viernes, 29 de mayo de 2015

SABER PERDONAR



Ponencia presentada por Mª Rosa el pasado sábado día 23 de mayo



“Saber perdonar”

Existe el perdón en el ámbito jurídico,
El perdón de las deudas se llama “condonación”
El perdón de penas concedido por el estado se llama “indulto”.
Cada concepción, religiosa, espiritual o filosófica tiene un concepto particular del perdón.
Según la Real Academia de la Lengua:
Perdonar.
(Del lat. per y donāre, dar).
1. tr. Dicho de quien ha sido perjudicado por ello: Remitir la deuda, ofensa, falta, delito u otra cosa.
2. tr. Exceptuar a alguien de lo que comúnmente se hace con todos, o eximirle de la obligación que tiene.
Es decir “perdonar” y “perdón”, provienen de la expresión latina “per” (por encima) y “donare” de donar o donación.
El perdón, no ha sido considerado un objeto de estudio interesante para la psicología hasta hace pocos años. En la última década han proliferado las investigaciones internacionales centradas en la psicología del perdón, probablemente impulsadas por el auge de la psicología positiva, que lo considera una de las fortalezas humanas debido a sus efectos positivos sobre el bienestar y la felicidad humana.



Las razones de la desatención histórica de la psicología del perdón son varias.
En primer lugar se ha identificado el perdón como un tema religioso, que debe de ser identificado solo desde la teología, la moral o la filosofía, o por aquellos que tienen determinadas creencias religiosas.
Hay distintos conceptos de perdón. Según Euright y Coyle, el perdón es el deseo de abandonar el derecho al resentimiento, al juicio negativo y a la conducta indiferente hacia quien nos ha herido injustificadamente, a la vez que se fomentan las cualidades de la compasión, la generosidad, e incluso el amor hacia quien hemos ofendido, a veces sin darnos cuenta.
Otra distinción  es que a veces también existe el perdón hacia uno mismo.
La palabra perdón esta sujeta a la crítica filosófica. En términos simples el perdón solo puede ser considerado por quien lo extiende y la persona objeto de este regalo.
En términos de familiaridad, o amistad, en algunos contextos puede ser dado sin que el agraviado pida alguna compensación, o algo a cambio, con o sin respuesta del ofensor, enterado o no de tal acción.
El perdón pude ser pleno o parcial. En el perdón pleno, el perdonante, “perdona y olvida”, es decir, no solo decide no odiar al perdonado, sino que recupera la relación de confianza y amos con él, como si la ofensa no hubiera tenido lugar.



En el perdón parcial, el perdonante, decide no odiar al perdonado por la ofensa recibida, pero no se recomponen totalmente las relaciones preexistentes, sería un perdón condicional.
Todas las religiones del mundo han hablado de alguno u otra manera del perdón. Ninguna es ajena a este aspecto del comportamiento íntimo del ser humano, tan básico para la convivencia.
Otra cosa es que para todas ellas tenga el mismo significado, la misma importancia o la misma forma de afrontarlo.
¿Qué es el perdón?, ¿quién puede perdonar? y ¿porque es necesario perdonar?
“Perdonanza”, es una palabra antigua que significaba indulgencia o tolerancia, el sufijo “anza”, significa acción seria pues “Perdón en acción”.
Veinte siglos después de que Cristo dijera: “No hagáis frente al mal con el mal”, esto revoluciono la sociedad de su época, pero aun ahora seguimos preguntándonos quien perdona y porque cuesta tanto perdonar.
Este no es solo un tema del cristianismo, ya que todos los libros sagrados coinciden: el “Bhagavad Guita” de los hindúes, el “Corán “de los musulmanes, el “Tao de Ching” de los tibetanos, o sea que podemos decir que es un valor ético universal.



La definición del diccionario, como ya hemos dicho antes, es: “perdonar es librar a alguien, de una obligación o castigo”
El que perdona se siente bien haciéndolo, pero debe ser completo e incondicional. Pero…. Perdonarlo todo es imposible, por ejemplo: A una persona que le han matado a un ser querido, no se le puede pedir que perdone, porque sería añadir dolor al dolor. Con el tiempo, talvez pueda intentar entender lo sucedido.
¿Pensáis que perdonar es una virtud?
Cuando nos relacionamos con otras personas es inevitable sentirnos dañados o injustificadamente maltratados en alguna ocasión. El daño puede ser físico, moral o simbólico, es decir nos duele por lo que significa para nosotros, lo que otra persona ha hecho, no por los efectos directos de su comportamiento.
En cualquier caso, una vez percibido el daño, nuestro cerebro pone en marcha sus recursos para intentar recuperar cierta sensación de control.
El primer paso que hacemos es la búsqueda de explicaciones. Saber quién o qué es el causante de lo que ha ocurrido, nos permitirá anticiparnos y prevenirnos en el futuro.
El resultado de este proceso suele ser la culpa. Culpamos a quien consideramos culpable de nuestro dolor, y con ello ponemos en marcha toda una gama de emociones negativas, que nos acompañaran durante todo el proceso hasta que el dolor haya desaparecido, o al menos hayamos recuperado el control sobre lo que lo causo.
Sin embargo, en ocasiones estas emociones se cronifican, ocupando una porción más grande de nuestras vidas de la que se merecen. Por alguna razón, consciente o no, el mecanismo ha fallado y no hemos sido capaces de reconocer el momento de pasar página.



