(A pesar de que no es un tema que hayamos tratado en la tertulia, dejo este comentario, por si alguien quiere discutirlo, antes de la siguiente ponencia)
Observando los anuncios de televisión estos días previos a la celebración de la festividad de los Reyes Magos, en los que se compraran miles de regalos, me ha parecido observar una cosa.
El anuncio estrella es una consola en la que te plantas delante y te dedicas a repetir exactamente los gestos del muñeco que aparece en la pantalla.
Este “juego”, esta anunciado hasta la saciedad, y promocionado en todos los programas de televisión que he visto de una manera machacona.
¿Qué gracia tiene?
¿Por qué disfrutamos haciendo exactamente lo que nos mandan hacer?
Si vas a un gimnasio, para hacer ejercicio, eres un bicho raro si no te apuntas a unas sesiones en las que se junta todo el mundo y a ritmo de una “música” y de los berridos de un técnico de sala.
Hay que hacer todos lo mismo y al mismo tiempo.
Después, hablaremos de la libertad, como una de los grandes logros del ser humano, y en cuanto podemos nos juntamos para hacer lo que nos mandan, llegando a la aberración de incluso obedecer a una maquinita, que por cierto nos ha costado una pasta gansa.
Ya, no quiero entrar en la moda, y en la forma de vestirnos, vamos más uniformados que un batallón del ejército, porque le apetece a una industria, que dicta lo que es, o no es “cool”.
Observas a tú alrededor y todo el mundo esta manejando un teléfono móvil, que hace de todo, y sirve para todo menos para hablar por teléfono.
Pero si no tienes uno de esos engendros, (incomodísimos, por cierto), eres un anticuado o un paria, o simplemente estas fuera de onda (analfabetos tecnológicos, creo que nos llaman).
En estas fechas hay que mandar felicitaciones con imágenes manidas, repetitivas y en la mayoría de las ocasiones empalagosas, pero si no lo haces eres un “asocial”.
Discutiremos y reivindicaremos nuestra individualidad y nuestra libertad, pero....., en realidad, actuamos como un rebaño, obedeciendo como ovejitas, bien adiestradas
Solo son unos cuantos ejemplos, pero si reflexionamos, podríamos extenderlo a casi todos los ámbitos de nuestra vida.
Siento ser aguafiestas, pero un poco de personalidad, y de rechazo a los estereotipos sociales impuestos, no nos haría ningún daño.