Hasta
hace muy poco, los científicos habían considerado cierta la versión sobre la
historia del origen de la agricultura según la cual el cultivo de las plantas
comestibles apareció de repente en Oriente Próximo hace unos 10.000 años, y de
allí se extendió con rapidez hacia Europa. En un principio, la genética parecía
apoyar esta versión, pero ahora han comenzado a aparecer fisuras con la
obtención de nuevas evidencias, que han hecho tambalearse la certidumbre en
torno a este modelo.
Las nuevas evidencias han
sido obtenidas por un equipo bajo la dirección de Robin Allaby, de la
Universidad de Warwick. Sin embargo, las evidencias arqueológicas recientes ya
han comenzado a socavar las bases de este modelo, alejando la fecha de la
primera aparición de la agricultura. El mejor ejemplo de ello es el yacimiento
arqueológico Ohalo II, en Siria, donde más de 90.000 fragmentos de plantas de
hace 23.000 años demuestran que los cereales silvestres habían sido cosechados
unos 10.000 años antes de la fecha que se consideraba como la más antigua en la
historia de la agricultura, antes incluso del último máximo glacial (hace entre
18.000 y 15.000 años).
Podríamos estimar, el origen
de la agricultura en el Neolítico, la vida social de esa época comenzaba a
estabilizarse tras el periodo de adaptación del Mesolítico en cuanto a
costumbres y tradiciones, y se iba alejando progresivamente de la vida nómada
del cazador-recolector.
Básicamente se dedicaban al
pastoreo, domesticación de animales, confección de tejidos, modelación de
cerámicas y cultivo de la tierra, fue una época de cambios revolucionarios en
las formas de vida.
Las culturas neolíticas más
importantes aparecieron en Oriente Medio y la península Balcánica. La
agricultura ocupó sobre todo un lugar preeminente en las civilizaciones china,
hindú, egipcia y mesopotámica.
Los primeros agricultores
ocuparon variadas regiones: Irán, Irak, Jordania, Israel, Siria, Turquía,
Sureste asiático (Tailandia), África (Egipto, a lo largo del río Nilo), Europa
(Macedonia, márgenes del río Danubio), China (río Amarillo), India y Pakistán
(valle del río Indo), México, etc.
Desde aquella época hasta la
actualidad la agricultura ha evolucionado aumentando las producciones de manera
exponencial.
La otra gran revolución en
el mundo agrícola, fue la incorporación del riego en las plantaciones.
Originariamente, se aprovechaban
las crecidas de los ríos (Del Nilo, del Ganges
fundamentalmente), para regar y fertilizar los campos cercanos a los ríos.
Los grandes impulsores de
los sistemas de riego fueron los árabes.
Si os fijáis casi todas las
palabras relacionadas con la conducción de agua y su almacenamiento en español
son de origen árabe (aljibe, acequia,...).
Después de la revolución
industrial y al urbanizarse la sociedad, el campo también necesito de industrialización
al aumentar la demanda de productos agrícolas, apareciendo, la agricultura
intensiva. En los años 1970 y 1980, se produjo la llamada “revolución verde”
que cambió la escala dentro de una agricultura extensiva.
La agricultura intensiva es
un sistema que hace un uso intensivo de los medios de producción.
Esto implica una gran mecanización
y en algunos casos como en los del cultivo hidropónico en invernaderos una gran
inversión económica inicial.
En este tipo de agricultura
se producen cantidades inmensas en reducidos espacios de tiempo, de un solo
tipo de producto. Y con estos cultivos se pretende alimentar a la región
metropolitana.
Se requiere fuerte uso de energía solar
y de combustibles como petróleo y derivados; se aplican productos químicos como
los fertilizantes
tratados o los plaguicidas. Las características de la agricultura intensiva
son:
Con esta técnica se puede
obtener mucha productividad de la tierra.
Se cultiva un único tipo de
semillas.
Se utiliza poca mano de obra
humana. (Exceptuando algunos específicos que por su naturaleza no están tan
mecanizados (espárragos alcachofas fresas etc.)
