jueves, 2 de enero de 2014

TEMA LIBRE

De los temas presentados, se eligieronpor votación los soguientes:

HAY QUE TENER UN AMANTE.

TRADICIONES.





Hay que tener un amante




Muchas personas tienen un amante y otras quisieran tenerlo. Y también están las que no lo tienen, o las que lo tenían y lo perdieron. Y son generalmente estas dos últimas, las que vienen a mi consultorio para decirme que están tristes o que tienen distintos síntomas como insomnio, falta de voluntad, pesimismo, crisis de llanto o los más diversos dolores.
Me cuentan que sus vidas transcurren de manera monótona y sin expectativas, que trabajan nada más que para subsistir y que no saben en qué ocupar su tiempo libre. En fin, palabras más, palabras menos, están verdaderamente desesperanzadas.
Antes de contarme esto ya habían visitado otros consultorios en los que recibieron la condolencia de un diagnóstico seguro:”Depresión” y la infaltable receta del antidepresivo de turno.
Entonces, después de que las escucho atentamente, les digo que no necesitan un antidepresivo; que lo que realmente necesitan, ES UN AMANTE
Es increíble ver la expresión de sus ojos cuando reciben mi veredicto. Están las que piensan: ¡Cómo es posible que un profesional se despache alegremente con una sugerencia tan poco científica!. Y también están las que escandalizadas se despiden y no vuelven nunca más
A las que deciden quedarse y no salen espantadas por el consejo, les doy la siguiente definición: Amante es: “Lo que nos apasiona”. Lo que ocupa nuestro pensamiento antes de quedarnos dormidos y es también quien a veces, no nos deja dormir. Nuestro amante es lo que nos vuelve distraídos frente al entorno. Lo que nos deja saber que la vida tiene motivación y sentido.
A veces a nuestro amante lo encontramos en nuestra pareja, en otros casos en alguien que no es nuestra pareja. También solemos hallarlo en la investigación científica, en la literatura, en la música, en la política, en el deporte, en el trabajo cuando es vocacional, en la necesidad de trascender espiritualmente, en la amistad, en la buena mesa, en el estudio, o en el obsesivo placer de un hobby…En fin, es “alguien” o “algo” que nos pone de “novio con la vida” y nos aparta del triste destino de durar.
¿Y qué es durar? – Durar es tener miedo a vivir. Es dedicarse a espiar como viven los demás, es tomarse la presión, deambular por consultorios médicos, tomar remedios multicolores, alejarse de las gratificaciones, observar con decepción cada nueva arruga que nos devuelve el espejo, cuidarnos del frío, del calor, de la humedad, del sol y de la lluvia. Durar es postergar la posibilidad de disfrutar hoy, esgrimiendo el incierto y frágil razonamiento de que quizás podamos hacerlo mañana.
Por favor no te empeñes en durar, búscate un amante, se vos también un amante y un protagonista… de la vida. Pensá que lo trágico no es morir, al fin y al cabo la muerte tiene buena memoria y nunca se olvidó de nadie.
Lo trágico, es no animarse a vivir; mientras tanto y sin dudar, búscate un amante…
La psicología después de estudiar mucho sobre el tema descubrió algo trascendental:
“Para estar contento, activo y sentirse feliz, hay que estar de novio con la vida”.
Jorge Bucay




TRADICIONES

Ponencia presentada por Patricia Durán


Hablar de tradiciones, en estas fechas, casi resulta un tópico. Ay, qué pena, se ha perdido tal y me lamento de que, seguro parece, también se está perdiendo pascual. ( Cuidado, no puedo seguir por esta línea, porque puede ser la leche!)

Así que reconduzco y, con un giro al más puro estilo políticamente correcto, no hablaré de la Navidad, sino de tradiciones. La nevada de diciembre del 2001 nos llevó a los vecinos a compartir casa y mesa. A la luz de velas y “campingás” jugamos al parchís, la oca y el dominó. Nos sentimos hermanados durante unos días, luego al llegar Navidad, cada oveja a su corral. Vacaciones con calefacciones, la familia en mangas de camisa.