Pero, perdonar es ante todo una decisión personal, nadie está obligado a perdonar, nadie puede obligarnos a hacerlo, ni existe ningún código o ley universal. Perdonar es un derecho de cada uno, no una obligación.
Hay veces que tenemos que exigir disculpas a los demás, y en ocasiones darlas nosotros mismos. Pero, para iniciar el debate: ¿Eres de las personas que no logran deshacerse del pasado, no perdonan, no conocen la compasión, son duras ante la ofensa más mínima y se aferran al resentimiento durante mucho tiempo, alimentando así sentimientos negativos?




Si es así, estas atado a un rencor que te paraliza.
Aunque en la vida somos seres muy distintos, unos de otros. Yo pienso que nadie es totalmente malo, ni totalmente bueno, todos reaccionamos ante el perdón de acuerdo a como hemos estado programados mentalmente, a lo que hemos aprendido, nos han inculcado y/o, a como somos.
Popularmente se dice: “Lo que se queda dentro se pudre”. Es importante aprender a relativizar, y aprender a concederle a cada suceso la importancia que merece. Hay personas que reaccionan con exceso ante cosas pequeñas, cuando la mayoría de las cosas no son tan importantes, como para no merecer el perdón. Seguramente si nos pusiéramos en el lugar del otro, seguro que veríamos las cosas de otra manera.
El perdón es algo curioso: “Calienta el corazón y enfría la picadura”
El perdón no viene fácil a la mayoría de la gente, y cada vez que alguien nos lastima, quedamos con un sentimiento de herida que alguien nos ha infringido.
Perdonar es básico para alcanzar una vida plena, entender que somos nosotros quienes dejamos que nos afecten las situaciones o las personas, es analizar las razones por las cuales reaccionamos de determinado modo, o bien nos comportamos soberbios, irritados con las demás personas en nuestro camino.
Perdonar a los demás es básico, pero también es importante perdonarnos a nosotros mismos, eso ayuda a viajar más livianos.
He leído un libro de Joel Osteeu, en el cual varios capítulos son dedicados al perdón y he sacado algunas reflexiones que comparto:
“Cuando perdonamos, no estamos cambiando el pasado, pero si el futuro”
“No permitiré que nadie degrade mis sentimientos, haciendo que le odie”



Todos de una u otra manera cargamos con basuras emocionales, resentimientos, frustraciones, tristezas, rechazos, temores, miedos y angustias.
¿Os han hecho algo malo alguna vez? ¿Os han lastimado diciendo alguna cosa desagradable? ¿Deberíamos tratar del mismo modo a quien nos ha herido? Si alguien que nos ha herido, pide perdón ¿qué hacemos? ¿Perdonamos? Pero ¿Si sucede muchas veces, seguiremos perdonando? En mi opinión, perdonar es bueno, pero solo cuando hayamos superado la ofensa, todos tenemos derecho a una segunda oportunidad. Creo que cuando se perdona de verdad, ni el recuerdo te lastima.
A veces pretendemos que las personas, sean impecables, pero no somos capaces de serlo nosotros mismos. Criticamos, juzgamos y condenamos a los otros, sin darnos cuenta de que todo aquello que criticamos, son los mismos errores que, como seres humanos cometemos nosotros mismos, de una manera u otra, sin excepción, ya que somos seres emocionales, por lo tanto sentimos lo bueno y lo malo, eso es parte de la vida.
¿Quién determina que es lo que es bueno y que es malo?
Para unos la sociedad, para otros la religión, pero creo que lo bueno y lo malo son conceptos aprendidos, son visiones minúsculas y subjetivas de la vida.



Uno de los temas, es el perdón y el olvido. Es una cuestión que me parece cada vez, más importante, quizás por la edad. Con relativa frecuencia se oye la expresión:” Perdono, pero no olvido”, por el tono empleado suelo quedarme con la impresión de que la persona que dice eso, no ha podido perdonar realmente, pues seguramente, el rencor sigue allí enquistado. Olvidar no es un acto voluntario, perdonar, si lo es.
En ocasiones es necesario comprender el dolor de las heridas para sugerir y acompañar el camino del perdón.
Hay personas que dicen muy rápidamente “Te perdono” pero ¿Se ha perdonado realmente?
Cada persona según su historia, el tiempo para alcanzar el perdón es diferente
La víctima y el verdugo, son arquetipos que llevan siglos dentro de la conciencia colectiva de la humanidad, son la herencia de nuestra raza humana.
Las experiencias de la vida, felizmente, no se olvidan, porque son nuestros maestros, pero el perdón, seria mentira, si nuestro recuerdo está cargado con la emoción que lo acompaña, sea cual sea. Nuestro ciclo vital es un aprendizaje y la mayoría de las veces deberíamos perdonar, sin olvidar la experiencia que nos dejó.
Pienso que es importante vivir la vida lo mejor posible, sin guardar los agravios banales. Creo que es bueno para nuestra salud mental.


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