martes, 23 de julio de 2013

VIDA EXTRATERRESTRE


Ponencia presentada por Blai el pasado sábado día 20 de julio






Cuando hablamos de vida extraterrestre, lo primero que pensamos es en hombrecillos verdes, en enanos cabezones, o en monstruos destructivos, tipo Alien, que es lo que la literatura y el cine  han introducido en la mitología moderna.
Pero, si queremos mirarlo desde el punto de vista cientifico la vida extraterrestre es otra cosa.


Cuando hablamos de vida, ¿sabemos a qué nos referimos?
Las funciones más elementales que se tienen que dar para que consideremos que hay un organismo vivo, son la autorreplicación, el metabolismo y la separación física del medio.
A eso se les llama funciones vitales. La célula sería el organismo vivo más simple, y un porcentaje muy grande de los seres vivos que pueblan la Tierra son organismos unicelulares. La vida consiste entonces en todos los procesos químicos que tienen lugar para que estas funciones vitales se mantengan.

La comunidad científica coincide actualmente en afirmar que las leyes de la física y de la química son universales. Según la Astrobiología, (disciplina que se encarga de la búsqueda de vida extraterrestre), esta universalidad podría hacerse extensiva también a la biología. 



Si las investigaciones realizadas en el marco de la Astrobiología, arrojasen resultados positivos, ¿cómo sería la vida encontrada en otros planetas? , ¿Serían esas formas de vida del mismo tipo que la terrícola? ¿Podría haber incluso vida inteligente en otros rincones del cosmos? ¿Qué implicaciones tendría el hallazgo de vida extraterrestre para las religiones?
Biogeocentrismo y astrobiología
Desde hace mucho tiempo, el ser humano ha soñado con la posibilidad de que haya seres vivos, e incluso seres vivos inteligentes, fuera de nuestro planeta.
Lo que en la actualidad parece ser nuevo es que tales expectativas ya no se reducen a la ciencia ficción. En los ambientes científicos no hay ya sonrisas escépticas. La búsqueda de vida extraterrestre es objetivo de investigación de una nueva ciencia, la Astrobiología (o Exobiología), a la que se dedican numerosos científicos y que cuenta con poderosos y sofisticados proyectos de investigación dedicados a encontrar huellas de vida en algún lugar del universo.

 
Durante gran parte de la historia del pensamiento, la humanidad ha sido geocéntrica: se pensaba que La Tierra ocupaba el centro del Universo. Nicolás Copérnico desde el ámbito geométrico y Galileo Galilei desde el ámbito de la mecánica destronaron este dogma que parecía inconmovible. Y hoy no produce escándalo aceptar que habitamos un lugar periférico de uno de los millones de sistemas estelares.
Pero la humanidad continúa siendo geobiogeocéntrica, esta teoría defiende la hipótesis de que el fenómeno de la vida es exclusivo de nuestro planeta y se ha generado evolutivamente a partir de los elementos no vivos en un momento muy lejano de la actualidad.
En la actualidad se barajan, dos tendencias de estudio, la creacionista, y la determinista. La diferencia estaría en que mientras que los creacionistas atribuyen el origen de la vida a Dios (incluso los que no han tenido más remedio que aceptar la evolución, a trabes de su “Diseño inteligente”), los deterministas lo atribuyen a un dinamismo natural inevitable, que explica que la naturaleza tiende por si misma a la creación de vida.
Un grupo cada vez más numeroso de científicos aboga por la hipótesis de que el fenómeno de la vida no debe ser algo exclusivo de La Tierra. Hay millones de cuerpos planetarios que pueden tener condiciones similares a las de La Tierra.
El profesor Ricardo Amils, investiga desde hace años las aguas del río Tinto en Huelva, en el que existen bacterias a pesar de las condiciones químicas adversas y que debían ser similares a las de Marte hace millones de años. 



