Tertulia
del sábado 21 de julio 2012-07-26
En este
sábado, como es tradicional, se hizo un resumen de la temporada de tertulias.
Se
pidieron sugerencias respecto al funcionamiento del Grupo y se recogió una
encuesta escrita, cuyos resultados serán públicos definitivamente en la primera
tertulia de septiembre. (Aunque se dio un avance de los resultados).
En
general el funcionamiento se considero correcto, y se sugirió la incorporación
de más tertulias con temas de actualidad, además de la que se hace el último
domingo de cada mes.
También
se pidió la colaboración, para que hubiera más participantes que moderaran los
tertulios.
Con un
pequeño picapica y una copita de Cava nos despedimos esperando vernos en Septiembre,
después de unas agradables vacaciones.
Los que
no pudieron asistir pueden dejar sus sugerencias en este mismo blog, en el cajetín
de la parte inferior.
Como no
se presento tema, aprovecho para publicar uno de los relatos de Olga, espero
que os guste.
Se
llama:
MI SOLDADO DE SALAMINA
Me llamo Tarik, soy de
origen Islamita y por lo tanto mi Dios es Allah, leo el Corán y creo en el
Paraíso, por lo que procuro ser un buen hombre, sano de cuerpo y de alma; pero la vida nos condiciona y tenemos que
amoldar nuestros sentimientos ante las obligaciones que el deber y el
destino nos impone.
Cuando tuve la edad marcada
por mi Gobierno para cumplir el servicio militar obligatorio me llamaron a
filas, sabía que tenía este deber con mi patria y lo asumí. Después del correspondiente entrenamiento
militar me dieron un destino, nunca creí que sería tan duro, tan al límite de mi capacidad humana; tenía claro lo que mis superiores me ordenaban, pero no tan claro si podía cumplirlo. Para contaros mis experiencias militares
es muy importante que primero entendáis
la composición del lugar, todo se basa en como se sitúa el territorio del cual
saldrá toda la problemática de mi vivencia.
Imaginar tres países fronterizos muy
conflictivos entre ellos por sus diferencias culturales y religiosas; sus lindes territoriales están pobladas de
pequeñísimos pueblos, muchos de los
cuales conviven desde siempre sin problemas entre ellos. Su vivir cotidiano era así de simple, andaban
por donde querían sin pensar ni imaginar ningún peligro. La distancia de una frontera a otra dejaba
mucho terreno libre sin control ni vigilancia;
desgraciadamente el terrorismo empezó a castigar con mucha frecuencia a
uno de los países, en este caso el mío.
Mi gobierno tomó sus estrategias bélicas, el plan consistía en colocar a
lo largo de todo el territorio que nadie controlaba a soldados estratégicamente
camuflados en pequeños zulos, separados algunos kilómetros, hasta cubrir todo el territorio.
Este destino duraría tres meses y mi misión
consistía en no dejar pasar a nadie, todos y todo podrían estar ligados al
terrorismo, las órdenes eran severas y muy claras; si no obedecía, lo pagaría muy caro. Me dejaron en el pequeño
zulo completamente camuflado para no ser descubierto por nadie, me daban la
comida para tres días, pasados los
cuales me recogían por la noche, me trasladaban a un punto “top secret” ;
durante todo el día disfrutábamos de duchas, ropa limpia, buena comida y
dormir toda una noche en una cama.
Cuando ya estaba en mi
pequeño habitáculo, solo entonces empecé a razonar y recé a mi Dios.
Qué solo estaba, apenas podía moverme y me dí cuenta que tenía
que mentalizarme y creerme la importancia de mi destino; lo asumí y esperé, vigilando todo el terreno
que mis ojos me permitían; pasaron
muchas horas sin ningún sobresalto con mi arma siempre a punto. De pronto en la lejanía se distinguían tres
siluetas, se acercaban lentamente, cogí mi arma y les encañoné esperando que se
acercaran más, eran un hombre y una mujer acompañados por un mulo cargado; yo no sabía que podría ser su carga, les
tenía a tiro pero no podía disparar, no pude y les dejé pasar, siguieron su camino
sin enterarse de mi presencia pero yo me sentía muy mal, un sudor frío me
empapaba, sabía que si mis superiores se enteraran lo pasaría mal, me debatía
entre mi conciencia y el miedo a mi castigo, rezar era mi único consuelo, el
tiempo en aquel zulo se eternizaba.
