jueves, 19 de junio de 2014

LA SEXUALIDAD

Ponencia presentada por Mª Rosa, el pasado sábado día 14 de junio



LA SEXUALIDAD


La sexualidad ha ido evolucionando con la mentalidad del ser humano.
En la prehistoria, era una simple satisfacción del instinto reproductivo. Probablemente la preocupación por la sexualidad no contara demasiado en las primeras sociedades cavernarias debido a la vida totalmente insegura de los primeros hombres. La persecución de la caza, la búsqueda de frutos les obligaba a un cambio constante de refugios.
La sexualidad pasa a ocupar un lugar importante en la civilización con el descubrimiento de la agricultura, pues permitió a las tribus establecerse periodos prolongados en territorios fijos, con lo que hombres y mujeres pudieron por fin conocer el placer de reproducirse.



En ese momento la humanidad identifica a la mujer (da vida), con la tierra (da frutos). Así nace un culto a la sexualidad femenina que solo relegarían las tres religiones monoteístas: Judaica, Islámica y Cristiana.
En las culturas helénica y latina, el acto sexual llego a ser una manifestación religiosa. Las orgias dedicadas a Dionisos o Baco, divinidad masculina de la sexualidad, fueron en principio verdaderos rituales del amor. En ellas se ofrecía a la divinidad un presente para propiciar sus favores en forma de fertilidad femenina y terrestre.



Con el correr del tiempo, esta creencia perdió su base religiosa y se trasformó en Hedonista.
Son especialmente famosas las orgias romanas, que llegaron a dimensiones monstruosas durante ciertos periodos de la época imperial.
En esta poca se consolido también la exaltación del potencial sexual masculino, a través de las imágenes de Zeus y especialmente de su hijo Apolo.



La mitología grecolatina está llena de hazañas eróticas de esos personajes, el primero padre de los dioses y el segundo su hijo predilecto.
La gente veneraba a Apolo como un dios lleno de belleza física e espiritual, era el protector de las artes. De su imagen surgió el concepto de belleza “apolínea”, que marca hasta nuestros días el prototipo de hombre bello, viril y sensual.


Su relación de conquistas divinas y humanas solo es comparable al de su padre Zeus.
Una costumbre de aquellos tiempos era el sexo sagrado. La mujer debía ofrecer su virginidad y fertilidad  a través de un sacerdote a un extranjero, el forastero debía pagar con una ofrenda en especies o en metálico al templo, para costear los cuidados del templo de la diosa.




Esa costumbre ritual degenero en la simple venta del cuerpo femenino, que ahora llamaríamos prostitución.
Griegos y latinos conocían la importancia del desarrollar una sexualidad plena, buscaban por lo tanto cumplir el ideal de la vida sexual. Educaban a los niños en el conocimiento de las funciones sexuales. Procuraban exaltar el erotismo.
Las consideraciones grecolatinas sobre la sexualidad permitían asimismo conductas que otras civilizaciones condenaban y perseguían, como la homosexualidad. Grandes hombres de la época la practicaban, sin que por ello se viera afectada su virilidad, como por ejemplo Alejandro Magno, estas conductas no recibían censura, sino que las adoptaban para excitar sus rutinarios placeres.



La religión judía fue la primera en condenar la homosexualidad, sobre todo entre las mujeres, que eran consideradas simples objetos sexuales.
En el antiguo testamento, la función de la mujer era solo procrear, perpetuar la especie y servir al hombre.
El cristianismo cambio algo esta visión pero al pasar a ser religión oficial del Imperio romano, se convirtió en una fuerza política y represiva.
El cristianismo designo la sexualidad como algo impuro.
El Islamismo reprimió aún más ferozmente a las mujeres, y sigue ocurriendo en la actualidad, lo prueban los pesados ropajes que las obligan a llevar en los países donde el Islam es religión oficial, aunque no en todos.
En oriente, la sociedad buscaba el conocimiento y el desarrollo de las funciones sexuales. En la India son famosos los libros sagrados del erotismo hindú, como el “Kama Sutra”, que enseñan las maneras de convertir el goce de la sexualidad en una experiencia casi mística. 



