Ponencia presentada el dia 9 de febrero por Ana Castro
Amor = (Habitualmente)
Sentimiento, relacionado con el afecto y el apego, hacia otra persona,
que produce una serie de emociones, experiencias y actitudes (entre las
actitudes está el deseo de proximidad con esa persona).
ENAMORARSE:
La creencia de que enamorarse es un tipo de amor no es cierta,
pero se ha extendido tanto porque contiene algo de verdad. Porque, para ser
amado, el objeto de amor debe primero atraernos, debe ser susceptible de que
nos entreguemos a él y nos comprometamos con él. Los psiquiatras llaman a este
proceso “catexia” * , así pues
“catectizamos” al objeto amado.
La catexia ayuda al individuo a dar un paso que es imprescindible
en el paso hacia el amor,
y ese paso es
en la dirección de Extender los límites
de uno, derribar las fronteras del propio yo.
Ampliamos nuestros límites en dirección al objeto amado cuyo crecimiento deseamos promover y
que pasa a ser muy importante para nosotros. El verdadero amor debería suponer
una experiencia de permanente extensión de la personalidad, nunca un
acortamiento.
Lo que pasa es que el “enamorarse” es sólo un derrumbe parcial y
transitorio de esas fronteras. La ampliación de nuestros límites exige esfuerzo, enamorarse no supone
ningún esfuerzo y, como ya he dicho, suele ser pasajero.
La idea de amor romántico (un enamoramiento indefinido, un amor
para toda la vida) es una enorme mentira, pero una mentira necesaria ya que
asegura la supervivencia de la especie: alienta y valida la experiencia que nos
lleva al matrimonio (o si preferís a la formación de una familia). Los psiquiatras y psicólogos saben de la
enorme confusión y sufrimiento que engendra esta idea. Millones de personas
consumen energía y esfuerzo en intentar que sus vidas se ajusten a este mito
irreal.
*****
DEPENDENCIA:
Hay otra creencia falsa en lo del amor: La tendencia a creer que
la dependencia es amor.
Cuando una persona afirma “No puedo o no podría vivir sin ella/el”
(y no se trata de una frase hecha sino de un convencimiento serio), se le puede
responder que entonces es que no ama, que está en un error.
Ya sé que esto no es fácil de aceptar, tampoco de explicar. Si “se necesita” a otro individuo para
vivir, uno se convierte en un parásito del otro. Aquí no hay ni libertad, ni
elección de ningún tipo. Es por tanto una cuestión de NECESIDAD más que de
amor. Dos personas se aman si son capaces de vivir por separado, pero deciden
vivir juntas. La dependencia, en adultos física y mentalmente sanos, es
patológica, un signo de enfermedad.
No me estoy refiriendo a los mecanismos de dependencia que tenemos
todos: de que nos mimen, nos valoren, nos demuestren afecto… ya que en la
mayoría de los casos estos deseos no rigen nuestras vidas, no son el tema
predominante en nuestra existencia.
[Abordo el tema de la dependencia porque pienso que es muy fácil
pasar del estado de enamoramiento a
establecer una relación de dependencia entre dos personas, o de una persona
respecto a otra, sobretodo si una de ellas la fomenta consciente o inconscientemente.
Hay con frecuencia en las parejas juegos psicológicos y manipulaciones
inconscientes que, en un intento de controlar al otro, lo pueden hacer
dependiente. Es más fácil que se dé este
paso que el de que el enamoramiento se
transforme en amor, ya que esto supone un esfuerzo consciente.
Cuando sí se crea una dependencia patológica, esta necesidad rige
nuestra vida y marca la calidad, quiero decir por lo general la falta de
calidad, de la existencia. Esto tiene un nombre en psiquiatría: “Trastorno de
personalidad dependiente pasivo”. Este
tipo de personas están tan atareadas tratando de que se les ame que no les
queda energía para amar. Cuando las personas dependientes hacen algo por el
otro el motivo, sea o no consciente, es para intentar consolidar el apego de
esa persona, para asegurarse su cuidado.
La dependencia psicológica puede parecerse y confundirse con el
amor porque alguien se apega violentamente a otro. Pero en realidad es una forma de antiamor, porque fomenta el
infantilismo y no el crecimiento personal, atrapa, en lugar de liberar, y
destruye las relaciones y a la persona. Todo lo contrario que el amor.
Por añadir algo más sobre cuando la dependencia se convierte en
patológica, decir que es un trastorno de la personalidad enmarcado dentro de
las dependencias afectivas. Para
algunos autores se trata más bien de un trastorno
adictivo, en el que el objeto que provoca a adicción es la relación de
pareja, y el objetivo es llenar un vacío en el sujeto que la padece.