Contra insectos u hongos
perjudiciales se utilizan plaguicidas y fitosanitarios
Se gastan enormes cantidades
de energía.
Los defensores de este tipo
de agricultura alegan que, la agricultura intensiva ha permitido incrementar la
productividad agrícola en el último siglo, asegurando al mismo tiempo una
fuente estable de alimentos al tiempo que aumenta la población mundial y
decrece la superficie necesaria.
Los incrementos en la
producción, conjuntamente con la mecanización agraria han contribuido a la
reducción de la población agraria, permitiendo que a medida que quedaban libres
de las tareas del campo pudiesen incorporarse al sector industrial (caso de España
en los años 60).
Incrementa la renta de los
agricultores, permite una producción más acelerada de los alimentos en poco
espacio con mayores resultados en productividad y tamaño, por lo cual esto
beneficia a la alimentación de la población.
En cambio sus detractores
afirman que destruye al medio ambiente. Tiene enormes consecuencias sobre el
medio. Sobre todo con la flora y fauna autóctona, por lo tanto (en los casos en
que se usan pesticidas, fungicidas y medios no biológicos) este tipo de
agricultura es de las más dañinas
La adopción de los
parámetros de la industria por parte de la agricultura comienza con el
despliegue industrial en el siglo XIX.
Pero la industrialización de
la agricultura como “modernización”, se suele identificar con el uso de
semillas híbridas y agroquímicos, como si fuera el rasgo definitorio de la
agricultura industrial. Por eso, habitualmente se denomina agricultura química
a la agricultura industrial.
En contraposición a este
tipo de explotación agrícola aparece más recientemente la llamada agricultura
ecológica, o sus sinónimos orgánica o biológica, es un sistema para cultivar
una explotación agrícola autónoma basada en la
utilización óptima de los recursos naturales, sin emplear productos
químicos de síntesis, u organismos genéticamente modificados
(OGMs) -ni para abono ni para combatir las plagas-, logrando de esta
forma obtener alimentos orgánicos a la vez que se conserva la
fertilidad
de la tierra y se respeta el medio
ambiente. Todo ello de manera sostenible y equilibrada.
Los principales objetivos de
la agricultura orgánica son la obtención de alimentos
saludables, de mayor calidad nutritiva, sin la presencia de sustancias de síntesis química y obtenidos mediante procedimientos sustentables. Este tipo de
agricultura es un sistema global de gestión de la producción, que incrementa y
realza la salud de los agrosistemas, inclusive la diversidad biológica, los
ciclos biológicos y la actividad biológica del suelo. Esto se consigue
aplicando, siempre que sea posible, métodos agronómicos, biológicos y mecánicos,
en contraposición a la utilización de materiales sintéticos para desempeñar
cualquier función específica del sistema. Esta forma de producción, además de
contemplar el aspecto ecológico, incluye en su filosofía el mejoramiento de las
condiciones de vida de sus practicantes, de tal forma que su objetivo se apega
a lograr la sostenibilidad integral del sistema de producción agrícola; o sea,
constituirse como un agrosistema social, ecológico y económicamente sustentable.
La agricultura biodinámica, la permacultura,
la agricultura natural, la agricultura indígena, la agricultura familiar, la
agricultura campesina, son tipos de agricultura natural que buscan el
equilibrio con el ecosistema, son sistemas agrícolas sostenibles que se han
mantenido a lo largo del tiempo en distintas regiones del mundo buscando
satisfacer la demanda de alimento natural y nutritivo a las personas y los
animales, de manera que el agroecosistema mantenga el equilibrio.
A causa de los productos de
la agricultura ecológica tienen una demanda creciente, algunos agricultores han
decidido volver a este tipo de cultivo, ya que el elevado precio que llegan a
alcanzar vuelve ha hacer rentables las explotaciones.
Algunos han incorporado la distribución
directa de sus producciones mediante el envío
por sistemas de mensajeria y los pedidos vía Internet.
Por ultimo quisiera hablar de los sistemas de cultivo con semillas transgénicas,
que evidentemente están dentro de la agricultura química e intensiva.
