Ponencia del sábado 16 de junio de 2012, presentada por Blai
Cuando
hablamos de inteligencia artificial, lo primero que nos viene a la cabeza es la
figura de un Robot con forma humana que ha hecho popular la literatura de
ciencia ficción.
De hecho el mismo nombre de “Robot”, viene de la palabra Checa “robotnik” que significa “trabajo aburrido”.
El escritor checo Karel Capek, escribió una novela llamada “Opilek” el año 1917, En este libro, un científico inventaba máquinas llamadas robots, en alusión al hecho que se encargaban de realizar los trabajos más aburridos (al final de la obra, los robots matan a sus amos humanos y toman posesión del mundo).
De hecho el mismo nombre de “Robot”, viene de la palabra Checa “robotnik” que significa “trabajo aburrido”.
El escritor checo Karel Capek, escribió una novela llamada “Opilek” el año 1917, En este libro, un científico inventaba máquinas llamadas robots, en alusión al hecho que se encargaban de realizar los trabajos más aburridos (al final de la obra, los robots matan a sus amos humanos y toman posesión del mundo).
Lo que es bastante común en este tipo de novelas.
Fue el escritor y químico ruso, afincado en los Estados Unidos Isaac Asimov, el que a trabes de sus novelas, dio mes relevancia a los conceptos de inteligencia artificial, introduciendo palabras que finalmente han quedado en el lenguaje, algunas de ellas, incluso reconocidas oficialmente.
Como son: Robótica, Cerebro Positronico y Psicohistoria.
Su
concepto de inteligencia artificial, esta mucho más humanizado, y desde su
libro “Yo robot” que seguramente conocéis (nada que ver con el desastre de la película
del mismo nombre), introdujo el concepto de las tres leyes de la robótica que
eran la base de inicio de programación de cualquier cerebro “positronico” (palabra
que inventó, para definir un cerebro de robot) y que sin su implantación
inicial no podía funcionar.
En la actualidad han sido reconocidas por los científicos e incluso por la ONU, como normas a la hora de desarrollar la inteligencia artificial.
Estas son:
En la actualidad han sido reconocidas por los científicos e incluso por la ONU, como normas a la hora de desarrollar la inteligencia artificial.
Estas son:
1) Un robot no puede actuar contra un ser humano o, mediante la inacción, permitir que un ser humano sufra daños.
2) Un robot tiene que obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, salvo que estén en conflicto con la primera ley.
3) Un robot tiene que proteger su propia existencia, salvo que esté en conflicto con alguna de las dos primeras leyes.
Por mucho que parezcan algo utópico, el hecho de que hayan sido reconocidas ha tenido un efecto práctico, como por ejemplo que los robots que se dedican al ensamblaje de piezas de coche, por ejemplo, están obligatoriamente dotados de sensores que detectan la proximidad del hombre para evitar que estos puedan ser heridos en uno de sus rápidos movimientos.
Pero, el concepto de inteligencia artificial es mucho más antiguo de lo que nos podemos imaginar.
Si bien
las ideas fundamentales se remontan a la lógica y algoritmos de los griegos, y
a las matemáticas de los árabes, varios siglos antes de Cristo.
El concepto de obtener razonamiento artificial aparece en el siglo XIV. A finales del siglo XIX se obtienen lógicas formales suficientemente poderosas y a mediados de siglo XX, se obtienen máquinas capaces de hacer uso de tales lógicas y algoritmos de solución.
La Inteligencia Artificial surge definitivamente a partir de algunos trabajos publicados en la década de 1940 que no tuvieron gran repercusión, pero a partir del influyente trabajo en 1950 de Alan Turing, matemático británico, se abre una nueva disciplina de las ciencias de la información.
En su histórico artículo de 1950, Turing propuso que la pregunta « ¿puede pensar una máquina?» era demasiado filosófica para tener valor y, para hacerlo más concreto, propuso un «juego de imitación».
En la prueba de Turing intervienen dos personas y una computadora. Una persona, el interrogador, se sienta en una sala y teclea preguntas en el terminal de una computadora.
El concepto de obtener razonamiento artificial aparece en el siglo XIV. A finales del siglo XIX se obtienen lógicas formales suficientemente poderosas y a mediados de siglo XX, se obtienen máquinas capaces de hacer uso de tales lógicas y algoritmos de solución.
La Inteligencia Artificial surge definitivamente a partir de algunos trabajos publicados en la década de 1940 que no tuvieron gran repercusión, pero a partir del influyente trabajo en 1950 de Alan Turing, matemático británico, se abre una nueva disciplina de las ciencias de la información.