Sea como sea este trastorno se relaciona con las emociones y la
capacidad para establecer vínculos significativos con otras personas. Al
tratarse de un trastorno de la personalidad, tien a ser algo crónico y estable
en la vida de la persona. Este trastorno tiene síntomas variados que dificultan
un tanto el diagnóstico, como son la depresión, las obsesiones o los síndromes
desadaptativos. La persona que lo padece es víctima de un intenso miedo a
perder al otro y miedo a la soledad, lo cual contamina el vínculo establecido
en la pareja.
Los dependientes emocionales manifiestan por su pareja una especie
de “apego ansioso”, caracterizado por una continua necesidad de saberse amado,
dificultades para llevar una vida independiente, búsqueda incesante del
candidato a pareja, cuando le falta, y selección precipitada del mismo, miedo a
no ser querido, miedo a la pérdida del objeto de amor y celos frecuentes, ideas contradictorias sobre el
amor y dificultad para romper aún cuando la relación sea altamente problemática
y generadora de malestar para el dependiente. Existe otra variante de este
tipo, llamada codependencia emocional, en la que los dos integrantes de la
pareja son los afectados.
Entonces, ¿qué tiene que haber en una relación de pareja para que
podamos hablar de amor?
AMOR:
Primero de todo, y parafraseando a Erich Froom, hay que decir
(contra el tópico en uso) que el amor es
una ACTIVIDAD, no un sentimiento.
Se puede amar a una persona
aunque conscientemente te disguste. (Ej: La madre Teresa de Calcuta o los que cuidan a leprosos).
Si recordáis, al principio he hablado de catexia y catectizar: Es
un proceso por el cual una persona u objeto llega a ser importante para
nosotros, sin proponérnoslo.
Una vez catectizado, el objeto (persona o cosa) es cargado con
nuestra energía como si fuera parte de nosotros mismos. Pero no confundamos:
Catectizar no es amar.
Cuando existe amor puede
ser con catexia o sin ella, con sentimientos amorosos o sin ellos.
Evidentemente es más fácil y placentero en el primer caso (con catexia), pero
es posible hacerlo SIN. La palabra clave es voluntad. La persona que de verdad ama lo hace a
causa de una decisión de amar. El
verdadero amor es una decisión, reflexiva, de dedicación.
Dicho de otro modo: cuando amamos a alguien le dedicamos nuestra atención y atendemos a cómo crece esa
persona. Cuando nos amamos a nosotros mismos atendemos a nuestro propio
crecimiento (lo cual no es ni mejor ni peor, sólo distinto).
La pregunta es: ¿se
pueden hacer a la vez ambas cosas?
Yo diría que sí, y además es que no se puede dar la 1ª sin la
2ª. Digamos que no podemos amar a
alguien si no nos amamos a nosotros mismos (frase que os sonará).
Pero ¿y al revés?....., ¿podemos amarnos a nosotros mismos sin que
eso se traduzca en amor a los demás? ¿Sería posible? Qué habéis observado?
INDIVIDUALIDAD :
Y por último comentaré el tema de la individualidad.
Una condición indispensable del verdadero amor es el respeto a
mantener la distinción entre uno mismo y el otro. El percibir a la persona
amada como alguien que posee una entidad enteramente separada (esto sería justo
lo opuesto a dependencia).
Dos personalidades separadas pero, eso sí, en atención y comunicación mutua: Abrirse a la pareja, escuchar a la
pareja en lo cotidiano y a sus problemas desde su interior, escuchar lo que le
pasó mientras esperaba el autobús……….. puede ser muy aburrido, inoportuno y
siempre consume energía, significa trabajo.
Si fuéramos PEREZOSOS no podríamos realizar este esfuerzo.
Si somos menos PEREZOSOS lo realizaremos mejor y más a menudo.
Como el amor es TRABAJO,
la esencia del no amor es la PEREZA.
**********
(Según
Freud, el sujeto puede dirigir su energía pulsional hacia un objeto o
una representación e impregnarlo, cargarlo o cubrirlo de parte de ella. Se
llaman catexias a estas descargas de energía psíquica. A partir de la
experiencia de catetización, el objeto cargado ya no le resulta indiferente al
sujeto, más bien tendrá para él un halo o colorido peculiar. Si los objetos y
personas nos resultan atractivas no es, para esta descripción, porque ellos
mismos posean de forma objetiva el carácter de "deseable" o "atractivo",
se trata más bien de una figuración consecuencia de nuestras proyecciones de
energía libidinosa sobre ellos. La
expresión más clara de las catexias es el enamoramiento).
Ana Castro
Ana Castro
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