Los humanos siempre hemos
sentido la curiosidad de saber, de ir más allá de los límites conocidos.
Nuestros ancestros no tenían
necesidad de visados ni de pasaportes para sus desplazamientos. El ancho mundo
se extendía ante ellos. Eran pioneros en todo.
Supongo que pasado un
tiempo, algunos milenios, se cansaron de vagar y eligieron determinados
espacios para asentarse, pasaron de nómadas a sedentarios, y así muy lentamente
fueron creciendo ciudades y civilizaciones.
Se fue desarrollando el
deseo de propiedad y de pertenencia. Y se sabe que el que algo tiene, le cuesta
abandonarlo.
Salvo en los periodos bélicos
la gente se fue acomodando a la rutina cotidiana.
Rutina y aventura son
contrarias.
La palabra aventura, proviene
del latín y significa:”Las cosas que han de venir”
Históricamente, los
arquetipos de aventurero los ha proporcionado el contexto histórico (El
aventurero científico, el militar, el comercial, etc.)
Marco Polo representa el
arquetipo del aventurero comercial, fue recorriendo caminos, mezclándose con
las culturas exóticas para el, y
analizando que hacer para abrir nuevos mercados.
En la edad media, la fe movía
a peregrinos, soldadesca y caballeros, a andar por los caminos de las
aventuras.
Los Cruzados protagonizaron
grandes gestas, en el intento de conquistar al infiel. Lo hicieron, pero no
lograron convencerle.
Es una etapa histórica que ha
generado mucha literatura épica, desde la saga de libros del Rey Arturo, hasta
la búsqueda del Santo Grial.
En el siglo XV, los
conocimientos de navegación eran importantes.
Al orden mundial de aquel entonces,
comenzaba a faltarles espacio vital., por lo que gobiernos y comerciantes
financiaron a navegantes y protegieron a pitaras para abrir nuevos puertos y
nuevos mercados.
Hernán Cortes, Pizarro,
Cabeza de Vaca, Lopez de Aguirre, o Colon mismo, con Magallanes y Elcano, con
sus defectos y sus virtudes, fueron aventureros en busca de poder, inmortalidad
y de riquezas, plasmándose en la utopia de “El Dorado”, lleno de plata y oro.
Con los nuevos
descubrimientos se cartografío el Nuevo Mundo, y se despejaron los puntos vacíos
del planeta.
Los europeos, no estaban muy
interesados en Africa, al principio, pero al fallar por agotamiento la mano de
obra esclava en las Américas, se adentraron en el Africa profunda en busca de
otras fuentes de conseguir esclavos.
Los habitantes negros fueron
tratados como mercancía, y la suya si fue una gran epopeya humana (aunque no
deseada), tanto al cruzar el mar, como cuando llegaron a tierra firme.
Se han escrito libros y
realizado muchas películas respecto a este tema.
Los misioneros son el
prototipo de la aventura evangelizadora, sorteando muchos peligros para
transmitir su fe.
Livingstone, es el clásico
perdido en Africa, fue bien tratado por las tribus indígenas, y al final fue
encontrado por Stanley, periodista y explorador americano que estaba empeñado
en encontrar las fuentes del Nilo.
Se dice que al encontrase, Stanley
pronuncio la famosa frase de: "Doctor
Livingstone, supongo"
Después de la exploración de
Australia, al hombre solo le quedaba la exploración de los Polos
El Polo Norte era más asequible, en cambio el Polo
Sur tenía mayor dificultad, y allí se fueron Admunsen y Scott, compitiendo para
ver quien llegaba primero.
Admunsen, lo consiguió y Scott
murió en el intento, aunque eso no significa que tuviera menos merito.
Las montañas, sus cimas también
han sido motivo de grandes retos. Cuando no existía la aviación, se trataba de
visualizar la cumbre por aproximación. Encontrar la ruta más accesible, para la
ascensión.
En el siglo XIX, no existían
clubs de alpinismo. El Mont Blanc, fue una de las metas, después sucesivamente,
se fueron pasando de los 3000
m a los 5000, hasta llegar a la cumbre del Everest, con
sus más de 8000 m.
Los primeros en coronarlo
fueron: Edmund Hillary y Tenzing Norgay.
El Everest es un lugar de
peregrinación, es como el Camino de santiago, pero para los alpinistas más
bregados.
De tal forma, que en la
actualidad, se ha convertido en un lugar superpoblado en ciertas épocas del
año.
Pero, es esas montañas, no
se puede hacer bromas, la acción de la altura para el cuerpo humano puede ser
aniquiladora, y tan importante es subir a la cumbre como después poder bajar.
Pero el que esta dominado por
la pasion de la escalada, subir y llegar a la cumbre puede ser como una
experiencia espiritual.
El Urbanita actual, como no
caza, ni utiliza la azada,, necesita soltar su adrenalina, y quemar sus
energias, en diversas actividades de riesgo, que son un simulacro de aventura,
un juego hedonista.
El Windsurf, el Ala Delta,
el Vuelo sin motor, el Puenting, el Parapente, o la Bajada de Barrancos, entre
otras actividades, son los actuales desafíos artificiales, encargados de
generar estímulos.
Las fuerzas de la naturaleza
pueden mostrase hostiles, y la capacidad de previsión, al enfrentarse a las
circunstancias adversas distingue al pranticante experto, del principiante.
Quien busca desafíos, ha de
saber gestionar la audacia, con la prudencia, además de una buena preparación física,
la capacidad de adaptación al ambiente en el que nos encontramos y sobretodo la
serenidad y aplomo en los momentos difíciles.
A los aventureros les gusta
vagabundear, en bici, en barco, en moto, e incluso en silla de ruedas.
Necesitan vía libre, por eso
en general no tienen compromisos sociales ni sentimentales.
Para los que somos
sedentarios, nos queda el turismo organizado, o los libros de aventuras.
Los relatos son aventuras
por delegación, las peripecias que narran, nos transportan al mundo de la fantasía.,
los protagonistas siempre, se encuentran en situaciones insólitas que tienen
que superar.
Julio Verne ponía una fecha
al principio del relato, y eso le daba un toque de realismo.
Salgary (Creador de Sandokan),
le gustaba iniciar sus relatos viajando con la imaginación a la otra parte del
mundo.
D. Defoe, baso su “Robinson
Crusoe”, en un hecho real, un marinero escocés, fue abandonado en la Isla de “Juan
Fernandez” y allí permaneció 4 años en soledad, lo único que añadió de su
cosecha fue al pobre “Viernes”.
En conclusión, la vida, la
de cada uno, ya es en si mismo una aventura. Peripecias vitales no nos faltan,
en ello nada tenemos claro, ni amarrándolo desde el principio, siempre estamos:
“Viéndolas venir”
Nuestra existencia no es
como montarse en un avión y dar la vuelta al mundo en 32 horas y 44 minutos.
La mayoría hacemos planes
para que el azar no nos sorprenda, pero normalmente es como tirar los dados, a
veces la suerte va de cara y otras sale cruz.
Tener el control de nuestras
vidas, nos crea tensión, pero no tenerlo nos produce miedo
Hay momentos puntuales en
que nos ocurren cosas inesperadas.
Un viaje con problemas, pérdida
de equipaje, nos extraviamos en un lugar.
Nos parece que vamos en un barco,
que de repente hace aguas.
Parecen horas interminables,
cuando lo vivimos, pero cuando al final nos salimos con bien, exclamamos
felizmente:
“UFFFFF, que aventura”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario