La sexualidad ha ido evolucionando
con la mentalidad del ser humano.
En la prehistoria, era una
simple satisfacción del instinto reproductivo. Probablemente la preocupación
por la sexualidad no contara demasiado en las primeras sociedades cavernarias debido
a la vida totalmente insegura de los primeros hombres. La persecución de la
caza, la búsqueda de frutos les obligaba a un cambio constante de refugios.
La sexualidad pasa a ocupar
un lugar importante en la civilización con el descubrimiento de la agricultura,
pues permitió a las tribus establecerse periodos prolongados en territorios
fijos, con lo que hombres y mujeres pudieron por fin conocer el placer de
reproducirse.
En ese momento la humanidad
identifica a la mujer (da vida), con la tierra (da frutos). Así nace un culto a
la sexualidad femenina que solo relegarían las tres religiones monoteístas:
Judaica, Islámica y Cristiana.
En las culturas helénica y
latina, el acto sexual llego a ser una manifestación religiosa. Las orgias
dedicadas a Dionisos o Baco, divinidad masculina de la sexualidad, fueron en
principio verdaderos rituales del amor. En ellas se ofrecía a la divinidad un
presente para propiciar sus favores en forma de fertilidad femenina y
terrestre.
Con el correr del tiempo,
esta creencia perdió su base religiosa y se trasformó en Hedonista.
Son especialmente famosas
las orgias romanas, que llegaron a dimensiones monstruosas durante ciertos
periodos de la época imperial.
En esta poca se consolido también
la exaltación del potencial sexual masculino, a través de las imágenes de Zeus
y especialmente de su hijo Apolo.
La mitología grecolatina está
llena de hazañas eróticas de esos personajes, el primero padre de los dioses y
el segundo su hijo predilecto.
La gente veneraba a Apolo como
un dios lleno de belleza física e espiritual, era el protector de las artes. De
su imagen surgió el concepto de belleza “apolínea”, que marca hasta nuestros días
el prototipo de hombre bello, viril y sensual.
Su relación de conquistas
divinas y humanas solo es comparable al de su padre Zeus.
Una costumbre de aquellos
tiempos era el sexo sagrado. La mujer debía ofrecer su virginidad y fertilidad a través de un sacerdote a un extranjero, el
forastero debía pagar con una ofrenda en especies o en metálico al templo, para
costear los cuidados del templo de la diosa.
Esa costumbre ritual
degenero en la simple venta del cuerpo femenino, que ahora llamaríamos prostitución.
Griegos y latinos conocían la
importancia del desarrollar una sexualidad plena, buscaban por lo tanto cumplir
el ideal de la vida sexual. Educaban a los niños en el conocimiento de las
funciones sexuales. Procuraban exaltar el erotismo.
Las consideraciones
grecolatinas sobre la sexualidad permitían asimismo conductas que otras
civilizaciones condenaban y perseguían, como la homosexualidad. Grandes hombres
de la época la practicaban, sin que por ello se viera afectada su virilidad,
como por ejemplo Alejandro Magno, estas conductas no recibían censura, sino que
las adoptaban para excitar sus rutinarios placeres.
La religión judía fue la
primera en condenar la homosexualidad, sobre todo entre las mujeres, que eran
consideradas simples objetos sexuales.
En el antiguo testamento, la
función de la mujer era solo procrear, perpetuar la especie y servir al hombre.
El cristianismo cambio algo
esta visión pero al pasar a ser religión oficial del Imperio romano, se convirtió
en una fuerza política y represiva.
El cristianismo designo la sexualidad
como algo impuro.
El Islamismo reprimió aún
más ferozmente a las mujeres, y sigue ocurriendo en la actualidad, lo prueban
los pesados ropajes que las obligan a llevar en los países donde el Islam es religión
oficial, aunque no en todos.
En oriente, la sociedad
buscaba el conocimiento y el desarrollo de las funciones sexuales. En la India
son famosos los libros sagrados del erotismo hindú, como el “Kama Sutra”, que
enseñan las maneras de convertir el goce de la sexualidad en una experiencia
casi mística.