La discusión entre las tesis  se vuelve a repetir a la hora de referirse a la posibilidad de que haya en el universo no sólo vida, sino vida inteligente.
Si aceptamos la teoría determinista, de que la naturaleza tiende a crear vida como un impulso irrefrenable, tenemos que aceptar que, siguiendo este planteamiento la aparición de vida inteligente en algún momento, es solo cuestión de tiempo
Si en la estructura de la materia hay una tendencia hacia la aparición de la vida, también habría, siendo consecuente con lo anterior, una tendencia a generar tarde o temprano vida inteligente similar a la humana. 



Desde estas tesis es desde las que se comprende la puesta en marcha del SETI (SETI es el acrónimo de “Search for Extraterrestrial Intelligence), un conjunto de antenas repartidas por todo el mundo que exploran el firmamento con la esperanza de captar transmisiones de señales radioeléctricas provenientes de posible vida inteligente, y estar dispuestos a interactuar con ella si se hace presente.
Con esta postura, es evidente que la posibilidad de existencia de vida se da por hecho, aunque la dificultad de entrar en contacto con ella es también evidente.
Si aceptamos que la naturaleza tiene una tendencia innata que la lleva a la creación de vida, ¿como se pudo iniciar esta? ¿Como se transforma la materia en vida?
Alexander Oparin en 1924, enunció teóricamente lo que demostraron 30 años más tarde Miller y Urey, en lo que se llama “Experimento de Miller”



En un matraz reprodujeron las condiciones químicas y atmosféricas que la Tierra tenía hace unos 4.000 millones de años.
Primero, vertieron agua que después calentaban y enfriaban hasta crear un ciclo como en la Tierra. Luego, introdujeron los componentes de la atmósfera primitiva de nuestro planeta: dos partes de metano, dos de amoniaco y una de hidrógeno molecular. Después, provocaron descargas eléctricas que imitaban los rayos. Al cabo de una semana vieron cómo aparecían unas sustancias nuevas de color parduzco.
Al analizarlas hallaron moléculas más complejas, precursoras de las bases nitrogenadas y los ácidos nucleicos: no se trataba de la vida, pero sí de los ladrillos de la vida. Este experimento sirvió para demostrar que la química inorgánica simple puede evolucionar hacia una química orgánica compleja. 



Esto es importante, porque demuestra que el universo evoluciona y tiende a hacerse más complejo químicamente. Y a partir aquí puede aparecer la vida.
Y en algún punto de esa evolución química, apareció en la Tierra ese primer microorganismo vivo al que los científicos llaman “Luca”, el último ancestro común de todos los seres vivos, a partir del cual arrancó toda la evolución.

El catálogo cósmico de mundos habitables

El número de planetas y satélites ajenos al Sistema Solar que los astrónomos han localizado en los últimos 20 años ya supera los 500, sólo en las cercanías de nuestra galaxia, y son diversos los criterios que los científicos proponen para determinar si estos nuevos astros son susceptibles de albergar vida, similar o muy diferente de la terrestre.
Ahora, un equipo de investigadores (del que forman parte varias universidades estadounidenses, la NASA y el programa SETI de búsqueda de vida inteligente) ha propuesto el primer sistema para clasificar estos nuevos hallazgos, y los miles que previsiblemente habrá en los próximos años. Su objetivo es tener un catálogo de exoplanetas habitables hacia los que dirigir la mirada.
El debate sobre estos criterios no es nuevo. Buena parte de la comunidad científica, principalmente en el ámbito de la Biología, considera que el mejor modelo es la Tierra y que encontrar condiciones similares a las terrestres es el criterio más adecuado para buscar vida en otros mundos.
Pero hay otro grupo, que consideran que ésta es una visión muy limitada. Consideran que lo importante es responder a dos preguntas claves:
Una de ellas es si condiciones como las de la Tierra se pueden encontrar en otros mundos, puesto que ya sabemos que aquí han servido para la vida, pero la otra cuestión es si las condiciones que hay en los exoplanetas también son susceptibles de albergar otras formas de vida, las conozcamos o no.
De ambas respuestas surgen los dos índices que proponen para hacer un 'ranking':
El ESI (Índice de Semejanza a la Tierra, por sus siglas en inglés), que describe su densidad, la distancia a su estrella o el tamaño.



