolismo de futuro y al derecho de pasado, y el tercer ojo, los une a los dos en el presente.

Las cámaras de vigilancia en el mundo laico, han sustituido al ojo divino.
Las nuevas tecnologías han revolucionado nuestra forma de mirar y de mirarnos y de crear nuevas imágenes.
Ante la pantalla del ordenador o del móvil, la visión se concentra y el ojo se cansa más.
Nuestros antepasados próximos, ejercitaban más la mirada de media o larga distancia, hoy las “selfies” han creado la necesidad continua de auto-observación.



Los urbanitas, contemplamos poco, vemos sin fijarnos. La contemplación exige cierto quietismo, recogimiento interior, un dejar fluir la mirada y la reflexión.
En la intimidad sexual y amorosa, los parpados se cierran, en la distancia corta, el deseo necesita concentración, por eso se suele hacer el amor a media luz, para que la vista no se distraiga.

Desde la creencia de la superstición, el mal de ojo es universal. Alguien que nos quiere mal, pretende con su mirada perjudicarnos. Se practican rituales y se portan amuletos, para neutralizar esa amenaza.



Conclusión:


El ojo es el sentido más objetivo que tenemos, el que más nos acerca a la realidad. Cada uno de nosotros tenemos nuestro ángulo de visión personal., influido por la edad, conocimientos, creatividad y personalidad.
Se dice que el visionario se adelanta a su tiempo.
Que un buen diagnóstico, además de pruebas y analíticas, necesita un buen “ojo” clínico.
A algunos políticos, no los consideramos transparentemente honrados, porque no desean que salgan a la “mirada pública” sus trapicheos. Les atribuimos “opacidad”.

Normalmente, salvo cuando estamos solos, siempre estamos, para bien o para mal), expuestos a la mirada ajena.
Por eso los desaparecidos, plantean dudas e incógnitas de su existencia.
Ser visto en el lugar de los hechos, en caso de delito, no admite coartada. Es prueba de cargo.
Hay días que según nuestro estado de ánimo, lo vemos todo negro o gris o de color de rosa.



Y así, el proceso de ver, se extiende en numerosas direcciones, penetrando en el mundo de la inteligencia.
Ver, mirar y contemplar es un acto físico – social de discernimiento y juicio.


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