Esto no supone un mayor respeto en estas culturas por la mujer, las convenciones políticas y machistas, mantenían gran número de costumbres atroces y represivas contra ellas. Entre los peores aspectos de sus ideas sexuales, por ejemplo, se encuentra el “Sati”, en la que la viuda se inmola viva, en la pira funeraria del marido fallecido. Esta práctica, afortunadamente, fue virtualmente erradicada por los convenios sociales del siglo pasado.
En occidente, la represión político religiosa de la sexualidad y sus manifestaciones se mantuvo hasta bien entrado el siglo XX. Sin embargo, entre el siglo XVIII y la actualidad se dieron diferentes cambios en la mentalidad social. Algunos fueron espectaculares y otros poco perceptibles. Pero todos marcaron el camino hacia la revolución sexual de la década de los 60 que desemboco en las actuales concepciones de la sexualidad moderna.
Por ejemplo, a finales del siglo XVIII, el Marqués de Sade, introdujo en Francia, entre otras cosas, una nueva visión del placer sexual. Esta visión fue interpretada en su tiempo, como una mera incitación a la perversión, incluso en la actualidad recibe interpretaciones equivocas.



Durante el siglo XIX, la sexualidad comenzó a estudiarse con mayor serenidad., la represión de sociedades puritanas como la inglesa, en la época de la reina Victoria, continúo. La sociedad victoriana presentaba contradicciones morales, por un lado exigía contención sexual a las mujeres “decente”, al mismo tiempo que permitía la prostitución como un vertedero inevitable de las necesidades “sucias” de los hombres... Estas creencias victorianas, marcaron la sexualidad de los años posteriores.
El inicio del siglo XX, fue también el principio del importante movimiento de la liberación femenina, para situar a la mujer en un plano de igualdad con el hombre. Así empezaron a desecharse los tabúes sobre el cuerpo y su capacidad sexual. Por la misma época Freud dio a conocer sus revolucionarias ideas sobre la sexualidad humana, que condujeron a una verdadera revolución sexual.
Hombres y mujeres comenzaron a preocuparse más por entender mejor el desarrollo de sus capacidades y habilidades sexuales.
Las dos guerras mundiales aumentaron la permisividad sexual en la sociedad, que a corto plazo propiciaría una liberación conceptual del sexo.



Poco después se dieron a conocer las investigaciones modernas que permitirían el nacimiento de la sexología como ciencia
Entre estos estudios destacan por sus revelaciones y popularidad los que realizaron los doctores William H.Master  y Virginia Johnson, Hellen Kaplan, Shere Hite, Alfred Kinsey y Wilhem Reich, entre otros.



Tales estudios aparecieron entre 1920 y1980. Los años 60, con sus movimientos juveniles de transformación política, económica y ética, trajo un cambio decisivo. La sexualidad se consideró desde entonces como una cualidad única del ser humano, cambio así la actitud de las sociedades hacia el conocimiento de la sexualidad y sus manifestaciones. En nuestros días la manifestación de la sexualidad ocupa un lugar importante dentro de nuestra vida cotidiana.
Se habla mucho de sexo, pero muy poco de sexualidad, porque se entiende el sexo como coito cuando en realidad es mucho más que eso.