Esto no supone un mayor respeto en estas culturas por la mujer,
las convenciones políticas y machistas, mantenían gran número de costumbres
atroces y represivas contra ellas. Entre los peores aspectos de sus ideas sexuales,
por ejemplo, se encuentra el “Sati”, en la que la viuda se inmola viva, en la
pira funeraria del marido fallecido. Esta práctica, afortunadamente, fue
virtualmente erradicada por los convenios sociales del siglo pasado.
En occidente, la represión político
religiosa de la sexualidad y sus manifestaciones se mantuvo hasta bien entrado
el siglo XX. Sin embargo, entre el siglo XVIII y la actualidad se dieron
diferentes cambios en la mentalidad social. Algunos fueron espectaculares y
otros poco perceptibles. Pero todos marcaron el camino hacia la revolución
sexual de la década de los 60 que desemboco en las actuales concepciones de la
sexualidad moderna.
Por ejemplo, a finales del
siglo XVIII, el Marqués de Sade, introdujo en Francia, entre otras cosas, una
nueva visión del placer sexual. Esta visión fue interpretada en su tiempo, como
una mera incitación a la perversión, incluso en la actualidad recibe interpretaciones
equivocas.
Durante el siglo XIX, la sexualidad
comenzó a estudiarse con mayor serenidad., la represión de sociedades puritanas
como la inglesa, en la época de la reina Victoria, continúo. La sociedad
victoriana presentaba contradicciones morales, por un lado exigía contención
sexual a las mujeres “decente”, al mismo tiempo que permitía la prostitución
como un vertedero inevitable de las necesidades “sucias” de los hombres...
Estas creencias victorianas, marcaron la sexualidad de los años posteriores.
El inicio del siglo XX, fue también
el principio del importante movimiento de la liberación femenina, para situar a
la mujer en un plano de igualdad con el hombre. Así empezaron a desecharse los tabúes
sobre el cuerpo y su capacidad sexual. Por la misma época Freud dio a conocer
sus revolucionarias ideas sobre la sexualidad humana, que condujeron a una
verdadera revolución sexual.
Hombres y mujeres comenzaron
a preocuparse más por entender mejor el desarrollo de sus capacidades y
habilidades sexuales.
Las dos guerras mundiales
aumentaron la permisividad sexual en la sociedad, que a corto plazo propiciaría
una liberación conceptual del sexo.
Poco después se dieron a
conocer las investigaciones modernas que permitirían el nacimiento de la sexología
como ciencia
Entre estos estudios
destacan por sus revelaciones y popularidad los que realizaron los doctores
William H.Master y Virginia Johnson,
Hellen Kaplan, Shere Hite, Alfred Kinsey y Wilhem Reich, entre otros.
Tales estudios aparecieron
entre 1920 y1980. Los años 60, con sus movimientos juveniles de transformación política,
económica y ética, trajo un cambio decisivo. La sexualidad se consideró desde
entonces como una cualidad única del ser humano, cambio así la actitud de las
sociedades hacia el conocimiento de la sexualidad y sus manifestaciones. En
nuestros días la manifestación de la sexualidad ocupa un lugar importante
dentro de nuestra vida cotidiana.
Se habla mucho de sexo, pero
muy poco de sexualidad, porque se entiende el sexo como coito cuando en
realidad es mucho más que eso.
La sexualidad bien entendida,
va más allá de los estereotipos (jóvenes, guapos, y heterosexuales), hay que
entenderla desde la óptica de las relaciones afectivas y desde la diversidad de
todos, absolutamente todos somos seres sexuados desde que nacemos hasta que
morimos.
Por otro lado, el sexo, no
es solamente los órganos sexuales, sino que en el sexo hay que usar todo el
cuerpo, porque está cubierto de receptores nerviosos que nos aportan placer.
