Ponencia presentada por Blai el pasado sábado 18 de mayo
Hace un par de semanas Facebook cerró durante veinticuatro horas la cuenta de la Galerie du Jeu de Paume, de París. El motivo: habían colgado una foto en blanco y negro, obra de la artista Lauren Albin Guillot, hecha en 1940 y en la que se ve a una mujer recostada con los pechos a la vista. Étude de nu, se titula la obra.
Hasta los críos saben que una de las normas de Facebook es no permitir
fotos de cuerpos desnudos. Los que protestan por que no se deje colgar esa
imagen de un cuerpo desnudo deberían leer antes las normas de esa red. Porque,
si voluntariamente te apuntas a Facebook, tienes que aceptarlas. Si no, no te
apuntes.
La que se ha liado. Inmediatamente han surgido las protestas. ¿Cómo se
atreve Facebook a censurar una obra de arte? ¡Qué mojigatos son!
La mismísima Jeu de Paume ha hecho pública su indignación y ha recordado
que la foto de Guillot es un clásico “de gran valor artístico, que no tiene
nada de pornográfico y que cumple con el derecho a publicar contenidos de naturaleza
personal”.
Dicen también que Facebook debería revisar su normativa, ya que “no
distinguir entre una obra de arte y una imagen pornográfica es discutible y,
sobre todo, peligroso”. Algunos han llegado a escribir que “Facebook no es
capaz de distinguir ambos conceptos”.
Bien, ¿somos nosotros capaces de hacerlo?
¿Donde pondríamos los límites?
En el DRAE podemos encontrar:
Pornografía.
(De pornógrafo).
Pornógrafo,
fa.
(Del gr.
πορνογράφος).
1. m. y f.
Persona que escribe acerca de la prostitución.
2. m. y f. Autor de obras
pornográficas.
Pero, quien define el “Carácter” obsceno
En el mismo DRAE:
Obsceno,
na.
(Del lat. obscēnus).
1. adj.
Impúdico, torpe, ofensivo al pudor.
Aunque esto tampoco nos aclara demasiado la cuestión, ya que dependiendo de
la parte del mundo donde nos encontremos y de la cultura a la que nos
refiramos, imágenes, hechos y situaciones que a nosotros nos parecen obscenas,
en otros sitios no lo son.
En la cultura europea, bañarnos desnudos todos juntos queda limitado a
ambientes o playas nudistas, en cambio en Japón, es una practica habitual,
incluso a nivel familiar.
En cambio en Occidente es habitual la reproducción fotográfica de cuerpos
desnudos que en Japón se considera tabú.
Por lo que podríamos decir: “La pornografía es cuestión de geografía”
Pero vamos al arte.
Desde siempre, una rama del arte figurativo se ha dedicado a reproducir
cuerpos desnudos, porque, si son bellos, resultan agradables a la vista.
Supongo que si Miguel Ángel, hubiera hecho su David así:
En lugar de hacerlo así:
Los pacatos norteamericanos, no se hubieran escandalizado de la exposición
de una replica del David en un centro comercial, como reclamo de una agencia de
viajes, ni hubieran exigido su retirada inmediata
Ni tampoco las Autoridades Turcas hubieran pedido que en una exposición de
arte Helénico, las estatuas (sobretodo las masculinas) fueran cubiertas por un
velo, para no ofender el pudor de las mujeres.
Pero no olvidemos a Daniele da Volterra que se dedicaba a la “lencería
intima” además de a la pintura, repartiendo púdicos aditamentos a las pinturas
de la Capilla Sixtina, por orden del Papa de turno, por lo que recibió el
bonito nombre de: “IL Braghettone”
Por suerte, algunos han sido eliminados en la última restauración.
Pero no solo esto, creo que seria necesario debatir el porque se considera
arte el cuadro El origen del mundo de Courbet
Y en cambio las fotos que se publican en Play Boy o en cualquiera otra
revista del mismo estilo, no.
Eso, por un lado. Por el otro, ¿en qué se basan para defender el derecho de
la foto de Guillot a estar en Facebook y no de una de las que ellos consideran
porno? ¿En que la foto es de 1940 y está en blanco y negro?
Nadie con dos dedos de frente puede plantear que una obra –fotográfica,
escultórica o pictórica o es pornográfica o es arte. ¿Acaso una categoría
excluye a la otra?
Los cuadros de Picasso en los que aparecen parejas copulando con
genitales desmesurados ¿son arte y pornografía a la vez?
He visto dibujos como este en las paredes de algunos baños públicos o en
los de algunos bares. No creo que los visitara Picasso ¿O quizás si?
¿Y qué hacemos con los cuadros y esculturas de la valoradísima serie Made
in Heaven, del artista Jeff Koons (el del perrito del Guggenheim
de Bilbao), en la que él mismo aparece con Cicciolina, dale que te pego?
Los murales de Pompeya con mil y una posturas sexuales, ¿son arte
simplemente porque han pasado un montón de siglos?
¿Son aceptables la Venus de Willendorf
o la Venus del espejo de Velázquez (con su angelito
pillín) porque una es de hace 20.000 años y la otra del siglo XVII y, en
cambio, no es aceptable una foto de Bar Refaeli?
De todos es conocido, que durante años, en el museo del Prado, existía una
sala (“La sala reservada” creo que se llamaba), que tenia acceso restringido y
en la que se podían admirar los cuadros del fondo de la pinacoteca de carácter erótico
procedentes de las colecciones privadas de diversos reyes y nobles.
¿Consideramos artísticas las fotografías de niñas preadolescentes y adolescentes de Hamilton, en lugar de
encarcelarlo por pederastia?
También podríamos incluir en nuestro debate, la literatura, como arte, que
es.
¿Los “Trópicos”, o la trilogía “La crucifixión rosa” de H.Miler, con sus explicitas descripciones en que categoría literaria los
incluiríamos?
¿O las novelas Bukowski?
Incluso, según algunos “descreídos” las descripciones de los éxtasis de
Santa Teresa de Jesus o de San Juan de
la Cruz:
Volviendo a la pintura, comenta Quím Monzó, en el artículo que me ha
servido de base para hacer esta ponencia que:
“Cuando, en el franquismo, el porno estaba prohibido y yo tenía catorce
años, sin ninguna revista guarra que llevarme a los ojos, me veía obligado a
buscar refugio en el clasicismo. ¡Anda que no tengo que estarle agradecido a Nicolás
Poussin y su La bacanal! La de veces que me sirvió para
aplacar la testosterona de mi pubertad.”
¿No seria también esta la motivación de tantos encargos, para decorar las
habitaciones reales?
La de hoy, más que una ponencia ha sido un compendio de preguntas, ya que
confieso que no tengo nada claros los limites entre el arte y la pornografía, o
si realmente esos existen.
Esta ponencia esta basada en un articulo publicado en "La Vanguardia", por el escritor Quim Monzó.
Podéis dejar vuestros comentarios y opiniones, si así lo deseáis, en el recuadro inferior
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