El PHI (Índice Planetario de Habitabilidad), que describiría la gran variedad de elementos químicos y parámetros físicos que podrían haber permitido la vida (si es rocoso o tiene atmósfera, por ejemplo), aunque fuera en condiciones más extremas de las que existen en nuestro planeta.

Ambos índices los publican en la revista 'Astrobiology' y aseguran que son fáciles y rápidos de calcular, proporcionando un porcentaje que va de uno (que sería la Tierra) a cero, en función de las características del planeta. Para ello, utilizan un modelo matemático capaz de hacer proyecciones en las que se recogen todos los parámetros.

Los primeros del 'ranking'

Con el índice ESI, los primeros de la lista fueron los exoplanetas Gliese 581g (con 0,89 puntos sobre uno) y el Gliese 581d (con 0,74). Ambos orbitan la misma estrella.
Marte tendría 0,70 y Mercurio tambien.



Sin embargo, cuando aplicaron el índice PHI los resultados fueron algo distintos.
Pero dentro del Sistema Solar, Titán (una luna de Saturno) tiene la puntuación más alta con 0.64, seguido de Marte (0,59) y Europa (luna de Júpiter) con 0,47.
Evidentemente, este primer intento de clasificación parte de lo conocido: "Como cuestión práctica, el interés en exoplanetas va a centrarse inicialmente en la búsqueda de planeta lo más parecidos a la Tierra".
Pero, si no somos capaces de encontrar planetas lo suficientemente habitables, ¿Podría, la acción del hombre, actuar en un planeta parecido a la tierra para modificar sus características y hacerlas lo más parecidas posibles a la tierra?
Es decir: ¿podría el hombre hacer habitable un planeta, que no lo es?
A eso se le llama “Terraformación”

El primer científico en proponer un caso de terraformación fue Carl Sagan en un artículo histórico publicado en la revista “Science en 1961 con el título ·El planeta Venus”.
En dicho artículo, con los conocimientos que se tenían de Venus en aquel tiempo, Carl Sagan propuso un proceso de transformación basado en la idea de poblar las nubes altas de este planeta con microorganismos genéticamente modificados que convirtieran el dióxido de carbono (CO2), nitrógeno (N2) y agua de la atmósfera en moléculas orgánicas.
Sin embargo, después de 1661 se descubrió que las nubes de Venus son, en realidad, una solución concentrada de ácido sulfúrico y que la presión atmosférica en la superficie es unas noventa veces mayor que la de la Tierra, lo que hace que el problema de terraformación sea mucho más complejo de lo que se pensaba. A pesar de esto, el trabajo de Sagan no fue en vano pues la nueva línea de investigación que abrió fue continuada por él mismo y por otros investigadores, llegando a recibir la atención de la NASA, la cual realizó en 1967 su primer coloquio sobre la materia. Si bien los estudios relativos a la terraformación se han llevado a cabo desde entonces de forma un tanto marginal, todas las investigaciones hasta la fecha apuntan a que ésta debería ser técnicamente viable en un futuro no muy lejano.



En concreto, Marte está en la mente de muchos como mejor candidato para convertirse en el primer planeta en ser terraformado por varias razones, siendo dos de ellas sustancialmente relevantes para el desarrollo de la vida tal y como la conocemos. 




La primera tiene que ver con el agua. A día de hoy no solo se sabe que Marte tuvo abundante agua líquida corriendo por su superficie en un pasado remoto, sino que la sigue teniendo en la actualidad, si bien en estado sólido congelada bajo tierra y en las capas polares, pero disponible en cualquier caso para su uso.
La segunda razón deriva de su distancia al Sol, que es alrededor de 1.5 veces la de la Tierra. A esta distancia, Marte recibe algo menos de la mitad de flujo solar que recibe la Tierra por unidad de área, lo que aún constituye una cantidad suficiente para se pueda dar la fotosíntesis.