La sexualidad bien entendida, va más allá de los estereotipos (jóvenes, guapos, y heterosexuales), hay que entenderla desde la óptica de las relaciones afectivas y desde la diversidad de todos, absolutamente todos somos seres sexuados desde que nacemos hasta que morimos.
Por otro lado, el sexo, no es solamente los órganos sexuales, sino que en el sexo hay que usar todo el cuerpo, porque está cubierto de receptores nerviosos que nos aportan placer.
Hasta hace poco más de un siglo se ignoraba todo lo referente al sexo, al desarrollo fisiológico y sociológico de la sexualidad en los individuos.
Los pueblos primitivos practicaban y algunos practican aun la ablación del clítoris en las mujeres, desarrollaban ceremonias de iniciación de los adolescentes, practicaban ritos matrimoniales, entre otros, muchas veces sin saber porque.
La sexualidad era el reino del inconsciente, de las obligaciones rígidas e incomprensibles, de los tabúes, de los misterios y también del reino del silencio.
Las instituciones estaban orientadas a asegurar la supervivencia de la sociedad, la estabilidad de la familia, la educación de los hijos, etc., y se veían amenazados por las fuerzas oscuras y anárquicas del sexo.
Pero las cosas han cambiado, basta abrir los ojos al mundo circundante, para descubrir que en el siglo XXI, se ha establecido una autentica y verdadera revolución sexual, liquidando tabúes y echando por la borda siglos de represión.
Una mirada a la historia nos permite ver el movimiento pendular en las cuestiones del sexo, yendo del rigorismo al hedonismo.
Jamás en la historia de la humanidad el mundo ha estado tan erotizado como en nuestros días.
Sin embargo pese a ese torbellino de imágenes, de anuncios que usan el erotismo para promocionar un licor o un perfume, con miradas de seducción, no todo está claro, las personas no necesariamente conocen más y mejor que es la sexualidad, cuáles son sus dimensiones e implicaciones en la vida personal o social.


Existe el sexo casual y el relacional. Hay personas que no se aman pero mantienen una relación pasional fuerte. Otras disfrutan mucho más de una relación sexual personal basada en el amor.
La sexualidad alcanza o experimente diversos cambios durante la vida, y cuanto más madura es la persona, más experiencia va alcanzando sobre los distintos valores de la sexualidad.
El desarrollo sexual es fruto de la persona y su modo de actuar, de la relación con su medio y de sus circunstancias.
 Comportamiento sexual se activa a través del deseo. El deseo sexual es una de las emociones humanas más populares, tanto si se trata de una experiencia personal directa, como a veces indirecta.
La libido de los varones depende de unos niveles elevados de testosterona, la de las mujeres del estradiol y de las concentraciones de dopamina.
Aunque la testosterona también afecta a las mujeres, ya que durante la ovulación su nivel aumenta en sangre, esto hace se tenga ganas de practicar sexo con mayor frecuencia, y se disfrute más de él.
La afirmación de que: “el sexo está en el cerebro”, es cierta en parte, ya que esta se encuentra en la vieja parte del cerebro de mamífero, no en la parte consciente del cerebro.
La sexualidad circula por el cerebro como un coctel de hormonas.
Con los años la capacidad sexual, sobre todo en los hombres disminuye, por eso , y fruto de las investigaciones ha aparecido en el mercado un medicamento “sidenafil”, más conocido como Viagra.


Estudios recientes indican que unos 30 millones de hombres en EEUU, entre el 3 y el 9 por ciento de los varones suecos y un 10% de los ingleses padecen disfunción eréctil, que les impedia una relación  sexual satisfactoria.
Otro de los problemas importantes en la actualidad es la disminución de la calidad del esperma, ya que la concentración de espermatozoides se ha puesto por debajo de los 20 millones por mililitro, según los estudios a causa del estrés, la contaminación, el tabaco, los hábitos alimentarios etc.


Se pueden consultar estos datos en cualquier biblioteca  o en Internet.


La capacidad de las personas mayores de mantener una vida sexual activa se debe en parte a la experiencia sexual de los años anteriores. Si sus primeros encuentros sexuales son, valorados y disfrutados por el joven o la joven, esto les abrirá las puestas  a una extensa e intensa vida sexual en la edad adulta, siendo la mejor garantía del mantenimiento y satisfacción sexual hasta edades avanzadas.



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