Tertulia del Domingo día 22 de abril de 2012 Dos temas presentados por Mª Rosa ( sobre una poesía de Miguel Ramos Carrión ) y por Teresa, sobre un articulo de Maruja Torres publicado en "El País, el día 19 de abril de 2012) EL SEMINARISTA DE LOS OJOS NEGROS Desde la ventana de un casucho viejo abierta en verano, cerrada en invierno por vidrios verdosos y plomos espesos, una salmantina de rubio cabello y ojos que parecen pedazos de cielo, mientas la costura mezcla con el rezo, ve todas las tardes pasar en silencio los seminaristas que van de paseo. Baja la cabeza, sin erguir el cuerpo, marchan en dos filas pausados y austeros, sin más nota alegre sobre el traje negro que la beca roja que ciñe su cuello, y que por la espalda casi roza el suelo. Un seminarista, entre todos ellos, marcha siempre erguido, con aire resuelto. La negra sotana dibuja su cuerpo gallardo y airoso, flexible y esbelto. Él, solo a hurtadillas y con el recelo de que sus miradas observen los clérigos, desde que en la calle vislumbra a lo lejos a la salmantina de rubio cabello la mira muy fijo, con mirar intenso. Y siempre que pasa le deja el recuerdo de aquella mirada de sus ojos negros. Monótono y tardo va pasando el tiempo y muere el estío y el otoño luego, y vienen las tardes plomizas de invierno. Desde la ventana del casucho viejo siempre sola y triste; rezando y cosiendo una salmantina de rubio cabello ve todas las tardes pasar en silencio los seminaristas que van de paseo. Pero no ve a todos: ve solo a uno de ellos, su seminarista de los ojos negros; cada vez que pasa gallardo y esbelto, observa la niña que pide aquel cuerpo marciales arreos. Cuando en ella fija sus ojos abiertos con vivas y audaces miradas de fuego, parece decirla: —¡Te quiero!, ¡te quiero!, ¡Yo no he de ser cura, yo no puedo serlo! ¡Si yo no soy tuyo, me muero, me muero! A la niña entonces se le oprime el pecho, la labor suspende y olvida los rezos, y ya vive sólo en su pensamiento el seminarista de los ojos negros. En una lluviosa mañana de inverno la niña que alegre saltaba del lecho, oyó tristes cánticos y fúnebres rezos; por la angosta calle pasaba un entierro. Un seminarista sin duda era el muerto; pues, cuatro, llevaban en hombros el féretro, con la beca roja por cima cubierto, y sobre la beca, el bonete negro. Con sus voces roncas cantaban los clérigos los seminaristas iban en silencio siempre en dos filas hacia el cementerio como por las tardes al ir de paseo. La niña angustiada miraba el cortejo los conoce a todos a fuerza de verlos... tan sólo, tan sólo faltaba entre ellos... el seminarista de los ojos negros. Corriendo los años, pasó mucho tiempo... y allá en la ventana del casucho viejo, una pobre anciana de blancos cabellos, con la tez rugosa y encorvado el cuerpo, mientras la costura mezcla con el rezo, ve todas las tardes pasar en silencio los seminaristas que van de paseo. La labor suspende, los mira, y al verlos sus ojos azules ya tristes y muertos vierten silenciosas lágrimas de hielo. Sola, vieja y triste, aún guarda el recuerdo del seminarista de los ojos negros... |
MIGUEL RAMOS CARRIÓN
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Ni uno más
Por razones obvias de falta de transparencia carezco de datos para conformar el elenco de bajas que la más alta autoridad institucional de este país ha causado deliberadamente a vuestras familias. Sé de osos, de elefantes, de bisontes, de búfalos, de tigres... Pero no tengo la lista completa, aunque puedo imaginarla. Dada la edad avanzada del sujeto, que empezó a disparar muy joven, y que no se le conocen errores desde aquel en el que se llevó por delante a su hermano, es muy posible que mientras nosotros, aquí, nos debatimos en una crisis terrible, vosotros, ahí, todavía sigáis llorando la desaparición, por un tiroteo criminal y cobarde, de vuestros seres queridos. Sobre todo los elefantes, que tenéis tan buena memoria. Sabed que la mayoría de los españoles sufrimos por vuestras pérdidas.
Sabed también que no nos produce el menor alivio el hecho de que la última cacería de los vuestros le fuera pagada a nuestro monarca titular —no moral: esto no es la selva, ni él es el Rey León— por un millonario saudí de origen sirio, perteneciente a esa otra fauna de gentes adineradas que él frecuenta, en este caso sacrificándose estrictamente por ¡España! Sabed que estamos avergonzados, abochornados, indignados y hasta la cresta de tanta miseria ética y estética, y que os acompañamos en el sentimiento.
Os pedimos disculpas. Si la caza debió desaparecer con el Neolítico, la Monarquía debería desaparecer ahora. Haremos lo posible. Entretanto, es mejor que os pongáis a salvo en cuanto diviséis a un anciano rubio y coloradote que cojea. Es letal y va armado.
Esperamos vuestras opiniones respecto a los dos temas
Tenemos un mocarca que es cazador, y por muchas disculpas que haya pedido, no sabemos qué es lo que tenemos que disculparle, porque dejar de cazar, solo lo hará cuando las fuerzas físicas no se lo permitan, y si se refiere a la situación económica por la que atravesaba España, en el momento en que se dedicaba a los placeres de la caza, pues no tienen disculpas. Si no hubiera sido por el accidente que sufrió, jamás nos habríamos enterado de lo que estaba haciendo nuestro rey. Es una institución medieval y anacrónica, está en un limbo, donde no se sabe qué adaptar a los nuevos tiempos, y qué seguir manteniendo. Está claro que lo que mantienen son los privilegios, solo las obligaciones son las que someten a escrutinio popular, como si la reina, qué es primero, reina o madre, por ejemplo. En fin, que nos tendremos que aguantar con el derecho divino, frente al derecho de elección.
ResponderEliminar¡Salud!
Al Rey hay que dejarlo en paz, cada uno hace de lo suyo lo que le da la gana, es su vida privada, es tan sencillo que ha pedido perdon publicamente, Dios seguro que le ha perdonado y eso es lo mas importante, Él es el Rey de Reyes y Señor de Señores
ResponderEliminarLa poesia es muy bonita y yo le doy las gracias a Mª Rosa por que gracias a ella la he conocido. Y lo del rey esta mal lo que ha echo, se ha quitado la careta, antes la opinión publica no lo conocia, ahora habra que esperar hasta que se extinga, despues hay que pedir un referendum haber si sigue la monarquia.
ResponderEliminarA mi, si Dios le ha perdonado o no, me importa un rábano, lo cierto es que se dedica a masacrar animales con el dinero que a mi me descuentan de la nomina cada mes.
ResponderEliminarY de la misma manera que a mi, si hago mal mi trabajo, o dejo a mi empresa en ridículo me piden cuentas, creo que a el, que ha hecho mal su trabajo y ha dejado a España en ridículo total, también le podemos pedir cuentas.
Además, yo no veo en ningún momento que haya pedido perdón.
Ha pedido disculpas (porque lo han pillado in fraganti), y ha dicho que no volverá a ocurrir (que lo pillen).
Lo de la sencillez, me gustaría que alguien me explicara por donde se la ven
En resumen, ya que pago, me gusta, poder opinar sobre el “servicio” que recibo.
Saludos