Los alimentos sometidos a
ingeniería genética o alimentos transgénicos son aquellos que fueron producidos
a partir de un organismo modificado genéticamente
mediante ingeniería genética. Dicho de otra forma, es
aquel alimento obtenido de un organismo al cual le han incorporado genes de
otro para producir las características deseadas. En la actualidad tienen mayor
presencia de alimentos procedentes de plantas
transgénicas como el maíz, la cebada o la soja.
La ingeniería genética o tecnología del ADN recombinante
es la ciencia que manipula secuencias de ADN (que normalmente
codifican genes)
de forma directa, posibilitando su extracción de un taxón
biológico dado y su inclusión en otro, así como la modificación o eliminación
de estos genes.
En esto se diferencia de la mejora
clásica, que es la ciencia que introduce fragmentos de ADN
(conteniendo como en el caso anterior genes) de forma indirecta, mediante
cruces dirigidos, se pueden realizar
mediante técnicas de biotecnología vegetal que no son consideradas ingeniería
genética, como puede ser la fusión de protoplastos.
La mejora de las especies
que serán usadas como alimento ha sido un motivo común en la historia de la
Humanidad., a. de C. ya se realizaba una mejora por selección artificial de plantas. Tras el
descubrimiento de la reproducción sexual en vegetales, se realizó el
primer cruzamiento intergenérico (es decir, entre especies de géneros distintos) en 1876.
En 1909 se efectuó la primera
fusión de protoplastos, y en 1927 se obtuvieron mutantes de mayor productividad mediante
irradiación con rayos X
de semillas.
En 1983
se produjo la primera planta transgénica. En estas fechas, unos biotecnólogos
logran aislar un gen e introducirlo en un genoma de la bacteria Escherichia
coli (E.Coli).
Tres años más tarde, en
1986, Monsanto,
empresa multinacional dedicada a la biotecnología, crea la primera planta
genéticamente modificada. Se trataba de una planta de tabaco a la que se añadió
a su genoma un gen de resistencia para el antibiótico Kanamicina. Finalmente,
en 1994
se aprueba la comercialización del primer alimento modificado genéticamente,
los tomates Flavr Savr, creados por Calgene, una empresa de biotecnología. A estos se les introdujo un gen
antisentido con respecto al gen normal de la "poligalacturonasa", enzima que
induce a la maduración del tomate, de manera que este aguantaría más tiempo
maduro y tendría una mayor resistencia.
Pero pocos años después, en
1996, este producto tuvo que ser retirado del mercado de productos frescos al
presentar consecuencias imprevistas como una piel blanda, un sabor extraño y
cambios en su composición. Aun así, estos tomates se usan para la producción de
tomates elaborados.
En el año 2007, los cultivos de
transgénicos se extienden en 114,3 millones de hectáreas de 23 países, de los
cuales 12 son países en vías de desarrollo.
En el año 2006 en Estados
Unidos el 89% de plantaciones de soya (o soja) lo eran de variedades
transgénicas, así como el 83% del algodón y el 61% del maíz.5
España ha alcanzado en 2011
un récord histórico de adopción de maíz transgénico BT con 97.326 hectáreas
sembradas, lo que representa un incremento de 20.751 hectáreas y un 27 %
respecto a 2010. El maíz transgénico representa el 26,5 % del total de maíz de
gran sembrado en el país, un 1,9 % más que el año anterior.
Aragón se ha situado como la
comunidad autónoma con mayor superficie sembrada de maíz BT con 41.368
hectáreas, seguido de Cataluña y Extremadura con 29.632 y 10.567 hectáreas,
respectivamente. Conviene recordar que el incremento de margen neto por el
cultivo de maíz transgénico en España ha llegado a los 122 €/hectárea. El 93 %
de los agricultores que sembraron maíz transgénico en 2010 reconocimos que
volveríamos a hacerlo en esta nueva campaña.
Y con esto queda acabado el
grupo de tres ponencias que he dedicado
ha hablar del mundo rural.
Nada más y muchas gracias
por vuestra atención.
Podeis dejar vuestras opiniones y comentarios si así lo deseais.
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