Pasaron dos días y dos noches y a lo lejos volvieron a aparecer dos
figuras; otra vez esperé, dejé que se
acercaran y cuando estaban en la trayectoria de tiro me dí cuenta que eran dos
hombres, un anciano y un muchacho muy joven , andaban sin hablarse, recuerdo
sus figuras extremadamente delgadas. Les
encañoné temblando y dispuesto a disparar,
pero tampoco pude…¿por qué se empeñaban en pasar por este
lugar?.....¿Tarik que haces?, no podrás seguir así, son tres meses, ¿cuantas
veces tendrás que soportar este martirio?.
La cabeza me estallaba y el
corazón se me salía del pecho, ¿Que debo hacer?; ¿Cuántos días tendré q sufrir esta maldita
situación?,¿Podré disparar la próxima vez?
Me volvía loco, solo pensaba
cuantos seres podrían cruzar por el territorio que yo vigilaba; mi estado anímico estaba al
límite, la inactividad, el horrible calor y el miedo a ser descubierto por mis
superiores en el incumplimiento del deber llegó al límite…. no podía más!. Ya no razonaba, siempre con el punto de mira
de mi arma en mis ojos, pero deseando que nadie cruzara por estos límites, no
deseaba poner a prueba mi capacidad definitoria llegado el momento,¿Que sería
capaz de hacer?, esperar y vigilar, no tenía otra escapatoria, pedir a Allah
que me cuidara y me iluminara en mi proceder.
Una mañana distinguí las fatídicas siluetas a
lo lejos, parecían un anciano y dos niños que imaginé de seis a siete año;
empezó mi taquicardia, la cabeza y el corazón empezaron su proceso juntos, creí
morirme, las tres siluetas se estaban acercando sin sospechar lo que el destino
les tenía asignado….. nadie podía sospechar que en aquel punto había un soldado
para impedir que pasaran y no llegaran a su destino. Les encañoné, les tuve a tiro de mi arma, pero no disparé; fué entonces cuando salté del zulo y escondido
les seguí durante un largo camino, puede que fueran unos diez kilómetros, tenía
que estar lo más lejos posible de mi punto de vigilancia, no debía darles
ninguna pista que pudiera delatar el lugar de mi zulo.
Cuando lo creí prudente salté al camino, me acerqué al anciano y antes
que pudiera reaccionar para defenderse le agarré por la espalda y le puse mi
fusil apretándole la garganta; se asustó mucho, los niños empezaron a llorar,
me gritaban cosas feas, les dije.
- Tranquilizaos no quiero
haceros daño, el abuelo decía, no mates a los niños y Allah te salvará.
Tranquilízate y escucha, ¿Sabes quien soy?
-Si, si un soldado del país
vecino
-Pués escúchame muy
atento, ¿Confiamos en el mismo Dios
verdad?
- Si señor ,si Allah
-Entonces puedes entender
que no debo ni quiero matar a ningún ser humano, no quiero ir al infierno, ahora vuelve a tu pueblo y di a las personas que os dirigen y a tu gente
que no paseis por este territorio, limitaros solo a cuarenta kilómetros a
partir de este punto; está lleno de soldados
como yo dispuestos a mataros, ¿has
entendido bien?.
- Si, señor muy bien
-No paseis por este
territorio, buscad otra frontera durante tres meses, ¿Me has entendido?
-Si, señor, Allah te salvará, yo pediré todos los días
para que Allah te dé el Paraíso, Allah te lo dará, pués tu eres bueno.
Cogió a los niños de la
mano y se fué todo lo deprisa que podía y pidiendo paz para todos los
pueblos. Cuando les perdí de vista volví
a mi escondite procurando no ser visto por nadie ; dependía de muchas cosas y
todas malas si me descubrían, unos por no cumplir sus órdenes y otros para
quitarse un enemigo q sabían les vigilaba.
Afortunadamente Allah
escuchó mis oraciones y no volvieron a pasar; nadie apareció por el lugar y yo
pude tranquilizarme hasta que trancurridos
los tres meses me cambiaron de destino.
Solo tu amiga mía conoces
este triste pasaje de mi vida, y te doy permiso para escribirla si quieres
hacerlo pero sin decir mi nombre ni mi país.
Tarik me recordó el libro tan famoso de nuestra guerra civil, cuyo
protagonista era un joven soldado, casi
un niño que tampoco pudo disparar al enemigo, le llamaban el soldado de
Salamina.
Olga Alvaro
7 Diciembre 2011