miércoles, 17 de diciembre de 2014

TEMA LIBRE




El pasado Domingo día 14 de diciembre, entre los temes aportados se decidió debatir sobre los siguientes:

1-Que vuelva el calvo (El lucrativo negocio de repartir suerte)


2- Se lo imaginaban más glorioso


3-El sueldo de los ministros (La web de transparencia).



Que vuelva el calvo



No es para llevarle la contraria a nadie ni ser aguafiestas. Pero el anuncio navideño de Loterías del Estado tira a pésimo. No hablo de la calidad técnica, que es excelente, sino por lo pretencioso que resulta. Debo decirles que inicialmente me cautivó. Claro que hay que tener en cuenta que veníamos del lamentable spot del 2013, donde Montserrat Caballé más que a Montserrat Caballé se parecía a Joaquín Reyes.



Sin embargo, cuanto más veo la campaña de este año, menos me gusta. Si el objetivo era aportar realismo a la historia para darle cercanía, como se ha dicho, la agencia Leo Burnett ha pinchado.
Puestos a escoger, prefiero la ilusión del calvo que repartía magia, (¿se acuerdan de Clive Arrindell?) que tanta sensiblería lacrimógena.



Lo único mínimamente cercano a la realidad que recoge este anuncio del gordo es el pavor que sentiríamos cualquiera de nosotros si cayera el premio entre el grupo de la oficina, de la peña del fútbol, del barrio o del gimnasio. Ni en la peor de las pesadillas nadie querría verse en esta situación. Todos forrados de dinero menos tú, brrrr.



Es por eso y no por otra cosa que la mayoría acaba comprándose un décimo, o dos, o tres, y va metiendo participaciones en la cartera. Por si acaso. Nada tiene que ver la publicidad ni las fantasías sentimanetaloides entorno a una rifa.
Quien esto escribe lleva años sin gastar ni un euro en lotería. No es que no sueñe en vivir a lo grande sin pegar sello, en ser  rica y hacer como Angelina Jolie, que anda buscando un modesto piso de 30 millones de euros en Londres. Reconozco en todo esto, que sería todo un placer mandar a los jefes a tomar viento. Eh, conste que los adoro…
Pero uno y uno suman dos, como que el gordo solo toca a uno de cada 100.000, y encima el estado se lleva el 20%.



Hace unos años que cada vez menos personas afortunadas con este premio van a la administración o al bar el 22 de diciembre para montar ese ritual de la botella de champan sacudida y la posterior obsesión orgásmica por rociar al personal. Mucha gente ha aprendido que, si te toca algo en el sorteo, lo mejor es disimular, esconderse. 



Si vas contándolo por ahí- “¡Me ha tocado el gordo! ¡Me ha tocado el Gordo!”-enseguida aparecerán cincuenta amigos olvidados pero superenrrollados que intentaran darte el sablazo. Esta es la realidad aunque se prefiera una versión más almibarada.
El anuncio puede haber llegado a cierto punto de agotamiento y que el entusiasmo inicial del publico acabe por convertirse en irritación.
¿Dónde le ven el realismo?



Artículo de Susana Quadrado para “La Vanguardia”


Se lo imaginaban más glorioso.

En la serie televisiva Oh!, Europa de Dagoll Dagom, que en  1993 emitió TV3, un gag recurrente a cada capítulo era el del viajero que, ante cada monumento que visitaban aquellos tristes turistas en autocar (fuera la torre Eiffel de París, el Coliseo de Roma o el Big Ben de Londres), siempre decía, con decepción:

“Me lo imaginaba más grande...”.

Esta desilusión que mucha gente siendo cuando ve que aquello que había imaginado no se corresponde con la realidad pura y dura se produce ahora con estos pobres chicos europeos que, empujados por el sano anhelo de abrazar una causa redentora y de paso decapitar unas cuántas personas, se hacen de la organización Estado Islámico.



El diario “Le Figaro” explica ahora que varios centenares de jóvenes franceses que se fueron a Siria y al norte de Irak para servir como militantes del Estado Islámico ven que, una vez están en el lugar, el panorama no es tan idílico. En consecuencia, contra las convicciones yihadistas que hicieron que se fueran, quieren volver al país europeo de mierda del cual marcharon diciendo pestes

Por eso ahora se esfuerzan a buscar abogados franceses que los permitan volver al Hexágono (¡qué ganas que tenía de escribir el Hexágono, por cierto!) sin que los caiga encima un puro gordo. Evidentemente, un puro los caerá pero, si los abogados son habilidosos, intentarán conseguir que sea lo más pequeño posible.

Sus dudas son parecidas en todos los casos: “Si vuelvo a Francia, ¿qué me pasará? ¿Puedo evitar ir a prisión? ¿Qué tendría que hacer a cambio?”.


Alegan que no han tomado parte en operaciones sanguinarias (pero es evidente que cuando decidieron ir sabían que son una práctica habitual) y explican que el trabajo que hacen es, simplemente, distribuir ropa y alimentos, limpiar armas y transportar los cadáveres de los que han muerto en los enfrentamientos.
Hay uno que está en Alep, al norte de Siria, y se queja de la llegada del frío: “Llega el invierno. Esto empieza a ser muy duro”. Justo lo mismo que debían de decir muchos soldados alemanes de la Segunda Guerra Mundial, cuando llegó el invierno durante la ofensiva en tierra rusa del año 1942. Lo mismo también que debían de decir en 1812 los soldados de Napoleón, también en Rusia, cuando empezaron a pelarse de frío.




