El futuro es una dimensión
del tiempo, que todavía no es. Es una hipótesis del pensamiento, lo construimos
con la experiencia (lo ya vivido) y el inmediato presente.
Aun sintiéndolo incierto
proyectamos sobre el ilusión, forjamos proyectos con diferentes metas,
planificamos y esperamos.
La sociedad, el contexto
social, político, económico, determinan posibilidades y probabilidades, ayudan
o imposibilitan expectativas.
El azar y la sucesión de
acontecimientos que no controlamos, pueden afectar a nuestros planes y
previsiones.
En realidad nadie sabe lo
que sucederá mañana. Durante milenios la humanidad se contentó con sobrevivir,
con organizar el día a día, (Alimentación y cobijo). Con la agricultura, se dio
un salto hacia el futuro, se almacenaron cosechas, se vigiló el ganado y se
comerció con los excedentes.
Ya las primeras
civilizaciones tuvieron expertos en planificación ”urbana”, de abastecimiento a
la población y de defensa contra los posibles enemigos. Todas estas previsiones
obligaron a la mente humana a un cálculo razonable de posibles futuros.
A ese pragmatismo, las
religiones le añadieron su toque espiritual, con los futuros no tangibles. Los
primeros profetas de la Biblia, predicaban al pueblo, visiones reveladas por
entes superiores.
Sus revelaciones eran casi
siempre apocalípticas. Estas profecías, son consideradas hoy, como una forma de
fomentar el orden y el control social.
Los grandes relatos
religiosos, en él no va más de la fantasía espiritual, inventaron los futuros
eternos y las reencarnaciones positivas y negativas.
El miedo guarda la viña,
y la fe es una esperanza.
Los utópicos, en general,
solo literarios, observaron que las propuestas contenían múltiples
imperfecciones, y se dedicaron a escribir ideales, algunos pluscuamperfectos,
aunque quedaron en literatura.
La utopía, será siempre
inalcanzable, solo se puede llevar a cabo por aproximación. No obstante, ha
quedado en el imaginario colectivo como una meta a alcanzar.
En el terreno de la ideología,
siempre se relaciona con el último fin, el “poder”.
La historia contiene avances
que en realidad no se sabe si fueron retrocesos, las revoluciones.
La revolución, lleva implícita
la violencia, para destruir el pasado, como si la naturaleza humana pudiera
cambiarse de un plumazo.
A las revoluciones pueden
seguir las dictaduras y fundamentalismo.,
que son retrocesos en el tiempo, exigiendo pasados imposibles en el presente.
No puedo más que hacer un
pequeño comentario sobre la Astrología, practicada desde tiempos inmemoriales.
Los griegos, que eran muy
racionales, construyeron una red de templos dedicados a los oráculos.
Los adivinadores
sacerdotales, practicaban una sabia ambigüedad, el futuro podía ser bueno o
malo, y así el solicitante de consejo, mantenía el suspense, y regresaba al
templo para seguir consultando, dejando su donativo.
A las estrellas y
constelaciones, se las ha escrutado desde siempre, para establecer analogías entre
sus movimientos astrales del macrocosmos y el microcosmos terrenal y personal.
Esta forma de adivinación del
futuro se sigue practicando.
Por ultimo citare la Ciencia de la Prospectiva:
Su método consiste en prever
futuros, Futuros Demográficos, Técnicos, Médicos, Científicos, Climáticos o Sociales,
que puedan dar orientación para la planificación general
En la prospectiva, se tienen
en cuenta las opiniones de científicos y expertos en todas las materias del
saber.
Al parecer los que más
fallan son los expertos en el tema económico y financiero.
Se basan en lo conseguido
experimentalmente hasta el presente, y busca un cierto equilibrio entre los
expertos optimistas y los pesimistas, siendo una ciencia multidisciplinar.
Todos los estados y
organizaciones industriales y económicas tienen sus expertos en prospectiva,
que trabajan a corto y medio plazo. (Entre 5 y 20 años).
Acertar es difícil, porque
el futuro está expuesto a fuerzas contradictorias, visibles y ocultas.
Sociológicamente, piensan
que el futuro lo construyen más los insatisfechos, que los felices, más los
luchadores que los resignados.
El malestar en Occidente
proviene del miedo, a que en el futuro podamos perder lo logrado en el pasado.
Los humanos solo tenemos
conocimiento de lo vivido, y hacia el porvenir hemos de ir con lucidez y en libertad,
con voluntad de esfuerzo pero con incertidumbres.
Social e individualmente,
hemos de actuar con alguna previsión. Prever, es conjeturar, por algún indicio,
lo que puede suceder, y disponer y preparar medios para futuras contingencias. (Tener
un plan “B”).
Ante esta contingencia, los
más pesimistas, pueden verse aquejados del “Síndrome de Casandra”. Los
afectados por el piensan que todo va a ir peor.
El escéptico, observa a ver qué
pasa y el optimista moderado, argumenta, que espera que la situación cambie a
mejor.
Ya que a los humanos, no nos
queda más que vivir en este mundo, y pasar la vida luchando constantemente, la
esperanza, es lo que hace que el alma no se amargue.
La esperanza es un acto de
confianza, es la vida misma defendiéndose.
Sin ella viviríamos desesperados.
Para finalizar, unos versos
que definen el paso por la vida:
Ten siempre en la memoria a Ítaca
Llegar allí es tu meta
Más, no apresures el viaje,
es mejor que se extienda
largos años.
Y en tu vejez arribes a la isla,
con
cuanto hayas ganado en el camino.
Sin esperar que Ítaca te enriquezca
Ítaca te regalo un hermoso
viaje
Sin ella, el camino, no
hubiese empezado.
Más, ninguna otra cosa puede
darte,
Aunque pobre la encuentres
Ítaca no te engañó
Rico en saber y en vida,
como has vuelto
Comprendes ya, que
significan la Ítacas
Podéis dejar vuestros comentarios y opiniones en el recuadro inferior si así lo deseáis.
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