En su histórico artículo de 1950, Turing propuso que la pregunta « ¿puede pensar una máquina?» era demasiado filosófica para tener valor y, para hacerlo más concreto, propuso un «juego de imitación».
En la prueba de Turing intervienen dos personas y una computadora. Una persona, el interrogador, se sienta en una sala y teclea preguntas en el terminal de una computadora.
Cuando
aparecen las respuestas en la terminal, el interrogador intenta determinar si
fueron hechas por otra persona o por una computadora.
Su teoría es: “Si actúa de manera inteligente es inteligente.”
Turing, señaló que una máquina podría fracasar y aun así ser inteligente, creía que las máquinas podrían superar la prueba a finales del siglo XX.
Pero por esta definición, habría que definir cuales son las premisas para considerar que algo es inteligente:
Fueron
definidos los siguientes 11 puntos:
1. Tiene actitudes mentales tales como creencias e intenciones.
2. Tiene la capacidad de obtener conocimiento, es decir, aprender.
3. Puede resolver problemas, incluso seccionando problemas complejos en otros más simples.
4. Entiende. Posee la capacidad de crearle sentido, si es posible, a ideas ambiguas o contradictorias.
5. Planifica, predice consecuencias, evalúa alternativas (cómo en los juegos de ajedrez)
6. Conoce los límites de sus propias habilidades y conocimientos.
7. Puede distinguir a pesar de las similitudes de las situaciones.
8. Puede ser original, creando incluso nuevos conceptos o ideas, y hasta utilizando analogías.
9. Puede generalizar.
10. Puede percibir y modelar el mundo exterior.
11. Puede entender y utilizar el lenguaje y sus símbolos.
En los últimos años, las empresas fabricantes de ordenadores, aparte de conseguir en incremento enorme de velocidad y de capacidad de almacenaje (memoria), han estado luchando, para hacer las maquinas cada vez mes inteligentes, y cada vez mas cercanas a cumplir todas las 11 premisas anterior.
1. Tiene actitudes mentales tales como creencias e intenciones.
2. Tiene la capacidad de obtener conocimiento, es decir, aprender.
3. Puede resolver problemas, incluso seccionando problemas complejos en otros más simples.
4. Entiende. Posee la capacidad de crearle sentido, si es posible, a ideas ambiguas o contradictorias.
5. Planifica, predice consecuencias, evalúa alternativas (cómo en los juegos de ajedrez)
6. Conoce los límites de sus propias habilidades y conocimientos.
7. Puede distinguir a pesar de las similitudes de las situaciones.
8. Puede ser original, creando incluso nuevos conceptos o ideas, y hasta utilizando analogías.
9. Puede generalizar.
10. Puede percibir y modelar el mundo exterior.
11. Puede entender y utilizar el lenguaje y sus símbolos.
En los últimos años, las empresas fabricantes de ordenadores, aparte de conseguir en incremento enorme de velocidad y de capacidad de almacenaje (memoria), han estado luchando, para hacer las maquinas cada vez mes inteligentes, y cada vez mas cercanas a cumplir todas las 11 premisas anterior.
Fruto
de estas investigaciones, estoy seguro que habréis oído hablar de la
computadora “Deep Blue”, y de su hija “Deep Blue II”, que fueron capaces de ganar
jugando al ajedrez a la mayoría de grandes maestros que se atrevieron a
enfrentarse con ellas.
De todos modos, en la investigación actual, ha dejado de ser prioritario, estos tipos de maquinas, que básicamente fueron empleadas como una exhibición, y ahora se plantean nuevos retos en dos líneas muy diferenciadas.
Por un lado, las ya conocidas maquinas robóticas que complementan al hombre, en sus tareas, como son los brazos de potencia y los ensambladores de maquinaría, aunque no podríamos hablar en este caso de maquinas con inteligencia artificial, sino de maquinas especializadas en tareas determinadas.
Muy interesante en esta línea los avances en instrumental quirúrgico.
La otra línea es la de maquinas con forma humana que pueden interactuar con el hombre de forma agradable como son los robots azafata que informan y acompañan, en ferias y otros eventos.
Tambe se habla de un pequeño osito de peluche, que es capaz de reconocer hasta 300 expresiones facial humanas y que al cogerlo, te toma a temperatura la tensión y con la cámara que lleva en la nariz te hace fotografías y envía los datos al equipo medico del hospital, permitiendo hacer diagnosis a distancia.
