lunes, 16 de julio de 2012

PAQUITA CAMPOS-LOS BUENOS MODALES


Ponencia de la Tertulia del dia 14 de Julio del 2012 presentada por Paqui
PROLOGO

             Hoy voy a empezar hablando en la tertulia de las buenas maneras, la Urbanidad y la Cortesía, cosas todas ellas que para muchos de nosotros son tan lejanas como la guerra de las Termópilas o las guerras púnicas. Y espero que nadie se ofenda ni se levanten ampollas, pues cada uno de nosotros vemos a veces las formas muy diferentes a los otros.

HISTORIA
            En Egipto hace unos 2.700 años antes de Cristo, un padre dejo escrito en un papiro los importantes consejos que le había dado a sus hijos. Más o menos decían algo así como:
            Habrá ocasiones en la que seria mejor mantener la boca cerrada, para no mater la pata, no crearte enemigos y poder aprender de lo que escuches.
            Cuando comas con mucha gente no te comportes como un glotón, come despacio y de lo que tengas más cerca, porque si te inflas hasta que no puedas más serás señalado para siempre por tu avaricia y tu glotonería.
            No presumas de tu fuerza ni provoques líos con tus compañeros. Evita enfrentamientos y peleas. Resumiendo….No te metas en líos.
            Ya veis aunque sean consejos de hace 5.000 años os pueden servir todavía, parece ser que los modales no caducan.
            Los buenos modales, la buena educación solemos relacionar todas estas expresiones con el encorsetamiento, con el comportamiento de nuestros abuelos. Sin embargo, lo cierto es que la buena educación es primordial en las relaciones.
Al principio y mediados del siglo XX los hombres debían saludar a las mujeres con un besamanos y que una mujer jamás  debía auto presentarse, y mucho menos a un hombre eso se debía al protocolo que había impuesto.
Hoy en día la situación es diferente no quiere decir que ha desaparecido el protocolo, ni que pueda prescindirse del saludo, de la cortesía o de las buenas maneras.
El protocolo es hoy día el elemento básico de la comunicación, mientras que el siglo pasado se entendía única y exclusivamente como ordenamiento de las personas en función de su categoría o estamento. La diferencia es que se ha ampliado como instrumento de comunicación: es la educación, el saber estar, el sentido común, el no perder las formas ; en definitiva, lo que de forma coloquial se denomina el “buen rollo” , el respeto mutuo a quien tienes enfrente, a tu lado o por encima de ti, explican desde la Asociación Española de Protocolo (AEP).
Salvador Cardús profesor de Sociología de la Universidad de Barcelona (UAB), destaca que hemos pasado de una sociedad uniforme, con una jerarquía clara de quien era la clase dominante, a otra sociedad con la jerarquía desdibujada, con grupos sociales de origen muy distinto, y eso ha complicado el sistema para comunicar respeto. “El sentido común no funciona porque hay muchos sentidos comunes distintos para aplicar”.
Conclusión es que la crisis de buenas maneras no obedece tanto a cuestiones de tipo ético o a falta de valores como a la ausencia de referencias claras y a una mayor complejidad social. “En una sociedad donde hay familias que no tienen mesa de comedor, donde sus miembros comen o cenan en el sofá a medida que van llegando a casa, difícilmente se puede pedir a los niños que no se levanten de la mesa hasta que acaben de comer o que no comiencen hasta que todos estén servidos”.
De todos modos, que sea difícil regular un código común para todos los grupos y ámbitos sociales no quiere decir que haya que renunciar a las buenas maneras. Más bien hay acuerdo en que son imprescindibles.
El filólogo Eustaquio Barjau sostiene en (Elogio de la Cortesía) que las buenas maneras son necesarias para facilitarla comunicación con otros y como método de protección ante el continuo contacto con los demás.
Explica Barjau que las relaciones corteses propician que se mantengan una distancia entre los implicados en una relación, incluso entre iguales, que permite preservar un espacio propio y protege de la intromisión.
También Cardús reivindica la necesidad de contar con unas normas de buen comportamiento. Es preciso establecer al menos unos mínimos básicos que, aunque no sean universales si sirvan para lugares concretos, como un determinado centro de trabajo o una familia;
Porque si no hay un código de comunicación, no es que estemos ante una mayor expresión de libertad, sino de confusión.
Pone como ejemplo el uso actual del móvil, que considera enormemente mal educado.
Se produce una situación de extrema violencia cuando en una conferencia quien esta sentado en primera fila se pone hablar por el móvil.
Uno podría pensar que es innecesario verbalizar normas que digan que eso es de mala educación o que hay que apagar el móvil antes de entrar en una conferencia o reunión, porque parece de sentido común. Pero el sentido común no funciona. Lo he visto hacer a personas muy educadas, y he estado en reuniones muy formales en la que la gente contesta al móvil sin salir de la sala.