Me gustaría destacar dos de las quejas más emotivas de estos yihadistas arrepentidos que ahora quieren volver tan panchos a Europa.
La primera, la de uno que dice: “Estoy harto me hacen fregar los platos”.
Es una queja lógica: tiene que ser deprimente que te pongan a fregar platos mientras tus colegas se divierten cortando una cabeza aquí y otra allá. 



La otra queja es de uno que lamenta la dureza de la vida yihadista, allá tirado en medio de Siria o de vete a saber dónde. Dice que está hasta arriba y hace un lamento final:
“Aquí no me funciona el iPod. ¡Tengo que volver!”
Sin comentarios.



Artículo de Quim Monzó, para “la Vanguardia “del día 13 de diciembre del 2014.







El Portal de Transparencia refleja poco más de un tercio de las subvenciones a los partidos



La web del Gobierno contiene únicamente las ayudas que perciben del Estado para gastos ordinarios, de seguridad y electorales: 83 millones.




Los partidos reciben también dinero de las Cortes y de las instituciones autonómicas y locales, además de los fondos recibidos por sus fundaciones: al menos 162 millones.

El Portal de Transparencia que el Gobierno inauguró el miércoles no incluye todas las subvenciones que reciben los partidos políticos. La cifra de 83,5 millones de euros que aparece en esa página es engañosa, pues solo refleja aquellas ayudas que han percibido en 2014 de la Administración General del Estado para gastos "ordinarios", de "seguridad" y "electorales". Sin embargo, no contiene las ayudas procedentes de otras instituciones, que representan casi dos tercios de la financiación pública de las formaciones políticas.




Los 83.487.215 euros que  recopila la web de transparencia constituyen poco más de un tercio del dinero público que reciben los partidos. Se trata de la cantidad percibida de la Administración del Estado, que es la única información que el Gobierno tiene obligación de publicar en ese portal. Además,  la cifra ya se conocía, dado que es la que destinaron los Presupuestos Generales del Estado para el año 2014.

Esa ley presupuestaria cifró en 84,7 millones de euros la subvención total a las formaciones para este año: 52,7 millones para "gastos ordinarios"; 2,7 millones para los derivados de la seguridad; y 29,34 millones para sufragar los gastos de la campaña electoral de las europeas. Esta última cifra varía porque falta por hacer  la liquidación de los anticipos que recibieron las formaciones. Por el momento, el Portal de Transparencia refleja 28,8 millones. La novedad es que en la web aparecen centralizadas las cuantías que se llevó cada partido.



El Parlament catalán, el más generoso

Sin embargo, los 84,7 millones de subvención conforman poco más de una tercera parte del total que reciben las formaciones políticas con representación parlamentaria. Así, no figuran en el Portal de Transparencia los ingresos que reciben de las Cortes Generales, de los Gobiernos autonómicos, de las asambleas regionales y de los ayuntamientos, que suponen el grueso del dinero público que va a parar a las cuentas de los partidos y sobre el que apenas deben rendir cuentas.

En 2012 –el último año fiscalizado por el Tribunal de Cuentas–, esas instituciones entregaron un total de 140,64 millones de euros a los partidos. Los 17 parlamentos autonómicos fueron los que más dinero designaron a los grupos parlamentarios: 63,76 millones.



El que más fondos destinó a los grupos fue el Parlament de Catalunya (13 millones de euros), seguido del de Andalucía 11,4 millones y, muy de lejos, de la Asamblea de Madrid (4,25 millones). Por partidos, el que más dinero recibió de estas instituciones fue el PP (22,75 millones), seguido del PSOE (16 millones) y de CiU (5,26 millones).

53,37 millones de los ayuntamientos

En el caso del dinero que dan algunos Gobiernos autonómicos (7,33 millones), los socialistas fueron los que más recaudaron (2,28 millones), seguidos del PNV (2,25 millones).

Las corporaciones locales otorgaron un total de 53,37 millones a sus representantes. De nuevo, los mayores beneficiados fueron el PP y el PSOE. En este caso, percibieron fondos algunas formaciones que, al no tener representación en otras instituciones, solo tienen esos ingresos públicos.



El Congreso y el Senado dan a los grupos parlamentarios alrededor de 16 millones de euros. Estas partidas se dividen en unas cantidades fijas mensuales, idénticas para todos los grupos, y otras variables, que reciben también mensualmente en función del número de parlamentarios.



Y las fundaciones

El Gobierno defiende que la transparencia de estas subvenciones debe proceder de las instituciones que las otorgan. Fuentes de Presidencia, que es el Ministerio encargado de desarrollar el Portal de Transparencia, indican que la ley les exige publicarlos, aunque en principio no lo centralizarán en una misma página, por lo que su suma total seguirá teniendo las mismas trabas que hasta ahora. Además, las asambleas regionales y las corporaciones locales, afectadas por la ley, tienen una moratoria de un año más para poner en marcha las medidas de transparencia. 



El Portal de Transparencia también incluye las ayudas públicas a las fundaciones vinculadas a los partidos políticos. Aunque no es estrictamente una vía de financiación para las formaciones, en la práctica sí se emplean para fines partidistas. Las fundaciones del PP consiguieron un total de 6,5 millones de euros, diez veces más que las de los socialistas.



Artículo de Irene Castro, para el “El Diario.es”



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