Si alguien esta interesado, podéis leer en este articulo como seria más o menos el proceso, que de llevarse a cabo,  tardaría cientos de años.

http://blogs.elpais.com/apuntes-cientificos-mit/2009/05/

Ahora seria necesario analizar, cuales serian las consecuencias del éxito de las investigaciones de los Exobiologos.
El descubrimiento de vida, aunque fuera microbiana en un planeta ajeno a la tierra ¿cambiaria la percepción que tenemos de nosotros mismos?
¿Las religiones y filosofías que basan su razón de ser en la existencia de un ser superior, perderían sus argumentos, si se demuestra que es la propia naturaleza la que lucha de forma continuada para crear vida?

A partir de este punto, podríamos comenzar el debate.

lunes, 15 de julio de 2013

AVENTURA Y RIESGO

Ponencia presentada por Mª Carmen el pasado sábado día 11 de Julio






Los humanos siempre hemos sentido la curiosidad de saber, de ir más allá de los límites conocidos.
Nuestros ancestros no tenían necesidad de visados ni de pasaportes para sus desplazamientos. El ancho mundo se extendía ante ellos. Eran pioneros en todo.





Supongo que pasado un tiempo, algunos milenios, se cansaron de vagar y eligieron determinados espacios para asentarse, pasaron de nómadas a sedentarios, y así muy lentamente fueron creciendo ciudades y civilizaciones.
Se fue desarrollando el deseo de propiedad y de pertenencia. Y se sabe que el que algo tiene, le cuesta abandonarlo.






Salvo en los periodos bélicos la gente se fue acomodando a la rutina cotidiana.


Rutina y aventura son contrarias.
La palabra aventura, proviene del latín y significa:”Las cosas que han de venir”
Históricamente, los arquetipos de aventurero los ha proporcionado el contexto histórico (El aventurero científico, el militar, el comercial, etc.)

Marco Polo representa el arquetipo del aventurero comercial, fue recorriendo caminos, mezclándose con las culturas exóticas para el,  y analizando que hacer para abrir nuevos mercados.
 

  

En la edad media, la fe movía a peregrinos, soldadesca y caballeros, a andar por los caminos de las aventuras.

Los Cruzados protagonizaron grandes gestas, en el intento de conquistar al infiel. Lo hicieron, pero no lograron convencerle.
Es una etapa histórica que ha generado mucha literatura épica, desde la saga de libros del Rey Arturo, hasta la búsqueda del Santo Grial.
En el siglo XV, los conocimientos de navegación eran importantes.
 








Al orden mundial de aquel entonces, comenzaba a faltarles espacio vital., por lo que gobiernos y comerciantes financiaron a navegantes y protegieron a pitaras para abrir nuevos puertos y nuevos mercados.
Hernán Cortes, Pizarro, Cabeza de Vaca, Lopez de Aguirre, o Colon mismo, con Magallanes y Elcano, con sus defectos y sus virtudes, fueron aventureros en busca de poder, inmortalidad y de riquezas, plasmándose en la utopia de “El Dorado”, lleno de plata y oro.





Con los nuevos descubrimientos se cartografío el Nuevo Mundo, y se despejaron los puntos vacíos del planeta.
Los europeos, no estaban muy interesados en Africa, al principio, pero al fallar por agotamiento la mano de obra esclava en las Américas, se adentraron en el Africa profunda en busca de otras fuentes de conseguir esclavos.
Los habitantes negros fueron tratados como mercancía, y la suya si fue una gran epopeya humana (aunque no deseada), tanto al cruzar el mar, como cuando llegaron a tierra firme.
Se han escrito libros y realizado muchas películas respecto a este tema.
Los misioneros son el prototipo de la aventura evangelizadora, sorteando muchos peligros para transmitir su fe.

Livingstone, es el clásico perdido en Africa, fue bien tratado por las tribus indígenas, y al final fue encontrado por Stanley, periodista y explorador americano que estaba empeñado en encontrar las fuentes del Nilo.
 


Se dice que al encontrase, Stanley pronuncio la famosa frase de: "Doctor Livingstone, supongo"

Después de la exploración de Australia, al hombre solo le quedaba la exploración de los Polos
El  Polo Norte era más asequible, en cambio el Polo Sur tenía mayor dificultad, y allí se fueron Admunsen y Scott, compitiendo para ver quien llegaba primero.