La catedrática de Ética y Filosofía de la UAB, Victoria Camps, “Dice que hemos pasado de una educación muy autoritaria a una sin autoridad y sin disciplina, por miedo  a ser excesivamente dogmático, hemos descuidado las normas de cortesía y urbanidad, pero esas normas son la base del aprendizaje moral; si no nos gustan las antiguas, podemos sustituirlas, pero debe haber unas convenciones mínimas.
Los propios términos cortesía, urbanidad, modales… son palabras en desuso. “Pero el menosprecio a las normas nos ha hecho aflojar en algo que es fundamental en educación; la coacción mediante una normativa clara  y el esfuerzo por hacerla cumplir”, subraya.
A su juicio, debe haber unas convenciones básicas – como no gritar demasiado, tratar bien a los mayores o pedir las cosas por favor- que permitan tratar a cada cual como debe ser tratado, que facilitan la convivencia cívica en las ciudades, el respeto del espacio y de las cosas publicas.
De Hecho, contempla las viejas virtudes de la austeridad, la templanza y los buenos modales como virtudes cívicas necesarias para una vida individual y colectiva civilizada y tolerante.
Camps recuerda que, aunque en la escuela ya no enseñan todas esas normas de urbanidad, siguen siendo igual de necesarias que hace medio siglo, como prueba el hecho de que algunos ayuntamientos (el de Barcelona entre ellos) hayan tenido que recordarlas – y exigir su cumplimiento bajo amenazas de sanciones- por la vía  de ordenanzas municipales.” Siempre tiene que haber una mínima coacción porque la gente no se autorregula” comenta Camps.
La catedrática de Ética y Filosofía está convencida de que esta debería ser también la línea seguir por las escuelas e, incluso por las familias: regular los aspectos de comportamiento que más fallan y unas normas básicas de convivencia.
No hace falta que desde fuera se imponga nada, pero si que cada centro establezca una mínima normativa que regule también las cuestiones más funcionales, como si se puede llevar gorra, qué se hace con los móviles, si se puede masticar chicle…, algo similar a lo que debería ocurrir en cada hogar, donde los buenos modales pueden servir para compatibilizar la espontaneidad que proporciona el ámbito familiar con el respeto exigible a los otros.Porque a la hora de relacionarse, uno no debería olvidar que la imagen que tendrán los demás de él no dependerá solo de su aspecto físico o de lo que diga, sino también de sus gestos, de su comportamiento, de sus expresiones y de su personalidad.
Saber comportarse o no en cada circunstancia dice mucho y transmite siempre una imagen de cada persona. La puntualidad , devolver un saludo, enviar a tiempo una invitación, atender de forma adecuada una llamada, escribir correctamente un email o mirar a nuestro interlocutor en vez del móvil son requisitos que no deben descuidarse.
Tú puedes ser el que más conocimientos tengas de tu profesión o carrera profesional, pero sin una buena dosis de buenos modales, puede ser que seas la persona menos querida de tu entorno.
Saber agradar, comportarse de modo correcto en cualquier situación, mostrar nuestro mejor “barniz social” puede hacernos ganar la simpatía de todo nuestro entorno.
Por eso nos preguntamos ¿Qué son los buenos modales? Saber convivir, saber agradar y saber estar, con un toque de estilo.
Según el diccionario de la Real Academia Española la urbanidad es: cortesanía, comedimiento, atención y buen modo. El diccionario de la RAE resume, perfectamente en cuatro términos todo lo que nos lleva a tener una mejor convivencia con los demás.
Ahora para terminar voy a leer un par de refranes que hablan de la cortesía, y las buenas maneras.
-Buenas palabras y buenos modales, todas las puertas abren. (Que quiere decir).Ser educado cuando se habla y cuando se actúa es muy importante de cara a los demás. Las personas educadas suelen tener menos problemas para conseguir sus objetivos.
-Cada cual de aquello que sabe, y de lo demás que calle. (Quiere decir).En las conversaciones es mejor escuchar cuando no se sabe o no se domina el tema sobre el que se habla. Puede expresar su opinión de forma breve pero no es conveniente meterse en “Jardines” de los que no puede salir sino malparado.
Por último el refrán que más me gusta.
-Lo cortes no quita lo valiente. Y de este os dejo que opinéis vosotros.

1 comentario:

  1. En los años 60 se pensaba que las normas de cortesía eran pura hipocresía, y se dejaron de utilizar para pasar, según se decía, a un trato más cercano y amigable, pero después se comprobó que a lo que se había llegado era a una falta de respeto por todo casi absoluta. Todavía continuamos en esta situación de ambivalencia donde no se sabe bien, bien, dónde están los límites, porque lo que es evidente es que para poder convivir se necesitan normas, porque sino se cae en el caos. El "por favor" y el "gracias", por ejemplo, tendrían que estar a la orden del día, entre padres e hijos, para después pasar a usarlos con la mayor naturalidad en los demás ámbitos de nuestra vida.
    ¡Salud

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