Hasta hace poco más de un
siglo se ignoraba todo lo referente al sexo, al desarrollo fisiológico y sociológico
de la sexualidad en los individuos.
Los pueblos primitivos
practicaban y algunos practican aun la ablación del clítoris en las mujeres,
desarrollaban ceremonias de iniciación de los adolescentes, practicaban ritos
matrimoniales, entre otros, muchas veces sin saber porque.
La sexualidad era el reino
del inconsciente, de las obligaciones rígidas e incomprensibles, de los tabúes,
de los misterios y también del reino del silencio.
Las instituciones estaban
orientadas a asegurar la supervivencia de la sociedad, la estabilidad de la
familia, la educación de los hijos, etc., y se veían amenazados por las fuerzas
oscuras y anárquicas del sexo.
Pero las cosas han cambiado,
basta abrir los ojos al mundo circundante, para descubrir que en el siglo XXI,
se ha establecido una autentica y verdadera revolución sexual, liquidando tabúes
y echando por la borda siglos de represión.
Una mirada a la historia nos
permite ver el movimiento pendular en las cuestiones del sexo, yendo del
rigorismo al hedonismo.
Jamás en la historia de la
humanidad el mundo ha estado tan erotizado como en nuestros días.
Sin embargo pese a ese
torbellino de imágenes, de anuncios que usan el erotismo para promocionar un
licor o un perfume, con miradas de seducción, no todo está claro, las personas
no necesariamente conocen más y mejor que es la sexualidad, cuáles son sus
dimensiones e implicaciones en la vida personal o social.
Existe el sexo casual y el
relacional. Hay personas que no se aman pero mantienen una relación pasional
fuerte. Otras disfrutan mucho más de una relación sexual personal basada en el
amor.
La sexualidad alcanza o
experimente diversos cambios durante la vida, y cuanto más madura es la persona,
más experiencia va alcanzando sobre los distintos valores de la sexualidad.
El desarrollo sexual es
fruto de la persona y su modo de actuar, de la relación con su medio y de sus
circunstancias.
Comportamiento sexual se activa a través del
deseo. El deseo sexual es una de las emociones humanas más populares, tanto si
se trata de una experiencia personal directa, como a veces indirecta.
La libido de los varones
depende de unos niveles elevados de testosterona, la de las mujeres del
estradiol y de las concentraciones de dopamina.
Aunque la testosterona también
afecta a las mujeres, ya que durante la ovulación su nivel aumenta en sangre,
esto hace se tenga ganas de practicar sexo con mayor frecuencia, y se disfrute
más de él.
La afirmación de que: “el
sexo está en el cerebro”, es cierta en parte, ya que esta se encuentra en la
vieja parte del cerebro de mamífero, no en la parte consciente del cerebro.
La sexualidad circula por el
cerebro como un coctel de hormonas.
Con los años la capacidad
sexual, sobre todo en los hombres disminuye, por eso , y fruto de las
investigaciones ha aparecido en el mercado un medicamento “sidenafil”, más
conocido como Viagra.
Estudios recientes indican
que unos 30 millones de hombres en EEUU, entre el 3 y el 9 por ciento de los
varones suecos y un 10% de los ingleses padecen disfunción eréctil, que les
impedia una relación sexual
satisfactoria.
Otro de los problemas
importantes en la actualidad es la disminución de la calidad del esperma, ya
que la concentración de espermatozoides se ha puesto por debajo de los 20
millones por mililitro, según los estudios a causa del estrés, la contaminación,
el tabaco, los hábitos alimentarios etc.
La capacidad de las personas
mayores de mantener una vida sexual activa se debe en parte a la experiencia
sexual de los años anteriores. Si sus primeros encuentros sexuales son, valorados
y disfrutados por el joven o la joven, esto les abrirá las puestas a una extensa e intensa vida sexual en la edad
adulta, siendo la mejor garantía del mantenimiento y satisfacción sexual hasta
edades avanzadas.
Podéis dejar vuestras opiniones y comentarios en el recuadro inferior si así lo deseáis
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