Admunsen, lo consiguió y Scott murió en el intento, aunque eso no significa que tuviera menos merito.




Las montañas, sus cimas también han sido motivo de grandes retos. Cuando no existía la aviación, se trataba de visualizar la cumbre por aproximación. Encontrar la ruta más accesible, para la ascensión.
En el siglo XIX, no existían clubs de alpinismo. El Mont Blanc, fue una de las metas, después sucesivamente, se fueron pasando de los 3000 m a los 5000, hasta llegar a la cumbre del Everest, con sus más de 8000 m.
 


Los primeros en coronarlo fueron: Edmund Hillary y Tenzing Norgay.




El Everest es un lugar de peregrinación, es como el Camino de santiago, pero para los alpinistas más bregados.
De tal forma, que en la actualidad, se ha convertido en un lugar superpoblado en ciertas épocas del año.
 


Pero, es esas montañas, no se puede hacer bromas, la acción de la altura para el cuerpo humano puede ser aniquiladora, y tan importante es subir a la cumbre como después poder bajar.
Pero el que esta dominado por la pasion de la escalada, subir y llegar a la cumbre puede ser como una experiencia espiritual.
El Urbanita actual, como no caza, ni utiliza la azada,, necesita soltar su adrenalina, y quemar sus energias, en diversas actividades de riesgo, que son un simulacro de aventura, un juego hedonista.

El Windsurf, el Ala Delta, el Vuelo sin motor, el Puenting, el Parapente, o la Bajada de Barrancos, entre otras actividades, son los actuales desafíos artificiales, encargados de generar estímulos.









Las fuerzas de la naturaleza pueden mostrase hostiles, y la capacidad de previsión, al enfrentarse a las circunstancias adversas distingue al pranticante experto, del principiante.
Quien busca desafíos, ha de saber gestionar la audacia, con la prudencia, además de una buena preparación física, la capacidad de adaptación al ambiente en el que nos encontramos y sobretodo la serenidad y aplomo en los momentos difíciles.

A los aventureros les gusta vagabundear, en bici, en barco, en moto, e incluso en silla de ruedas.
Necesitan vía libre, por eso en general no tienen compromisos sociales ni sentimentales.
Para los que somos sedentarios, nos queda el turismo organizado, o los libros de aventuras.
 



Los relatos son aventuras por delegación, las peripecias que narran, nos transportan al mundo de la fantasía., los protagonistas siempre, se encuentran en situaciones insólitas que tienen que superar.
Julio Verne ponía una fecha al principio del relato, y eso le daba un toque de realismo. 



Salgary (Creador de Sandokan), le gustaba iniciar sus relatos viajando con la imaginación a la otra parte del mundo.
 


D. Defoe, baso su “Robinson Crusoe”, en un hecho real, un marinero escocés, fue abandonado en la Isla de “Juan Fernandez” y allí permaneció 4 años en soledad, lo único que añadió de su cosecha fue al pobre “Viernes”.

En conclusión, la vida, la de cada uno, ya es en si mismo una aventura. Peripecias vitales no nos faltan, en ello nada tenemos claro, ni amarrándolo desde el principio, siempre estamos: “Viéndolas venir”
Nuestra existencia no es como montarse en un avión y dar la vuelta al mundo en 32 horas  y 44 minutos.

La mayoría hacemos planes para que el azar no nos sorprenda, pero normalmente es como tirar los dados, a veces la suerte va de cara y otras sale cruz.






Tener el control de nuestras vidas, nos crea tensión, pero no tenerlo nos produce miedo
Hay momentos puntuales en que nos ocurren cosas inesperadas.
Un viaje con problemas, pérdida de equipaje, nos extraviamos en un lugar.
Nos parece que vamos en un barco, que de repente hace aguas.
Parecen horas interminables, cuando lo vivimos, pero cuando al final nos salimos con bien, exclamamos felizmente:


“UFFFFF, que aventura”.




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