Punto entre Molins de Rei y Barcelona. 15 –XII- 2001



Páginas de la 35 a la 42 La Vanguardia  (Abajo, selecciona y pasa página).

  Llegó la primavera y en pocos días la bomba de calor pasó de eso, del calor, al frío. Verano con aire acondicionado. Ahora nos lamentamos, que si el recibo de la luz está por las nubes, qué nubes más feas se ven en el horizonte cada vez menos lejano...


Pero esto no pasa en mi caso... mi casa. Cómo? Respetamos la tradición del pijama afelpado, el batín y las zapatillas de peluche, la manta sobre las piernas cuando nos sentamos en el sofá y un radiador a 18ºC de día y a 17ºC de noche. El resto de la casa no necesita calefacción. Tampoco aire acondicionado. En verano, las mosquiteras nos libran de insectos, por lo que tampoco empleamos insecticidas, y las ventanas abiertas nos permiten gozar de una temperatura fresca y agradable. (Sí, lo has acertado. Estas líneas pretendían hablar de la tradición de ahorrar, gastar lo necesario, contaminar lo imprescindible. Es lo que me inculcaron mis mayores y así se lo paso a mis hijos, el propio y los de otros, que también intento educar).


Estos días, en mi infancia, ya había hecho o comprado postales de Navidad para felicitar las fiestas a familia y amistades. Entonces no decíamos que en el buzón sólo encontramos facturas. Precisamente, ni la tecnología ni la economía habrían hecho posible esa avalancha de publicidad y asientos bancarios que nos llegan hoy. Te pasa por la cabeza la típica frase “Es que ahora con “lainternés ” ya no hace falta”. Si vieses con qué interés los chicos abren, leen y conservan las notas de papel que se mandan unos a otros en clase, creo que correrías al estanco, a pie, a comprar sobre y sello, dispuesto a enviar una felicitación a esa persona que te ha venido a la memoria.


“Memories....” recuerdos... Comprábamos papel de diversos tipos, dibujábamos los motivos y creábamos nuestros propios adornos navideños. Hacíamos el Belén. Las figuras de barro que los abuelos salvaron de la guerra, las de plástico, que se compraron en las primeras pascuas lejos del pueblo... Ese estilo ecléctico... que puede llegar hasta contener a Pin y Pon, las tortugas Ninja y a Shin Chan, si en casa hay menores de 6 años. En una escuela se armó el Belén precisamente porque tuvieron que dejar de montarlo. “Podía ofender a personas de otras culturas”. (No voy a seguir por aquí o me van a dar “un mantecao”).
 



En casa hacemos el caldo de pollo. Luego, con la carne hacemos canelones. Tostamos almendras, las picamos y hacemos turrón al estilo Jijona. Hacemos calceta y maquetas. También jugamos al Tetris y wasapeamos. Somos usuarios del transporte público, nos hacemos el bocata y no fumamos. Resulta extraño ver en realidad algo que en teoría parece bueno? No somos clientes de las empresas de precocinados. (Lo has vuelto a acertar, me estoy refiriendo a la tradición de la cocina casera y los hábitos saludables).

Cuando hablamos de tradición, hay quien piensa en la familia, hay quien piensa en costumbres exóticas. Si escribes “tradiciones” en imágenes de Google los resultados que ofrece son básicamente referidos la Navidad católica y a las fiestas mexicanas, destacando el Día de los Muertos, que nos impacta porque no concebimos esos chistes coloridos con los esqueletos, a no ser que seamos de la onda de Tim Burton. 


 Lo has vuelto a acertar, ahora te quería hacer pensar en nuestros difuntos. Como el dios bifronte Jano (Januarius, gener, enero), una cara de anciano mirando al pasado y una cara de joven mirando al futuro, recuerdo mis difuntos y cuido su legado. Miro a los niños y cuido mi legado. Por ejemplo, les explico que por el honor de los segetanos y el valor de los numantinos empezamos el año el 1 de enero. Si no fuera por las guerras numantinas, tendría que esperar al 15 de marzo para desearte “Feliz año nuevo”.


Guerreros celtibéricos. Museo numantino. Soria.

Patricia Durán
 



 
 




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