De todos modos, en la investigación actual, ha dejado de ser prioritario, estos tipos de maquinas, que básicamente fueron empleadas como una exhibición, y ahora se plantean nuevos retos en dos líneas muy diferenciadas.
Por un lado, las ya conocidas maquinas robóticas que complementan al hombre, en sus tareas, como son los brazos de potencia y los ensambladores de maquinaría, aunque no podríamos hablar en este caso de maquinas con inteligencia artificial, sino de maquinas especializadas en tareas determinadas.
Muy interesante en esta línea los avances en instrumental quirúrgico.
La otra línea es la de maquinas con forma humana que pueden interactuar con el hombre de forma agradable como son los robots azafata que informan y acompañan, en ferias y otros eventos.
Tambe se habla de un pequeño osito de peluche, que es capaz de reconocer hasta 300 expresiones facial humanas y que al cogerlo, te toma a temperatura la tensión y con la cámara que lleva en la nariz te hace fotografías y envía los datos al equipo medico del hospital, permitiendo hacer diagnosis a distancia.
Pero,
no hace mucho leí una entrevista con el investigador de robótica de la empresa Fujitsu,
Shigeru Sasaki, una de las empresas
internacionales más avanzadas en este aspecto, y me resultó interesante su
afirmación de que:
“La robótica ha estado demasiado tiempo intentando imitar al hombre. Y eso es imposible.”
Según él, un robot, nunca será capaz de entender ciertos símbolos, la función simbólica es claramente humana.
Ponía por ejemplo que en un hombre con los brazos en cruz, un robot, vera, solamente eso, en cambio para la mitad de la humanidad se el símbolo del cristianismo.
Pero.... también añadía que el robot podrá ver muchas mas cosas que un hombre.
Y sobre todo, podrá hacer cosas mucho mejor.
No hace mucho aquí en Catalunya se hicieron pruebas de conducción automática por carreteras del Pirineo de Girona, con resultados excelentes al parecer al parecer.
“La robótica ha estado demasiado tiempo intentando imitar al hombre. Y eso es imposible.”
Según él, un robot, nunca será capaz de entender ciertos símbolos, la función simbólica es claramente humana.
Ponía por ejemplo que en un hombre con los brazos en cruz, un robot, vera, solamente eso, en cambio para la mitad de la humanidad se el símbolo del cristianismo.
Pero.... también añadía que el robot podrá ver muchas mas cosas que un hombre.
Y sobre todo, podrá hacer cosas mucho mejor.
No hace mucho aquí en Catalunya se hicieron pruebas de conducción automática por carreteras del Pirineo de Girona, con resultados excelentes al parecer al parecer.
Los sistemas de visión artificial, son de una precisión extraordinaria y la capacidad de cálculo de distancias y de aceleraciones por parte de una maquina, el hombre no será nunca capaz de igualarla.
La primera vez que se habló de trenes de metro sin conductor, los comentarios no fueron muy positivos, ahora ya hace tiempos que funcionan y todavía no ha pasado ningún incidente.
Vale que hace poco que funcionan y hacen falta más años para poder evaluar los datos estadísticamente, pero todos los accidentes en líneas de metro han sido con conductores humanos
Pero,
el hombre sigue (aunque cada cuanto menos), teniendo miedo a que los robots
acaben “*gobernando” el mundo.
Otra
cosa seria si nos planteamos si no lo harían mejor que los actuales gobernantes,
pero este es tema de otra ponencia.
Volviendo al principio, los mismos robots que describe Asimov en la saga de sus novelas “La Fundación”, añadieron una nueva ley a las tres descritas antes, se trata de la ley “0” y dice:
0) Un robot no puede hacer daño a la humanidad o, por inacción, permitir que la humanidad sufra ningún daño.
Quizás sea solo una idea utópica que se usa para escribir novelas de ciencia ficción, pero...
Volviendo al principio, los mismos robots que describe Asimov en la saga de sus novelas “La Fundación”, añadieron una nueva ley a las tres descritas antes, se trata de la ley “0” y dice:
0) Un robot no puede hacer daño a la humanidad o, por inacción, permitir que la humanidad sufra ningún daño.
Quizás sea solo una idea utópica que se usa para escribir novelas de ciencia ficción, pero...
Si unas leyes parecidas a las de la robótica fueran implantadas en nuestro cerebro “no positronico”, nada más nacer, como base de actuación futura, ¿no pensáis que el hombre viviría de otro modo, en nuestro mundo?
Nada más y gracias por vuestra atención